Carbonell y Klamburg, quintas

Ona Carbonell y Paula Klamburg abían que tenían que limar ciertos aspectos en su coreografía. Lo hicieron en la final, pero no alcanzó para arañar el podio, tan reñido en este Mundial como lo estará, previsiblemente en los Juegos de Río 2016. Porque a Rusia, que esta vez ejerció de lo que es: de otro planeta, se le está acercando China. Y por detrás: Ucrania, fantástica la pareja del dúo libre que lloró de felicidad al encontrarse con una nota que superaba a Japón y le arrancaba del podio.

Competitividad también por la cuarta y la quinta plaza, la que se llevó España aunque con mejora de la puntuación con respecto a la preliminar. Un quinto puesto, dos por debajo de Barcelona 2013, pero con aspiraciones a podio porque apenas se quedó a poco más de un punto.

es el que tratarán de buscar Carbonell y Klamburg en este año que queda antes de Río. La técnica la tienen, saltan al agua con un ejercicio con muchísima dificultad y su expresividad, aunque en esta ocasión roce el pánico, son marcas inherentes al ADN de la natación sincronizada española.

Miedo, terror, pánico. Sinónimos de una coreografía en la que Carbonell y Klamburg se encuentran, se rehúyen, se buscan, se persiguen, se atraen. Los gritos y los gestos acompañaron a un buen ejercicio, aunque también hubo algún error evidente, pues nadaron, en ocasiones, demasiado separadas.