Gregory Kunde, durante la entrevista
Gregory Kunde, durante la entrevista - Maya Balanyá

Gregory Kunde: «Cuando llegue el momento de retirarme, lo sabré»

El tenor estadounidense publica un disco con grandes arias del repertorio operístico dramático

Madrid Actualizado: Guardar
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«Vinceró!». Así se titula el disco de arias que ha grabado el estadounidense Gregory Kunde, uno de los más grandes tenores de la actualidad. En realidad, no hay un título más adecuado para el trabajo de un cantante que tuvo que superar un cáncer y tuvo que reinventarse como cantante. El disco, que incluye una selección de las más populares arias para tenor lírico-spinto -del «Vesti la Giubba», de «Pagliacci», al «Nessun Dorma», de «Turandot», pasando por «Ah, sí ben mio / Di quella pira», de «Il trovatore»-, se grabó en Pamplona, con la Orquesta Sinfónica de Navarra, bajo la batuta de Ramón Tebar.

Y es que, aunque Kunde confiesa que no sabe decir más de tres palabras en español, asegura que nuestro país es su segundo hogar. «Aquí se reinició mi carrera, aquí comencé a abordar mi nuevo repertorio. Se me dieron muchas oportunidades en Valencia, Madrid, Barcelona... Soy muy feliz cada vez que vuelvo a España».

Habla el tenor con voz apacible, un adjetivo que también se puede aplicar a su mirada y a sus maneras. «La ópera es mi vida», contesta cuando se le pregunta si el cambio de repertorio -de ser uno de los mejores tenores rossinianos empezó a frecuentar los papeles más dramáticos-. «En los últimos seis o siete años no he tenido vacaciones, pero soy muy feliz cuando canto».

Por qué ahora (tiene 63 años) este disco, se le pregunta. «¿Por qué no?», sonríe. «Creo que era importante en esta época de mi carrera; era el momento de grabar un disco que dejara testimonio de mi manera de cantar. Era, además, un sueño que tenía desde hace tiempo: cantar estas arias en un disco».

Devoto confeso de Alfredo Kraus, fue el tenor canario quien hace muchos años predijo su cambio de rumbo. «Siempre me habían dicho que Bellini y Donizetti eran mi límite, que me olvidara de Verdi o de Puccini. Pero todo cambió hace quince años y yo recordé las palabras de Alfredo Kraus, que me decía: “Espera a tener cincuenta años y comprenderás lo que tu voz puede hacer”. Y tenía razón. Porque cuando tenía cincuenta y dos o cincuenta y tres años la voz empezó a hacerse más grande. Fue algo natural, yo no hice nada».

Reconoce que hace años miraba con envidia a sus colegas cuando cantaban las grandes arias de Verdi, de Puccini, de Giordano, de Leoncavallo... «Para mí poder interpretar estas óperas ha sido un sueño hecho realidad, y más con Ramón Tebar, que es, además de un músico excepcional, mi hermano».

El cambio de repertorio le ha permitido no solo abordar partituras «maravillosas», sino interpretar a personajes con mucha mayor encarnadura en general que los de las óperas belcantistas. «Títulos como “Otello” o “Andrea Chenier” exigen tanto compromiso en la parte vocal como en la parte actoral -asegura Kunde-. Me exigen ser un buen actor. Yo interpreté algunas óperas serias de Rossini, como el “Otello”; pero hasta que no he interpretado la ópera homónima de Verdi no he descubierto el verdadero desarrollo del drama y de los personajes, desde el primer minuto en que entras en escena hasta el final. Y eso me apasiona. La parte actoral es para mí en esta ópera igual de importante que el canto. Ocurre lo mismo con “Andrea Chenier”, un personaje casi a la altura de Otelo; aunque detrás de éste está la mano de Shakespeare, y eso se nota».

«Estoy en un momento de mi vida -asegura el tenor- en que creo que puedo entender la complejidad de estos personajes, que me han hecho crecer como cantante y también como ser humano. Ahora no estoy intimidado al mismo tiempo por el personaje y por la partitura. Tengo la confianza de que puedo afrontar los dos aspectos con la misma seguridad, porque entiendo mucho mejor la psicología de, por ejemplo, Idomeneo, en la ópera de Mozart; comprendo mucho mejor la relación que mantiene con su hijo, Idamante. Y eso ayuda también a profundizar mejor en la partitura y tener la oportunidad de cantar con más sentido».

Se refiere nuevamente Kunde a Otello, su papel probablemente más emblemático, y con el que inauguró la presente temporada en el Teatro Real. «Otello no es un joven, sino una persona madura. Es un guerrero que ha vivido muchas batallas, muchas situaciones que han marcado su vida y su carácter. Y encarnar a un hombre así es algo fascinante, que puede también transformar la manera de cantar; si además cuentas con la maravillosa partitura de Verdi, no se puede pedir más». Y es sincero cuando se le pregunta si «Otello» es, como cantante, su ópera favorita. «Muchos colegas -ríe- le dirán que su papel preferido es el que están interpretado, pero yo tengo que decir que sí, que Otello es el papel que más disfruto. Tal vez, musicalmente, sea mejor “Manon Lescaut“ para el tenor, pero Otello, por su complejidad, es absolutamente fascinante. Increíble».

A sus 63 años, es inevitable pensar en la retirada. «¡Lo estoy deseando! Mi compañero de habitación en la Universidad, que suele viajar para verme cantar, está jubilado y vive estupendamente...», ríe Kunde, y sigue, ya en serio. «Soy un cantante, no puedo. He de cantar mientras tengas facultades. Pero cuando llegue el momento de retirarme, lo sabré».

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