Mourinho y Ferguson durante un partido de Champions League.
Mourinho y Ferguson durante un partido de Champions League. - REUTERS
Manchester United

Mourinho sobrevive al fantasma de Ferguson

El técnico portugués salva una temporada desastrosa en el Manchester United al conquistar la Europa League

Madrid Actualizado: Guardar
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A Mourinho este año le ha salvado la campana. Cuando, después de los continuos derechazos que ha recibido a lo largo de una temporada decepcionante en el Manchester United, parecía que ya se encontraba a punto de tirar la toalla (o de ver, tumbado desde la lona, cómo otros la tiraban por él), la victoria en la final de la Europa League de ayer le ha permitido tomar un aliento que le ha mantenido con vida el tiempo suficiente para ganarse una segunda oportunidad en la entidad inglesa.

El triunfo ante el Ajax ha supuesto el mayor pico de gloria para el conjunto británico desde que Sir Alex Ferguson dejara el banquillo allá en el 2013. A partir de entonces, la trayectoria de los «diablos rojos» ha sido un vaivén continuo que pasaba periódicamente de la ilusión por un nuevo proyecto millonario a comienzos de cada temporada a la decepción ocasionada, todos los años, por la ausencia de títulos importantes.

Por ahora, nadie ha sido capaz de llenar siquiera ligeramente el vacío dejado por el mejor entrenador de la historia del fútbol británico.

A la sombra de Sir Alex

Ferguson se despidió levantando la Premier, y selló de aquella manera una trayectoria brillante en uno de los equipos más exigentes del mundo. Había dejado el listón demasiado alto. Tanto, que desde entonces parece como si el club hubiese sufrido un vahído a causa del vértigo que produjo su pérdida.

Sir Alex Ferguson besa el título de la Premier
Sir Alex Ferguson besa el título de la Premier - AFP

Tres sustitutos ha tenido y ninguno ha mantenido la estela del éxito. Todo lo contrario. El primero, David Moyes, se enfrentó a la difícil tarea de reemplazar a la leyenda, y sucumbió en el intento. Antes incluso de terminar la temporada fue sustituido por un Ryan Giggs que ejerció de entrenador-jugador. Aquel año, el club acabó fuera de puestos europeos por primera vez en 23 años. Al denostado Moyes le sustituyó el afamado Van Gaal. Los aficionados quisieron creer entonces que el peaje que tenían que pagar para volver a la cima ya había sido retribuido; se aferraron a la figura del holandés como a la de un mesías llamado para relanzar su grandeza pero acabaron igual de extraviados. En dos aciagos años, el equipo solo ganó una FA Cup.

Llegó entonces un Mourinho que venía de haber sido despedido del Chelsea. Su abultado palmarés y su porte de leyenda le sirvieron sin embargo para despertar una vez más la ilusión de una afición cada vez más disgustada. Para añadir más carne en el asador de las esperanzas, el portugués fichó nada más llegar a futbolistas de la talla de Ibrahimovic y Pogba (el más caro de la historia del club), pero pese al gran desembolso, la temporada del equipo no ha hecho más que decepcionar de nuevo. Este año el Manchester ha acabado sexto en la Premier, un puesto por detrás de la peor posición que consiguió con Van Gaal, fuera de puestos de Champions.

Su victoria de ayer, por tanto, ha servido al conjunto, y sobre todo al entrenador, para regresar tras dos años desastrosos a la competición más prestigiosa del continente. Lo han tenido que hacer por la puerta de atrás, casi de rebote, pero ese triunfo ha servido para calmar los ánimos de una hinchada que llevaba demasiado tiempo mal acostumbrada a los éxitos de la era Ferguson. Mourinho ha sucumbido al peso del legado del entrenador escocés, por suerte para él, aún le queda otra oportunidad para demostrar por qué desde Inglaterra todavía le llaman «The Special One».

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