Pau Gasol, junto a la estatua de Michael Jordan en el United Center
Pau Gasol, junto a la estatua de Michael Jordan en el United Center - Ignacio Gil
NBA

Pau Gasol: «Ojalá pueda dejarlo cuando yo quiera y no por estar acabado»

Ha recuperado la sonrisa en Chicago, donde atiende a ABC inmerso en el sueño de lograr su tercer anillo de campeón

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Es día de descanso para los Bulls, pero no para Pau Gasol. Recuperado su estatus de estrella en una temporada de ensueño para él, el español no tiene un minuto libre. Un compromiso con la franquicia le obliga a llegar tarde a su cita con el fisioterapeuta y todo ello retrasa su encuentro con ABC. Se disculpa nada más aparecer por la puerta. Educado y profesional. Su rostro denota cansancio antes de encarar la parte final de la temporada, pero está feliz. Vuelve a luchar por el anillo y ha olvidado los problemas de su última etapa en Los Ángeles. Sonríe.

-¿Se acuerda de su primer día en la NBA cuando llegó a Memphis?

-Ufff (duda). Recuerdo bien la noche del draft, pero del primer día que llegué a Memphis me cuesta más.

Me acuerdo que cuando entré por primera vez en el pabellón, que por entonces era «La Pirámide», me senté yo solo en las gradas.

-¿Qué pensó en aquel momento?

-Que estaba en mi nueva casa y que tenía un gran reto por delante. Pensaba también en la ilusión con la que lo afrontaba y que estaba cumpliendo un sueño que tantas veces había tenido de niño.

-Aquel niño alto y delgaducho que tenía complejos, ¿cuánto tardó en quitárselos en la NBA?

-Tardé un poco, hasta que me dieron la oportunidad de jugar más minutos y con más continuidad. Recuerdo que fue un poco de casualidad, porque en el entrenamiento de tiro se lesionó de manera fortuita Swift, que era el titular, y eso me dio más minutos en la cancha y ahí comencé a soltarme y a perder los miedos. Al principio tenía mucha tensión, salía del banquillo con nervios y no me acababan de salir bien las cosas, pero a partir de ese partido todo comenzó a funcionar.

-Y empezaron a llegar los reconocimientos, las victorias, los anillos, los Partidos de las Estrellas… ¿Se lo imaginaba?

-Estoy viviendo una carrera privilegiada, sin duda alguna. He tenido mucha suerte, pero he trabajado muy duro para conseguirlo. Las cosas no vienen solas y no te las regala nadie, pero es cierto que estoy viviendo una carrera de ensueño. He conseguido cosas inimaginables, insoñables, así que estoy muy contento. Muy feliz de cómo me han ido las cosas, de lo que he crecido durante todos estos años y de lo que aún estoy disfrutando también en esta nueva etapa en Chicago.

-¿Vio la nieve alguna vez cuando vivía en Los Ángeles?

-Qué va… Imposible.

«Las duras declaraciones tras mi llegada a Chicago las recibí con los brazos abiertos»

-Entonces, ¿ha sido más duro el cambio climático con Chicago o la adaptación al equipo?

-(Risas). Seguro que ha sido más complicado acostumbrarme al frío que al equipo. Al final, jugar al baloncesto es algo que llevo haciendo muchos años y venir a los Bulls es una situación que yo he elegido, que me ilusionaba mucho y en la que creo. Así que por ahí, no ha sido difícil, al contrario.

-¿Después de lo que pasó en su última etapa en Los Ángeles, ha sido como empezar de cero otra vez?

-No, no es empezar de cero. Es un proceso de ajuste y de aprendizaje. De conocer otras rutinas, otros compañeros, sistemas nuevos… Son muchas cosas, pero cuando estás convencido de que lo que has elegido es lo mejor y lo haces todo con energía, positivo, con ganas, todo es mucho más fácil.

-¿Qué falló al final en los Lakers?

-Muchas cosas.

-¿Achacables a Pau?

-Algunas sí, claro. Tuve muchos problemas de lesiones. Antes de pasar por el quirófano, las rodillas me limitaron mucho en la que fue mi peor temporada estadísticamente hablando y luego tuve los problemas de vértigo, me rompí la fascia plantar... Fueron dos años complicados. Las lesiones son parte del deporte, pero no fue lo único que hizo que mi última época en Los Ángeles no fuera como hubiera deseado. Hubo otros factores externos, lejos de mi mano, que también influyeron.

