Las librerías (también) son para el verano
Las librerías (también) son para el verano - ISABEL PERMUY

Diez libros para leer en vacaciones

Proponemos las mejores lecturas vacacionales y diez destinos acordes a ellas para disfrutarlas con placer

Madrid Actualizado: Guardar
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  1. «Celia en la revolución» (Renacimiento), Elena Fortún

    Para Andrés Trapiello esta es una de las mejores novelas sobre la Guerra Civil, de cuyo fatal comienzo se cumplen estos días nada menos que ochenta años. Segovia, 1936. Celia, la gran creación de Elena Fortún, se enfrenta a un escenario muy distinto de su vida en Madrid. Todo ha saltado por los aires. La comedia se ha trocado en tragedia. El tormento, las detenciones, los desaparecidos de madrugada, la sinrazón, el culto a la violencia, el miedo, el profundo y escalofriante miedo, y la muerte, la de los seres queridos. Ya nada sería igual. Formidable. Conmovedora.

    Segovia: Un lugar perfecto para leer a Fortún es la terraza La Concepción, en la Plaza Mayor de Segovia y frente a la catedral. Un clásico.

  2. «Poesía completa (1980-2015)» (Visor), Manuel Vilas

    Manuel Vilas consigue que la poesía regrese a la calle. Que sea de todos y de ninguno, que su «realismo desorbitado» conmueva y trastorne. Cada poema es una fiesta y es una revuelta. Desenmascara la realidad, la pone patas arriba. Y el lector goza con ello. Es una poesía tan próxima como la última conversación mantenida con un amigo. No ha reverencias, ni retóricas vacuas. Hay un profundo anhelo de disfrutar de la vida, un humor irreductible, una ironía majestuosa, una búsqueda incesante de la más profunda e irrenunciable libertad. La quintaesencia de la poesía desde los griegos.

    Del Diego (Madrid): Elegimos esta coctelería de la madrileña calle de la Reina. Insuperables los Dry Martini. Buñuel era uno de sus clientes.

  3. «Una primavera de perros» (Salamandra), Antonio Manzini

    Después de Camilleri, Manzini. Si el siciliano creó a Montalbano, el romano ha creado al subjefe de policía Rocco Schiavone, un perfecto habitante de la ciudad inmortal castigado en los Alpes, en el valle de Aosta, por su particular manera de entender la resolución de los casos. Escéptico, con un toque delicadamente canalla, odia el frío, la nieve. Añora Roma y entre melancolía y melancolía, se enfrenta, con tanta crudeza como astucia a los asuntos más desasosegadores. Aquí, en «Una primavera de perros», a un caso envenenado: corrupción, mafia, constructores, drogas… Un muy feliz descubrimiento.

    Roma: Cualquier terraza frente al Panteón es un estupendo escenario para disfrutar de esta novela, mientras cae la tarde.

  4. «Cervantes. La figura del tapiz» (Pasado & Presente), Jorge García López

    Cervantes, como su contemporáneo Shakespeare, es una incógnita. Alguien más sospechado que conocido. Ingentes páginas se han dedicado a su vida, a su leyenda y a su obra. A veces, la leyenda ha superado a la realidad. He ahí el polémico retrato que preside la Real Academia. García López, al decir del gran experto cervantista Francisco Rico, ha escrito «la biografía de Cervantes más puesta al día, más segura y más completa». Es la que más datos y descubrimientos recientes aporta, la más segura porque se ciñe a los documentos que existen, no especula, y más completa por las dos razones anteriores. Arriesguemos: la mejor.

    Almagro: Para saborear la biografía de Cervantes nos instalamos en el Parador de Almagro, durante el festival de Teatro Clásico.

  5. «Peregrinos de la belleza» (Acantilado), María Belmonte

    Los que emprendieron el retorno al pasado en busca del presente fueron los adelantados de una voluntad que superaba, con creces, la mera estancia turística. Viajar hacia Grecia, hacia la Roma antigua es una de las experiencias más fascinantes de cualquier viajero. María Belomonte cuenta el destino de aquellos que hicieron su peregrinaje en busca de la belleza. Los paraísos perdidos, los únicos que existen. D.H. Lawrence, el adorador del sol; Henry Miller, satori en Grecia o Lawrence Durrell, el rey de las islas, son algunos de los extraordinarios relatos de este libro, una guía de sensaciones tan asombrosas como deslumbrantes.

