Marcel Borrás, como Fígaro
Marcel Borrás, como Fígaro - Teatre Lliure
CRÍTICA DE TEATRO

«Las bodas de Fígaro»: Feliz cumpleaños Lliure

La institución catalana celebra sus cuarenta años con este histórico montaje que dirigió Fabià Puigserver y ha remontado Lluís Homar

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Celebra su cuadragésimo cumpleaños el Teatre Lliure recuperando uno de sus montajes emblemáticos, «Las bodas de Fígaro», que resume el entusiasmo, la calidad, la elegancia, la hondura y la gracia consustanciales a la trayectoria de la respetada factoría teatral catalana. Estrenada en 1989 bajo la batuta del gran Fabià Puigserver, se reproduce aquella desbordante puesta en escena dirigida ahora con brío y fineza por Lluís Homar, el joven Fígaro de entonces. Pau Miró ha traducido a un castellano vivo y fluido el texto de la función.

«Las bodas de Fígaro» (****)
Autor: Caron de Beaumarchais. Dirección: Fabià Puigserver. Dirección de la reposición: Lluís Homar. Escenografía: Rafael Lladó. Vestuario: César Olivar. Iluminación: Xavier Clot. Intérpretes: Marcel Borràs , Aina Sánchez

La pieza del aventurero, dramaturgo, financiero, cortesano y seductor Pierre-Agustin Caron de Beaumarchais (1732-1799) es una partitura perfecta en la que el autor, que aprendió de su padre el oficio de relojero, demuestra su maestría en el dominio de los engranajes escénicos.

Segunda entrega de las aventuras de ese Fígaro que Mozart ensalzó con su música, la pieza se remoja en la salsa de la Comedia del Arte para saludar por un lado al maestro Molière y dar la mano por otro a don Carlo Goldoni. Se agitan en ella amores amenazados, enredos eróticos vodevilescos, amos abusivos y criados ingeniosos, se visita el tema del hijo reencontrado, hay intrigas judiciales y equívocos a mansalva, además de un redondo monólogo, que encendió la ira de Luis XVI, en el que el protagonista se despacha a gusto contra los privilegios por razones de nacimiento. Remata todo un consecuente final feliz.

El espectáculo servido por el Lliure es una delicia. La dirección de Homar vibra en lo coral y es puntillosa en el detalle, se nota que ha puesto todo su empeño en esta fiesta de cumpleaños, también homenaje a Puigserver, tanto por el respeto a su concepción del montaje como por su precioso vestuario y su formidable escenografía rectangular, sucesión de arcos, puertas y celosías, reeditados por César Olivar y Rafael Lladó, respectivamente. Notable también la iluminación de Xavier Clot.

La interpretación es estupenda. Marcel Borràs borda un Fígaro atrevido, listo, pintón y vivaz, frente al que Joan Carreras compone un conde Almaviva de antología, ejemplar en la contención que preludia la tormenta. Finísima, astuta y muy atractiva la criadita Susana de Aina Sánchez, y maravillosa, elegante y seductora la condesa de Mónica López. Cerrado aplauso para el resto del reparto: el espacio no da para más.

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