Manu García posa con dos cinturones de campeón
Manu García posa con dos cinturones de campeón - ABC
Artes Marciales Mixtas

Manu García, el pionero del «valetudo» en España

El luchador oventense cerrará su trayectoria profesional a los 44 años en el Bellator 158 en Londres

Madrid Actualizado: Guardar
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Hay luchadores cuyos méritos no son proporcionales a su proyección mediática y que, con un recorrido profesional de una extensión encomiable, su carrera parece haberse diluido en el inexplicable y eterno anonimato. Un ejemplo es Manu García (Oviedo, 1972), que a sus 44 años, ha encontrado un broche de oro a medida para cerrar su trayectoria de casualidad (pues estaba retirado): pelear frente a Alex Reid en el evento 158 de Bellator, una de las organizaciones más importantes del mundo de artes marciales mixtas tras el UFC, donde compartirá cartel con la estrella emergente Michael «Venom» Page, entre otros.

Hace cinco años, el artista marcial ovetense tuvo un serio contratiempo en su vida: la necesidad de operarse por artrosis en la cadera.

En un principio se temió que no pudiera volver a caminar y que quedara en silla de ruedas. Un duro varapalo para Manu García, cuya vida siempre ha girado en torno a los deportes de contacto. Pero los luchadores están hechos de otra pasta. La operación fue un éxito y, tirando de ese innato alma guerrera, a los cuatro meses estaba peleando en Inglaterra. Hace tres años decidió poner fin a su etapa profesional con un combate de retirada en Asturias. Por eso, cuenta que la pelea ha llegado «un poco por casualidad». Pese a todo, poco tiempo duró en el retiro oficial, pues el año pasado luchó dos veces, una en Alemania y otra en Estonia.

El próximo 16 de julio, se encerrará en la jaula con Alex Reid, un peleador de gran prestigio en Inglaterra y actor reconocido, que cuenta con una experiencia dilatada y que entrena en la cuna de campeones del «London Shootfighters», pero que lleva unos años inactivo. «Yo creo que me eligieron porque soy un veterano y saben que no estoy en mi mejor momento. Mi rival lleva cuatro años parado y necesitaba a otro que estuviera también fuera de competición», explica el oventense. Pese a que pueda parecer una pelea un tanto light, promete ser una batalla con la intensidad que ambos protagonizaban antaño. «En su momento era un tío muy duro que hacía grandes guerras dentro del ring. Voy a prepararme para encontrarme al mejor Reid». La cuenta atrás ya ha comenzado, y viajará hasta Brasil para preparar a fondo el combate. A su regreso, hará esparring con Rafael Silva, que estará en su esquina durante el evento.

Pero para llegar hasta el Bellator 158, Manu García ha tenido que dar muchas vueltas por el mundo. Nacido en Asturias, con 5 años comenzó a practicar judo. Solo tres años después, ya estaba midiendo sus capacidades con otros niños de su tierra. Luego vino el kárate y, más tarde, el kickboxing y el muay thai. Él, que siempre ha sido un enamorado de las artes marciales y, por ende, de Bruce Lee y sus métodos, viajó hasta los Estados Unidos para conocer las diferentes disciplinas. Allí conoció un estilo que le llamó ciegamente la atención: el «jeet kune do». En él, se combinaba la lucha en el suelo con artes espectaculares del golpeo en pie. En la «tierra de las oportunidades» fue donde vio por primera vez algo que le marcaría la vida: los primeros vídeos de la familia Gracie (Helio, el patriarca, fue el inventor del jiu-jitsu brasileño).

Su curiosidad por este arte terminó de explotar. Y decidió introducirse en la Academia Gracie, donde entrenó y, sobre todo, aprendió del que fuera uno de sus mentores: Royce Gracie. Manu García actuó en más de una ocasión como esparring para que esta leyenda de las artes marciales mixtas preparase sus combates en el Pride (PFC) –competición paralela a UFC que se desarrollaba en un cuadrilátero en Japón–, «hacíamos mucho kimono», relata. Con todo lo aprendido en los veranos por los Estados Unidos, retornó a España con una idea en la cabeza: importar los eventos de «valetudo» brasileños. Y así lo hizo, con la única diferencia de que las manos estaban cubiertas por unas guantillas.

En 1995 se llevó a cabo el primer torneo de este tipo. «Organicé este evento y lo gané. No había pesos y los rivales eran de mayor tamaño, pero no me duraron mucho. De hecho, la final la gané a un marroquí de 120 kilos, pero claro, la ventaja era grande con ellos porque venía de EE.UU. con conocimiento que aquí nadie tenía. Les llevaba al suelo y no sabían moverse», cuenta el luchador, que por aquella época colaboraba con la revista Cinturón Negro y elaboraba artículos y vídeos de instrucción en esta disciplina. Es, de hecho, el pionero en traer el extinto «valetudo» brasileño a España, antecesedor de las actuales artes marciales mixtas, cuando aquí todavía era un gran desconocido.

Pero, debido a la escasa proyección mediática de este deporte en esa época, Manu García ha pasado inadvertido para mucha gente. Hasta ahora, que ha vuelto a saltar a la palestra con su combate en Bellator. «Introduje el sistema del valetudo en España y estoy un poco decepcionado porque la gente joven de hoy en día no me conoce y me siento un tanto apartado. Nunca se me ha agradecido el trabajo que hice», confiesa. Además, cuenta que muchas veces se le ha criticado: «En España me dicen que hay mejores luchadores que yo, pero es que yo lo sé. Cómo no los va a haber si estoy en la cuesta abajo de mi carrera. Eso sí, soy de los pocos que pueden decir que han ganado una pelea en Estados Unidos contra un americano». El ovetense estuvo cerca de firmar contratos en su momento con UFC y Strikeforce, pero por diferentes discrepancias nunca llegó a formar parte de la mejor organización del mundo.

Con un marcado acento asturiano, el peleador que ha hecho las veces de promotor e incluso de manager, no tiene reparos en realizar una feroz crítica a la gestión de los profesionales que se encargan de las trayectorias de los luchadores españoles: «Muchos promotores y managers solo están pendiente de su 20 por ciento. He visto luchadores que podrían estar en el UFC peleando contra los mejores, pero los encargados de gestionar sus combates les llevan a pelear con luchadores con unos récords increíbles solamente para llevarse su comisión y les fastidian la marca y, claro, luego no pueden entrar en los grandes eventos por tener derrotas pese a que existen peleadores con mucho nivel y talento». Y añade que «la gente debería preguntarse por qué hay una persona de 44 años peleando en Bellator y solo hay un chico (Wasabi) en el UFC. Igual es nuestra culpa y tenemos lo que merecemos».

Con todo, este guerrero insaciable, cuyo ídolo confiesa que es Rickson Gracie, no piensa nunca abandonar jamás este mundo. «Las artes marciales me han aportado principios en la vida y disciplina. No entiendo mi vida sin ellas. Es una lucha constante por mejorarme a mí mismo como persona. Siempre estaré vinculado». Por el momento, Londres le espera para poner el broche de oro a una carrera llena de victorias y derrotas, de sacrificios y buenos momentos. El alma guerra nunca se pierde. Está claro que la vida es lucha. Y que la lucha da la vida.

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