    Atenas: Viaje al pasado con la vista puesta en una dirección del presente: Taberna Diógenes, donde se sirve el mejor pulpo de Atenas.

  6. «Moby Dick» (Sexto Piso), Herman Melville

    Melville, en esta grandiosa novela, ilustrada en su nueva edición con los trazos perfectos de la aventura, crea una atmósfera de pasión, terror e incertidumbre tan apocalíptica como inmortal. Una pesadilla sin fin. Entre las aguas del océano se vislumbran los fantasmas interiores de una batalla sin tregua. Una obsesión. Una epopeya clásica en la que las andanzas de los balleneros son las fichas de un ajedrez condenadas por el destino. El capitán Ahab no concibe la vida sin la destrucción del monstruo. La búsqueda, la persecución se convierten en la suprema razón de su existencia. Una metáfora bíblica, una novela clásica. Una lectura inolvidable.

    Nueva York: The River. Nueva York. Junto al puente de Brooklyn. El whisky de malta y al atardecer con la sombra de Hart Crane.

  7. «La crónica» (Círculo de Tiza), Martín Caparrós

    «La crónica –escribió Gabriel García Márquez– es un cuento que es verdad». Narración, ensayo y periodismo se cruzan y entrelazan en un género híbrido; en la reconstrucción de sucesos, personajes, cuentos y leyendas, que no busca la noticia, ni la efímera actualidad sino contar una historia. De cerca y de lejos. Cada crónica de este libro de Martín Caparrós es una fiesta literaria y periodística. Si la diferencia entre el periodismo y la literatura es que esta se lee dos veces, de aquí a la eternidad. Vértigo, fuerza, hechos, gentes, sucesos se narran de otra manera, distante y próxima, oscura y luminosa, cínica y melancólica, brillante y conmovedora, siempre.

    Buenos Aires: En la capital argentina, en el delta del Tigre. En una de las barcazas que se adentran entre los meandros del río.

  8. «La historia de los fantasmas. 500 años buscando pruebas» (Siruela), Roger Clarke.

    Nada como los fantasmas para pasar la canícula del verano. Para sentir escalofríos en medio de la playa o en la hora perdida de la siesta. Nada que decir cuando es en el atardecer y las sombras se transforman en figuras caprichosas que se mueven alrededor de la habitación. Nada como los fantasmas, no los de carne y hueso, sino los espectros, los poltergeist, los aparecidos, los objetos inanimados, los tradicionales. Y las casas encantadas. Con un rigor tan memorable como científico, Roger Clarke lleva quince años persiguiendo fantasmas. El libro se devora, pero tengan cuidado ahí dentro.

    Edimburgo: Dreacon Pub. Royal Mille. Un habitual de este rincón de Edimburgo era Robert L. Stevenson. O sea…

  9. «Beber de cine» (Notorius Ediciones), José Luis Garci

    Cumple veinte años la primera edición de esta pieza de orfebrería del ensayo cinematográfico en español. José Luis Garci es un amante confeso de vivir, vivir a cada instante. Sea en la barra de cualquier Harry’s Bar, ante la vieja pantalla de cine o contemplando un partido de su querido y heroico Atlético de Madrid. Cada libro de Garci empapa al lector de pasión. Detiene el tiempo, lo atrapa, lo suspende para que el lector sueñe sin pensar ni en ayer, ni en mañana. De los pocos que escribe como habla, lo que ocurre es que habla como escribe. Igual de bien. Imprescindible para el largo y cálido verano.

    Floridita (La Habana): Celebramos los 20 años del ensayo de Garci con una noche en Floridita, emblemático local de La Habana (la de Hemingway).

  10. «Viva» (Anagrama), Patrick Deville

    1937. México en un cruce de vidas, de encrucijadas, de laberintos. Trotski, con su mujer Natalia, huyen de Stalin. Cárdenas los acoge. Será su final. Se instalan en la casa de la atormentada pintora Frida Khalo, por allí pulula el muralista Diego Rivera. Por las selvas del sur se oculta, con mil nombres, B. Traven, el autor de «El tesoro de Sierra Madre» y en Cuernavaca el infierno del mezcal atrapa a Malcolm Lowry mientras escribe «Bajo el volcán». Graham Green, el boxeador, sobrino de Oscar Wilde, Arthur Cravan, André Bretón, el iluminado y errático Antonin Artaud. Una extraordinaria obra maestra.

    Oaxaca: Zócalo de Oaxaca (México), entre la música de la marimba y los mezcales del gusanito «Juanito».

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