El músico francés Jean-Michel Jarre
El músico francés Jean-Michel Jarre - ERNESTO AGUDO

Jean-Michel Jarre, paranoia y espionaje entre sintetizadores

El músico francés presenta «Electronica 2», donde colabora con Edward Snowden

Barcelona Actualizado: Guardar
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«Creo que los fans de “Oxygène”quedarán un poco sorprendidos con esto», señala Jean-Michel Jarre (Lyon, 1948) mientras los altavoces que se alinean a su espalda aún se estremecen tras dar buena cuenta de su frenética y desbocada colaboración con la deslenguada Peaches. «La fronteras de la música electrónica están cambiando», asegurará más tarde el mago francés de los sintetizadores para tratar de explicar el porqué de esa colaboración con la rapera canadiense y también con la docena larga de artistas que desfilan por «Electronica 2: The Heart Of Noise» (Sony Music), segunda entrega de esa travesía a través de los sonidos sintéticos y los perfiles electrónicos. «He creado puentes entre el presente y el pasado», asegura el autor de «Magnetic Fields».

Si en aquella ocasión Jarre se hizo acompañar por Massive Attack, Tangerine Dream, Vince Clarke o Fuck Buttons, ahora el turno es para Pet Shop Boys, Primal Scream, Cindy Lauper, Jeff Mills, Hans Zimmer o The Orb, entre otros. Una alineación de lujo con la que el autor de «Équinoxe» y pionero en el desarrollo de un lenguaje audiovisual se ha propuesto demostrar que «la electrónica tiene legado y futuro». «Es un diálogo entre pasado, presente y futuro, pero en cierto sentido tiene algo de atemporal. Si cogieses, por ejemplo, las canciones que he hecho con Fuck Buttons, Tangerine Dream y Jeff Mills, no sabrías decir qué edad tiene cada uno o de qué época son. La música electrónica tiene una especificidad atemporal».

Sin perder de vista esa noción de vínculo intergeneracional, perfectamente plasmado en el traqueteo de Jeff Mills o en el sampleado esquizoide del «Come Together» de Primal Scream, «Electronica 2: The Heart Of Noise» es también el resultado de lo que Jarre denomina «la fricción entre lo digital y lo analógico» y, más importante aún, una reflexión sobre la manera que tenemos de relacionarnos con la tecnología. «Por un lado tenemos el mundo en nuestro bolsillo, pero por otro el mundo no deja de espiarnos constantemente», asegura el músico mientras se acerca a uno de los temas estrella de su nuevo trabajo: su colaboración con Edward Snowden en «Exit», pieza que aborda temas como el espionaje, la paranoia digital y la sobreexposición.

Populismos

«Fui educado en la idea de que hay que alzarse contra lo que no es correcto, y ahora que los los jóvenes se sienten atraídos por los populismos y por personajes como Donald Trump y Marie Le Pen, Snowden es el ejemplo de alguien cuestionándose la realidad de una manera positiva», explica un músico para quien la crítica sin más no tiene demasiado sentido. «Solo a través de tu música, de tu arte, puedes hacer ruido. Es algo muy diferente a cuando utilizas tu fama y, por ejemplo, paras un concierto durante cinco minutos y hablas de salvar a las focas», relata un Jarre que, pese a todo, reconoce que su trabajo como músico «es algo muy pequeño e invisible». «Es hacer que el aire vibre, y depende de cómo sea esa vibración puedes crear diferentes emociones», relativiza.

Otra cosa es que esa sencillez casi invisible se transforme en un espectáculo colosal cuando el francés sube a un escenario, algo que podrá verse el próximo mes de junio en el Sónar, donde ofrecerá la premiere mundial de un nuevo espectáculo que anda aún pergeñando pero del que ya adelantó que contendrá elementos en 3D que se podrán ver «sin necesidad de utilizar gafas». Solo le falta añadir que eso es algo que, por el momento, aún no han conseguido Kraftwerk, algo así como la némesis teutona y gélida del compositor francés.

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