La Orquesta del Festival de Lucerna, dirigida por Claudio Abbado
La Orquesta del Festival de Lucerna, dirigida por Claudio Abbado - ABC

Lucerna explora el nuevo universo musical

El Festival de Música de la ciudad suiza recuerda a Claudio Abbado, fundador de su orquesta

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Considerado «el último músico universal» y un innovador, se le dedica el Festival de Lucerna 2016 bajo el convencimiento de que sus enseñanzas han dejado poso. Basta observar el proyecto PrimaDonna, en el que participan once directoras de orquesta que actuarán en el festival con la culminación el 21 de agosto de una jornada maratoniana de conciertos.

«El eterno femenino» es el argumento del Festival de Lucerna y también las palabras finales de la octava sinfonía, «De los mil», de Gustav Mahler, una obra reveladora del camino a seguir en este evento.

Claudio Abbado fue el fundador de la Orquesta del Festival de Lucerna, reunión «de amigos» y de músicos importantes, varios de ellos españoles. La dirección artística y musical es ahora responsabilidad de Riccardo Chailly, quien recuerda a Abbado en su concierto presentación dedicado a la interpretación de la sinfonía mahleriana.

Después de Claudio Abbado

Con la muerte de Abbado se fue un gran maestro pero, sobre todo, un estilo que tiene difícil continuación. No es problema de escuela, sino de actitud vital. Quienes tuvieron la oportunidad de escuchar alguno de sus conciertos en Lucerna pueden entenderlo con facilidad.

Entre ellos pudo estar alguna sinfonía de Mahler, cuyo ciclo Abbado fue completando año tras año. Quedó pendiente la octava, porque es obra de difícil digestión. Habría sido interesante ver a Abbado desentrañando esta majestuosa (¿ampulosa?) música que explica la redención a través del poder del amor tomando como base el himno «Veni Creator Spiritus» y la escena final del « Fausto» de Goethe. Pero Claudio Abbado manifestó varias reticencias ante la obra.

No es el caso de Riccardo Chailly, que completa la labor del maestro aunque no su legado artístico. El uso de «tempi» rápidos, a veces un punto exagerados, la concentración sonora tendiendo al arrebato y la contundencia antes que la concentración colocan la interpretación de la obra en un universo radicalmente distinto.

«Abbado manifestó varias reticencias ante la obra»

Momentos de contraste y especial interés fueron el comienzo del segundo movimiento y el arranque de la coda final. Ahí con la intervención de la voces de los cuatro coros participantes, muy particularmente el Orfeón Donostiarra, por quien Chailly siente una especial inclinación desde que hiciera con ellos la obra en Milán y cuya presencia en Lucerna se ha aplaudido especialmente.

Un soberbio plantel de ocho solistas encontrando a Christiane Goerke, Sara Mingardo o Peter Mattei completan el elenco de esta interpretación que inaugura Lucerna… y una nueva era: una forma muy distinta de entender la música.

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