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«Otras mentes», una inteligencia tentacular

¿A quién le puede interesar el grado de inteligencia y de sociabilidad de los cefalópodos? Al filósofo de la ciencia e historiador Peter Godfrey-Smith, que se sumerge en un curiosísimo estudio

El profesor Peter Godfrey
Juan Malpartida

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Aristóteles, al que se deben varios libros sobre el mundo animal, ya observó el alto grado de inteligencia que se podía dar en algunos animales , sobre todo en el delfín. Fue un notable observador de la fisiología y del comportamiento de los animales. Desde entonces, mucho se ha observado y escrito, pasando de considerar al lobo como hermano (san Francisco), a los animales como suertes de máquinas ( Descartes ). Darwin lo revolucionó todo al mostrar que los animales tienen un ascendente común. También fue un genial observador del mundo animal, dedicando años al estudio de los cirrípedos.

Que los animales son inteligentes es algo que todo el mundo sabe, y que hay grados de inteligencia diferentes, por ejemplo, entre un cuervo, un chimpancé y un pulpo . Son tres tipos de sistemas nerviosos, tres evoluciones distintas, pero todos tienen un antecedente en común; y también nosotros compartimos en algún momento de la evolución un antecedente con ellos. Aunque el inicio de la vida se remonta a unos tres mil setecientos millones de años, la aparición del mundo animal es muy posterior. La famosa explosión sucedió en el Cámbrico (hace unos 542 millones de años). No surgieron entonces los mamíferos, pero sí los artrópodos, además de peces y gusanos. Y algo muy importante, en el Cámbrico aparecen los ojos. Quien quiera conocer esto bien puede leer el maravilloso ensayo que le dedicó Richard Dawkins.

Alienígena

Peter Godfrey-Smith es profesor de historia y filosofía de la ciencia en la Universidad de Sidney, además de practicar el submarinismo. Ha hecho vídeos sobre el mundo marino y ha publicado diversos libros sobre ciencia y filosofía . «Otras mentes» es fundamentalmente un estudio sobre el mundo de los pulpos, calamares y jibias (cefalópodos), desde perspectivas diversas, pero todas tendentes a tratar de saber qué tipo de «mente» tienen. Algunos estudiosos discriminan entre cerebro y mente, pero lo que Godfrey-Smith quiere hacernos ver es que, si hay alguna mente alienígena la tenemos aquí al lado: es la del pulpo. El antepasado común de humanos y pulpos data de hace unos 600 millones de años. Una línea desembocó en humanos, peces y otros vertebrados, y la otra en moluscos y artrópodos (hormigas, langostas). Es una vieja historia de cuyo medio ambiente hay presencia en nuestras células. ¿No nos debe producir esto humildad, sobre todo cuando nos ponemos muy pesados con la identidad? La función original del sistema nervioso es la de conectar percepción y acción, y de ahí se deriva, con otros aspectos, la complejidad de nuestras mentes.

Vayamos al pulpo, ese animal de ocho patas con un sistema neuronal poco centralizado (casi la mitad de las neuronas se localizan en los brazos) de poca vida social, capaz de reconocer, en laboratorios, a sus cuidadores y tener comportamientos diversos según las personas, además de una cierta curiosidad por lo que hay en su ambiente, con interés por curiosear en objetos, de hecho, se ha demostrado en pruebas de aislamiento que pueden resolver rompecabezas, usar utensilios y explorar objetos.

Cambiar de color

Las termitas tienen una enorme inteligencia social, pero los pulpos, que además viven una media de año y medio, han desarrollado un tipo de inteligencia no social, solitaria, y un poco excesiva para lo que hace. Este depredador tiene tres corazones y puede cambiar de color, a veces como un caleidoscopio. Se trata, al parecer, de la expresión involuntaria de procesos internos del animal. Nuestro filósofo submarinista habla de «parloteo cromático continuo». Dedica el autor páginas a reflexionar sobre la subjetividad y la conciencia , y acerca de otros aspectos primarios que están en la base de nuestro desarrollo cerebral. La naturaleza ha experimentado, afirma, de manera independiente dos veces con la evolución de la mente: los cefalópodos y los vertebrados inteligentes. Y todas las fases iniciales se dieron en el agua. No debemos olvidarlo. Llevamos mar en nosotros: una memoria común.

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