Carbonell recupera con autoridad su plata mundial

Eléctrica, desgarradora y contundente en sus movimientos, Ona Carbonell aterrizó en en el Mundial de natación de Kazán con un secreto bajo el brazo que ha desplegado en todo su potencial. Su «Réquiem por un sueño» atrapó por la piel y también por las entrañas a los jueces y al público y consigue la primera medalla de la delegación española en la competición.

Una plata que significa mucho más que el segundo puesto. Porque a los cambios generacionales y el resurgir de países como China, Japón o Ucrania, Carbonell mantiene su estatus mundial. Y sube un escalón de calidad con respecto al bronce de Barcelona 2013, un golpe sobre la mesa y una advertencia a aspirantes a su puesto. Además, su puntuación, 93.1284, araña milésimas en la distancia con Rusia.

Imperial como siempre en su oro, Svetlana Romashina se disfrazó de «Pretty Woman» para bailar con una impecable técnica un ejercicio lleno de energía.

No obstante, Carbonell puede dar clases de elegancia a la rusa. En su «Réquiem» recogió los acordes de Clint Mansell y los dibujó sobre el agua con unos movimientos llenos de fuerza, toda la que ha adquirido este duro invierno, y unos cambios de ritmo que se convirtieron en escalofríos en los jueces. Si por la mañana ya partía con la segunda mejor nota, aumentó décimas en la final de la tarde. Un impulso que se le escapó por los ojos al recibir la noticia de que se acercaba a Romashina, de que mantenía a raya a Wenyan Sun, de que sigue siendo la segunda mejor nadadora del mundo.