Daniel Barenboim, durante la rueda de prensa que ha ofrecido en Madrid
Daniel Barenboim, durante la rueda de prensa que ha ofrecido en Madrid - efe

Barenboim: «Una orquesta de jóvenes griegos y alemanes sería un ejemplo extraordinario»

El director de orquesta ha recalado en Madrid, donde mañana dirigirá a la Staatskapelle de Berlín en el Teatro de La Zarzuela

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Daniel Barenboim cumplirá el próximo mes 65 años sobre el escenario, mantiene un ritmo frenético de conciertos y, como creador de la Orquesta West Eastern Divan con músicos árabes e israelíes, sostiene que un proyecto similar con jóvenes de Grecia y Alemania sería «un ejemplo extraordinario».

El director de orquesta y pianista argentino ha recalado en Madrid, donde mañana dirigirá a la Staatskapelle de Berlín en el Teatro de La Zarzuela en un concierto por el 60 aniversario de la Escuela de Organización Industrial, vinculada al Ministerio de Industria, Energía y Turismo, con obras de Wagner, Verdi y Elgar.

En la rueda de prensa de presentación del concierto y del álbum con los dos conciertos para piano de Brahms que grabó con la Statskapelle bajo la batuta de Gustavo Dudamel, a Barenboim se le ha preguntado por si impulsaría una orquesta de músicos alemanes y griegos para aliviar la tensión entre los dos países por la deuda, y ha respondido con una sonora carcajada.

«Sería un ejemplo extraordinario, aunque no resolvería la crisis económica de Grecia ni su relación con el resto de Europa, pero sería un gesto muy importante», ha apuntado, bromeando que no debería tener «ni la disciplina griega ni la pasión alemana, y la gastronomía tiene que griega».

Creador, junto con el literato palestino Edward Said, de la West Eastern Divan Orchestra en 1999 para demostrar que la convivencia entre israelíes y palestinos es posible, sostiene no obstante que «una orquesta no va a traer la paz; la paz necesita justicia, entendimiento, aceptación del otro». Ese proyecto, que define como «pequeña república independiente en el exilio», se completará en octubre del año próximo con la Academia Barenboim-Said, con sede en Berlín en un edificio diseñado por Frank Gehry, que será la «actividad principal» de Barenboim.

«Es una academia experimental, diseñado principalmente para músicos de Oriente Medio, de países árabes e Israel, pero no exclusivamente, también habrá alumnos europeos y asiáticos. Se va a estudiar música en una forma un poco diferente a como se acostumbra a hacer», ha anunciado.

Además de en la formación musical, con piano como segundo instrumento, los estudiantes deberán aplicarse en «una especie de educación filosófica», con aspectos como «qué es el conocimiento» y cómo debe afrontar el ser humano el sentido de la responsabilidad. «Eso les hará mejores músicos», ha asegurado.

En cuanto a su nuevo CD, que saldrá a la venta el 4 de septiembre, un año después de grabar el concierto en la Philharmonia de Berlín para Deutsche Grammophon, ha reconocido que es «muy importante» para él, porque «hace casi 50 años» de su primera grabación oficial de los conciertos de piano de Brahms y «había abandonado cualquier ambición de volver a grabarlos».

Barenboim se puso al piano y dirigió la Staatskapelle el joven Gustavo Dudamel, «uno de los talentos del siglo, que empezó a dirigir con 13 años, con talento y experiencia, y la ventaja de tener una curiosidad muy sana y saber captar muy bien lo que una orquesta le ofrece; hay muchos directores que no se dan cuenta de eso».

Sobre los 40 conciertos que tiene programados por medio mundo de aquí a final de año, ha ironizado que tiene tiempo porque ofrece «muy pocas conferencias de prensa», pero sobre todo ha defendido que se debe por su amor a la música.

«Yo no trabajo, hago lo que me apasiona y, como en todas las pasiones, el peligro más grande es la exageración y a veces se me va la mano por pasión y por entusiasmo y hago demasiado para mi buena salud física; pero tengo buena salud y estoy feliz de hacer esto», ha referido. Y disfruta tanto con su faceta como pianista como con la de director de orquesta: «Cuando lo que toco me sale mal prefiero considerarme director de orquesta, y al revés», ha concluido entre risas.

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