Una escena de la obra
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CRÍTICA DE TEATRO

«Cuatro corazones con freno y marcha atrás»: Jardiel para una noche de verano

Gabriel Olivares dirige la producción al aire libre de la obra de Jardiel Poncela en la terraza del Galileo

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Jardiel y Mihura han convertido en costumbre alternarse cada año en los Jardines del Galileo. Y la verdad es que al aire libre funcionan muy bien sus comedias ingeniosas y bien construidas, amasadas con humor inteligente y de alcance menos liviano de lo que su envoltura jocosa puede desvelar al primer vistazo. Este verano le toca turno a Jardiel y sus «Cuatro corazones con freno y marcha atrás», pieza que cuando se estrenó en mayo de 1936 se llamaba «Morirse es un error», pues el autor tuvo que cambiar el título original que le parecía largo al empresario Arturo Serrano. Después de la Guerra Civil, el título de sustitución no era muy apropiado y se recuperó el primero, que es mejor.

«Cuatro corazones con freno y marcha atrás» (***)
Autor: Enrique Jardiel Poncela. Dirección: Gabriel Olivares. Escenografía: Marta Guedán. Vestuario: M. Guedán y Claudia Pérez. Iluminación: Carlos Alzueta. Intérpretes: César Camino / Álex Cueva , Patrick Martino

Tiempo, amor, dinero y muerte son, nada más y nada menos, los cuatro palos de la baraja de esta comedia en la que la soñada inmortalidad termina pesando a los protagonistas como una losa. Jardiel despliega en ella su humor paradójico para reírse de los clichés sociales y la cierra con un final inspiradísimo. Gabriel Olivares la sirve con aliño de canciones y coreografías en una plataforma rodeada de público por los cuatro costados. Un montaje ligero y animado, con soluciones escenográficas ingeniosas y un reparto bien ajustado en clave jardielesca.

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