CRÍTICA DE TEATRO

«La ramera de Babilonia»: mujeres incorrectas

El teatro Lara presenta esta obra escrita y dirigida por Ramón Paso

Una escena de «La ramera de Babilonia» Teatro Lara

JUAN IGNACIO GARCÍA GARZÓN

Repito cuando toca que la sátira es muy necesaria para la higiene social, un espejo que acentúa las verrugas y deformidades del mundo en que vivimos para superarlas –y a ser posible contribuir a corregirlas– con la risa crítica como combustible. El humor, escribe Ramón Paso en el programa de mano de esta combativa función, no le gusta al autoritarismo porque «es un disolvente que actúa contra el Mal mostrándolo como lo que es en realidad: un cúmulo de miedos, supersticiones e inseguridades». Por eso, abre la manguera de la sátira para arremeter contra esa « nueva inquisición » o «suerte del puritanismo al más agresivo estilo calvinista» que enarbola el rasero de la corrección política como mascarón de proa de la «intransigencia religiosa y social» empeñada en « reprimir la libertad de expresión ».

«La ramera de Babilonia» (***)

Autor y director: Ramón Paso. Iluminación: Pilar Velasco. Vestuario: Sandra Pedraz Decker. Intérpretes: Ana Azorín

Inés Kerzan

El autor y director, bisnieto de Jardiel y nieto de Alfonso Paso , evoca en el título del montaje la imagen de la ramera de Babilonia , ese personaje del libro del Apocalipsis que cabalga montado sobre la bestia de siete cabezas y que ha sido interpretado, según las épocas, como metáfora de la Jerusalén terrenal, el imperio romano o, para Dante , Savonarola y Lutero , entre otros, la iglesia católica corrompida. Paso critica precisamente el papel otorgado por la iglesia a la mujer a lo largo de su historia y de paso, partiendo de la idea traviesa de que el primer regalo de las mujeres a los hombres fue la manzana como signo de rebelión contra las normas impuestas, celebra la sexualidad femenina desinhibida y risueña, y aplaude a las mujeres que piensan y deciden.

Sobre esos cimientos ha construido un espectáculo procaz , ingenioso, de un humor radical (ofensivo para creyentes también radicales) y muy divertido, una especie de auto sacramental sacrílego, como proclaman las actrices que lo interpretan, y que está estructurado como una dinámica sucesión de cuadros con aire de cabaret berlinés, entre los que hay algunos descacharrantes, como el encuentro entre Eva y Lilith , esa primera mujer bíblica que abandonó el Paraíso por propia iniciativa debido a que, al parecer, no le gustaba que Adán yaciera sobre ella y propuso intercambiar posiciones. Quizás le vendría bien algún recorte a esta función de casi dos horas de duración y que Ana Azorín, Inés Kerzan, Ángela Peirat y Elisa Pelayo interpretan estupendamente, con entusiasmo y acierto gestual, en una clave que combina la inocencia pícara y la agresividad impostada.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación