El Barça pierde a Messi y tiembla

El Barcelona llegó asustado tras la humillación de Vigo y jugó con miedo los primeros instantes del partido. En el minuto tres, Bartra le puso un muy buen balón a Messi, que no pudo aprovechar, y entonces sí que el miedo se instaló definitivamente en el estadio, cuando el argentino quedó estirado en el suelo doliéndose de su rodilla. Silencio tenso en la grada hasta que cuando el doctor Pruna hizo el signo de aprobación con el pulgar, todos quedaron aliviados. Pero duró poco la alegría recobrada porque Messi no pudo continuar y fue sustituido por Munir.

El Barça quedó descentrado y la grada sumida en la inquietud por el alcance de la lesión de su astro. El doctor Pruna entraba y salía del vestuario, sin dar explicaciones a Luis Enrique y sin que éste se las reclamara.

El Barcelona se disolvía en su dominio estéril. Ningún remate a puerta y ya era el minuto 18.

El Las Palmas intentaba aprovecharse de la incertidumbre en el ambiente; y en el 20 Ter Setegen detuvo el primer chut, mediocre, del partido. El Barça jugaba como si estuviera pensando en otra cosa, hasta que en el minuto 24, en una bella jugada, Luis Suárez remató de cabeza un estupendo centro de Sergi Roberto y marcó el primer gol de los locales. Al mismo tiempo, gracias al periódico Sport, supimos que Messi estaba siendo trasladado a un centro hospitalario para realizarle las pruebas necesarias.

La cosa era de una vulgaridad extrema, y la hora y su profundo desinterés invitaban a la siesta. Son este tipo de partidos que es imposible no preguntarse por qué tienen que jugarse; lo mismo que nunca entenderé a quién se le ocurrió grabar aquel disco de Julio Iglesias sobre los tangos, siendo capaz Julio de hacer cosas tan hermosas como su último trabajo, México, que acaba de presentarse. Magníficas canciones magníficamente interpretadas.

El Barça estaba triste y el Las Palmas lo intentaba al contraataque. Llegó el descanso sin que a nadie le importara. La zozobra se palpaba en el Camp Nou. Sin noticias de Messi, en lugar de hablar, murmurábamos.

También el fútbol puede ser gélido, como una esposa pisoteando tus pequeñas gracias. El Barça había marcado el gol en su única llegada. A cambio de haber ofrecido tan poco, podía considerarse estupendo el resultado.

La segunda parte empezó algo más inspirada, con un poco más de movimiento en las dos áreas. Un poco más de ambición, un poco más de ritmo en las transiciones, como si el Barça deseara marcar un segundo gol para olvidarse de una vez del partido y concentrarse en Messi y en lo que los médicos le diagnosticaran.

Y es lo que Luis Suárez hizo en el 53, tras un centro de Munir y un elegante dejarla pasar de Busquets. Disparó con fuerza e intención para conseguir un soberbio tanto.

Messi salía del hospital con cara de preocupación y tras habérsele practicado una resonancia magnética, justo en el instante en el que Alcaraz intentó frenar con la mano una acción de Suárez en el área. Penalti claro que claramente falló Neymar, en lo que pareció un homenaje a su compañero lesionado. Messi llegaba de vuelta al Camp Nou con el primer pronóstico de ocho semanas de baja. Podría perderse el clásico. Marcó Viera para el Las Palmas tras un balón perdido por Mascherano.

Pocos partidos pasaron tan desapercibidos como el de esta tarde. Nada de lo mundano importa cuando a los genios les pasa algo.