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Messi se queja de la rodilla izquierda - AFP
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Messi estará dos meses de baja y su presencia en el clásico queda en el aire

El argentino sufre una rotura del ligamento colateral interno de la rodilla izquierda y llegaría muy justo al Bernabéu el 21 de noviembre

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Un pequeño ligamento de la rodilla izquierda de Leo Messi ha logrado deprimir al Barcelona, un club con 140.000 socios y más de 600 millones de euros de ingresos. Pero esa diminuta parte del cuerpo humano es mucho más poderosa que cualquier billete. Porque Messi es el Barça, es puro fútbol, y sin él pierde todo el mundo. El argentino sufrió ante Las Palmas una rotura del ligamento colateral interno de su rodilla izquierda y tendrá que estar entre siete y ocho semanas de baja, según el comunicado médico que hizo público el club nada más finalizar el encuentro. Un auténtico drama para Luis Enrique, al que esta temporada siempre le sale cruz. El gran objetivo es que regrese de cara al clásico del próximo 21 de noviembre.

Hasta 74.916 espectadores se dieron cita en el Camp Nou ante la visita de la Unión Deportiva Las Palmas. Ninguno de ellos, ni siquiera los pocos aficionados canarios, fue capaz de articular palabra durante unos segundos. Messi se retorcía de dolor en el suelo, prácticamente dentro de la portería de Javi Varas, y el doctor Ricard Pruna intentaba animarle. El silencio se había apoderado del estadio azulgrana, donde la tensión asumía el papel protagonista.

La "Pulga" había inventado una de sus jugadas de fantasía y al caer después de evitar la entrada de Bigas, notó algo en su rodilla. Se habían jugado cinco minutos de partido, pero el tiempo se había parado en Barcelona. Messi volvió al terreno de juego después de ser atendido, pero lo hizo caminando y con evidentes gestos de que algo no iba bien. Se probó haciendo un par de carreras, moviendo la rodilla de lado a lado, pero el dolor permanecía. Leo se giró hacia el banquillo, pidió el cambio, se quitó el brazalete y se tiró al suelo, desesperado, preocupado. Ya no se acordaba de lo que significaba lesionarse. El barcelonismo cayó a tierra con su ídolo, con las manos en la cabeza, con el terror dibujado en el rostro.

Messi fue trasladado de inmediato a la Clínica Cruz Blanca para someterse a una resonancia magnética. Además de los médicos, le acompañaba Pepe Costa, que conducía su coche. Costa es de esos personajes que nadie sabe lo que hace pero que para los futbolistas es fundamental. Es un hombro al que llorar, un rostro con el que sonreír. Pero no había sonrisas en la clínica de la zona alta de Barcelona. La imagen del argentino abandonando el edificio, cojeando ostensiblemente y con la cara muy seria, adelantaba que la lesión iba a ser de cierta gravedad. El resultado de la resonancia confirmó la rotura del ligamento y los casi dos meses de baja. El drama en el Camp Nou era de los que hacen época.

La lesión del argentino llega quizás en el peor momento para Luis Enrique y para el Barcelona. Dicen que las desgracias nunca llegan solas y el conjunto azulgrana es el mejor ejemplo. En una temporada en la que la FIFA no le deja inscribir futbolistas hasta el mes de enero, las lesiones se están cebando con la plantilla. Un completo giro de los acontecimientos respecto al último curso, en el que los jugadores del Barça tuvieron una salud de hierro.

El equipo azulgrana no atraviesa su mejor momento de juego y empiezan a surgir las primeras dudas. La ausencia de la "Pulga" sitúa a Luis Enrique en una posición de lo más delicada. "En estos momentos se mide de qué madera está hecho un equipo", decía el asturiano tras el partido. Muchos árboles tendrá que cortar ante el infernal calendario que le espera. Si la rodilla de Messi evoluciona bien y acorta algunos días su recuperación, podría llegar incluso a participar el clásico del 21 de noviembre. Sino, el gran objetivo es que llegue a tope de cara al Mundial de Clubes del mes de diciembre. Pero es toda una incógnita, ya que el argentino llevaba dos años sin lesionarse y hace nueve temporadas que no está apartado tanto tiempo de los terrenos de juego. El futuro del Barça es de lo más incierto.

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