-¿Le da rabia que esa etapa en los Lakers no haya sido incluso mejor?

-Mi paso por Los Ángeles fue tan positivo y tan mágico durante los primeros años -con dos anillos ganados y la posibilidad de luchar por otro-, que si luego he tenido que pasar un final complicado lo doy por bueno. Al final piensas que si tienes que tener un par de años malos por haber vivido la gran aventura del principio, pues bienvenidos sean. Lo que pasé allí ha sido maravilloso y muy beneficioso para mi vida posterior.

-En Chicago ha encontrado confianza, ¿lo es todo?

-Sí claro. Pero no solo por parte del entrenador. Es importante que la franquicia tenga confianza en ti y que los compañeros la tengan. Que te den seguridad y te den estabilidad. Son factores que te ayudan a estar centrado, a hacer tu trabajo mejor y aquí sin duda los estoy recibiendo.

«Mi paso por los Lakers fue tan positivo, que doy por buenos esos dos años malos al final»

-¿Qué hace diferentes los Bulls?

-Somos un equipo con potencial, con una mezcla de juventud y veteranía importante. Un equipo que tiene muchas armas y es muy equilibrado y que aún no ha llegado a su mejor momento. Todo eso, me ilusiona.

-¿Se nota tanto la mística de Jordan y los anillos cuando uno está dentro de esta franquicia?

-No tanto. Se nota que es historia de la franquicia y siempre estará ahí. Algo sí que percibes, pero no es una cosa que te afecte en el día a día.

-Los Bulls recibieron muchas críticas cuando le ficharon. Decían que se hacían con un jugador acabado. ¿Qué se le pasaba por la cabeza al escuchar eso?

-Se lo agradezco mucho, porque cuando escuchaba esas declaraciones lo único que me pasó es que me motivé más. Recibí sus palabras con los brazos abiertos. Está claro que habrá un momento en mi carrera en el que ya no podré estar a este nivel. Ojalá que pueda dejarlo cuando yo quiera y no por estar acabado.

-¿Siente que le queda mucho o poco para ese final?

-Tú conoces tu cuerpo, pero el ser humano es tan mágico que a veces es capaz de superar adversidades que no esperas. El cuerpo no siempre reacciona igual. Yo lo único que puedo hacer es trabajar para estar lo mejor posible. Sé que mi cuerpo es mi herramienta de trabajo, el que me permite hacerlo bien en la cancha. ¿Hasta cuándo? No lo sé. Confío en que pueda ser algunos años más, pero sobre todo, que sean años de calidad y de disfrutar con los compañeros.

-Uno de ellos es Mirotic. Hábleme un poco de él.

-Estoy muy contento por él, por su contribución al equipo, por cómo ha evolucionado a lo largo de la temporada y por su ética de trabajo. Él ha estado preparándose para estar listo cuando llegara la oportunidad de jugar más minutos y así ha sido como ha conseguido la continuidad. Ya sabíamos que era un jugador con talento, que había demostrado su calidad en Europa, pero siempre está ahí la duda de si podrá mostrarlo aquí, en una liga más intensa y física. Con él no ha habido dudas. Lo está haciendo fenomenal. Este último mes, en concreto, creo que está siendo impresionante.

«Lo que está haciendo Mirotic en una franquicia como los Bulls tiene mucho mérito»

-¿Le recuerda un poco a aquel Pau que llegó a la NBA en 2001?

-Es un poco más mayor que cuando yo llegué a Memphis. Además, aquella era una franquicia nueva en la ciudad, en un lugar muy diferente a Chicago -ni mejor ni peor, pero distinto- y por eso la situación no es exactamente igual. En lo que sí me veo reflejado es en la ilusión que tiene desde el principio y en lo bien que nos fue a los dos en ese primer año. Pero aquellos Grizzlies eran un equipo en reconstrucción y este es un equipo muy sólido, con jugadores de mucha calidad…

-¿Eso le da más mérito a Mirotic?

-En parte, sí. Hacerse hueco y demostrar este nivel en un equipo como los Bulls, le da un mérito especial. Seguro.

[Siga leyendo aquí la segunda parte de la entrevista a Pau Gasol]

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