Concierto del Mediterráneo en la sala de los Derechos Humanos de la ONU
Concierto del Mediterráneo en la sala de los Derechos Humanos de la ONU - VIOLAINE MARTIN/ PIERRE ALBOOUY

Concierto en Naciones Unidas: Un grito de ayuda a través de la música del Mediterráneo

Bajo la cúpula de Miquel Barceló, la Sala de los Derechos Humanos en Ginebra acogió el sábado un recital con artistas de 12 países, entre ellos Maria del Mar Bonet y Silvia Pérez Cruz, para mandar un mensaje de paz y entendimiento

Madrid Actualizado: Guardar
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El mar Mediterráneo ha pasado de ser un punto común e inspirador de las culturas que lo rodean a un lugar donde se amontonan los cuerpos y los sueños de aquellos que huyen de la guerra. Muchas personas,protagonistas de la crisis migratoria, utilizan este mar como camino a una vida mejor, pero no siempre encuentran lo que esperan. Ahí, en la otra orilla, es dónde debería demostrarse que el Mediterráneo es un lugar de tolerancia, libertad y respeto mutuo. Para reivindicar este mensaje, la ONU reunió el sábado 9 de julio a catorce artistas en la sala de los Derechos Humanos en representación de 12 países bañados por el mar que da nombre al I Concierto del Mediterráneo.

El Mediterráneo rebosaba en cada detalle.

Desde el movimiento de las olas con cada nota de los violines de la Real Orquesta Sinfónica de Marruecos hasta el latir del mar en las profundidades, que vino con la percusión de Renzo Spireti. Incluso se escuchó alguna sirena como la turca Yosra Zekri con su gran voz de soprano. Toni Cuenca, director y compositor, estuvo a la batuta del concierto organizado por la fundación Onuart y producido por Mediapro.

La presencia del Mediterráneo fue más allá. En lo visual también estaba presente. Varios metros más arriba, en el techo, se encontraba la inmensa cúpula que el artista Miquel Barceló creó para la Sala de los Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en Ginebra.

Palestina, Líbano, Italia, Egipto, Túnez o Francia eran algunos de los doce países mediterráneos representados aquella noche. Entre ellos, se extrañaban estados como Israel. Sin embargo, el presidente de Onuart, Miguel Ángel Moratinos, negó que su ausencia tuviera causa política: «Son 24 países mediterráneos y, obviamente, era imposible hacer un concierto con todos ellos. Contactamos con todas las embajadas. En el caso de Israel la respuesta que tuvimos fue positiva, pero al ser el concierto un sábado, día de “sabbat”, no pudieron asistir». Este concierto aspira a nuevas ediciones anuales en los que tendrán cabida todos los países que no pudieron estar el pasado sábado.

La primera en hacer uso de estas dos horas de diálogo entre mediterráneos fue la cantautora María del Mar Bonet. «Nos falta comunicación. Parece que solo vamos como turistas, a comprar alfombras», expresó. La cantante balear siempre ha mirado más allá y ha intentado dialogar con el Mediterráneo todo lo que ha podido porque asegura que «tiene mucho que dar». Su pasión por este mar comenzó de la mano de Ramon Llull y siguió, entre muchos otros, con Mikis Theodorakis quien la acercó artística y emocionalmente a la griega María Farantouri.

Silvia Pérez Cruz durante su actuación
Silvia Pérez Cruz durante su actuación - VIOLAINE MARTIN/ PIERRE ALBOOUY

Puede que ahí esté el milagro de conciertos como este, cuando personas de distintos lugares y con diferentes culturas trabajan juntos para sensibilizar a través del arte a aquellos que hacen la guerra. «Porque al final del día, el aire que te acaricia la cara es el mismo que se la rozó a un joven muchacho en Turquía solo unas horas antes», explicó el director de la orquesta momentos antes de que empezara el concierto. Lo importante es entender al otro, comunicarse y no solo verbalmente. No es fácil, como tampoco será encontrar un himno que podamos cantar todos; sin embargo, Cuenca intentó crear una letra que acompañara al arte que representa al Mediterráneo. Como la cúpula que reina la sala de los Derechos Humanos, un arte que representa a todos, sin importar el idioma o la religión.

«Un grito lejano llegó a casa

desde la costa del dolor y la tristeza

Mis brazos están abiertos para ti

Todavía es solo un canto de sirena seguido

Seré la oliva del árbol

tu serás la rosa

y esta belleza

crecerá por siempre

Siente el viento

a través del mar

la brisa de verano

que roza tu piel

Siente el viento

a través de los mares

llamando a todos nosotros

Hermanas y hermanos».

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