José María Pou, en primer término, en el papel de Sócrates
José María Pou, en primer término, en el papel de Sócrates - Jero Morales

José María Pou encarna a Sócrates en una obra escrita y dirigida por Mario Gas

La producción, estrenada en el pasado festival de Mérida, llega a las Naves del Español, en Matadero

Madrid Actualizado: Guardar
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El nombre de Sócrates remite a la antigüedad clásica griega, a un tiempo en el que el teatro era parte fundamental de la sociedad. Sin embargo, su figura no ha sido casi nunca carne teatral. El festival de Mérida y el Grec barcelonés propiciaron el verano pasado una producción en la que Mario Gas, en su doble papel de autor (junto a Alberto Iglesias) y director, abordaba los últimos días del filósofo griego. La producción, en gira desde entonces, llega hoy a las Naves del Español, en Matadero. Su protagonista es José María Pou; le acompañan Carles Canut, Amparo Pamplona, Pep Molina, Alberto Iglesias, Ramón Pujol y Guillem Motos. La escenografía es de Paco Azorín, el vestuario de Antonio Belart y la iluminación de Txema Orriols.

La obra, titulada «Sócrates, juicio y muerte de un ciudadano», se centra en el proceso que se siguió contra Sócrates, a quien se acusaba de corromper a la juventud, de no creer en los dioses de la Atenas del siglo V a. C. y de proponer nuevos dioses. Tras aquel juicio, Sócrates fue condenado a quitarse la vida con la ingesta de cicuta. Textos de Platón, Jenofonte, Diógenes, Laercio y Aristófanes han servido para la dramatización de la obra, que según José María Pou «habla más del ciudadano que del filósofo». «Y es -añade- todo un privilegio poder decir frases como las que digo en la función, que parecen haber sido escritas o dichas para ser recibidas por el público actual».

«Cualquier texto que no hable de nosotros ahora -profundiza Mario Gas- es una pieza de museo; el teatro ha de ser siempre contemporáneo». El director del espectáculo define la función como «un cocido», elaborado a partir de los textos de los distinos autores. «Sócrates no escribió jamás una sola palabra -continuá el director. Sin embargo, la filosofía griega se divide y se estudia, habitualmente, en dos partes: los presocráticos, y Sócrates y los grandes filósofos posteriores. No cabe la menor duda de que Sócrates es una figura fundamental del pensamiento occidental. Su aura sigue proyectándose a través del tiempo hasta nuestros días. Su búsqueda de la verdad, su indagación, mediante el diálogo, sobre la moral, la honestidad, la justicia, el conocimiento del hombre lo convierten en un ser singular y, por supuesto, en un ser peligroso para cualquier tipo de hipocresía, ya sea individual, colectiva o incluso estatal y… democrática».

Un espacio prácticamente desnudo, con unas bancadas que tratan de recordar un ágora público, envuelve la función, que es, dice Mario Gas, «teatro de palabra, teatro dialéctico que invita a la reflexión al público». «Brecht está presente -añade Pou- en la concepción del espectáculo, con una estructura didáctica; pero no es un teatro pesante».

«Sócrates, juicio y muerte de un ciudadano», cuenta José María Pou, «viene a reflexionar sobre las ventajas e inconvenientes de las democracias, y sobre los peligros de la inestabilidad; de aquellos que quieren cargarse la democracia y de aquellos que son víctimas de democracias malentendidas. Muchas de esas cosas están en el texto, que critica cosas como la corrupción, la ocultación o la partitocracia, algo muy antiguo».

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