Arguiñano se sube a lo más alto del podio

Se le ve habitualmente por los circuitos, Karlos Arguiñano no escondió nunca su auténtica pasión por las motos una vez que salía de la cocina. Su amor por las dos ruedas lo llevó a crear un equipo, el A&GR Team, de Arguiñano y Ginés, y eligió al alemán Jonas Folger y al esñaol Axel Pons para que tratara de dejarlo en un buen lugar en el Mundial de Moto2.

En sus aspiraciones nunca, hasta el momento, estaban las de ser campeón. Incluso en esta pretemporada se ceñían a que la moto mejorara, a que el piloto se divirtiera, que luchara con los de delante en las carreras y que terminara entre los diez primeros. En 214, el alemán les regaló dos terceros puestos, en Jerez y en Italia.

Y en 2015, de un solo golpe, en el primer Gran Premio de la temporada, Arguiñano ya ha saboreado las mieles del éxito. En el circuito de Losail, un fallo mecánico de Johann Zarco permitió que Folger pasar a la primera posición a falta de tres vueltas. Y de ahí voló hasta el podio. El cocinero, que no pudo viajar a Qatar, ya había advertido de que se aprendería el himno alemán por si acaso. Ayer tuvo la primera oportunidad para demostrar que lo sabía. Peor suerte tuvo el otro piloto de la compañía, Axel Pons, pues se fue al suelo al principio de la carrera.

De reciente creación, el AGR Team nació como una gran familia. Fue Ginés Guirado, antiguo mecánico de otras grandes estrellas como Ángel Nieto, el que tuvo la ilusión de llevar un equipo. Se lo trasmitió a Arguiñano y cuando el cáncer se lo llevó, el cocinero le prometió a la familia que el sueño no iba a romperse. Además de Karlos, un jefe «de andar por casa», también trabajan dos de sus hijos: Amaya, como telemétrica, y Martín, en el «hospitality». Y aspiran a todo.