Emilio Gil, todo un clásico del diseño gráfico español
Emilio Gil, todo un clásico del diseño gráfico español
DISEÑO

«El libro es un objeto creado por el hombre difícilmente superable»

Emilio Gil es un pionero del diseño español: desde su trabajo en el estudio Tau hasta su labor en el asociacionismo de la profesión, ha ayudado a avanzar el mundo gráfico español. Su último gran trabajo es el cartel de la presente Feria del Libro

Madrid Actualizado: Guardar
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Un pionero es aquella persona que da los primeros pasos en alguna actividad humana. Busca nuevas formas, nuevas perspectivas en las que poder avanzar y descubrir para aportar nuevos resultados en un campo específico, aportando a éste su experiencia y conocimiento. En el campo del diseño gráfico se encuentra un pionero del oficio llamado Emilio Gil, galardonado con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes 2015, pertenece a una generación de diseñadores gráficos españoles que empezaron marcando una época con diseños diferenciadores, y sobre todo duraderos, y que muchos de esos diseños llegaron para quedarse mucho tiempo, Además, actualmente sigue aportando nuevas experiencias en la profesión. A través de Tau Diseño, una de las empresas españolas pioneras en servicios de Diseño y galardonada con diversos premios en este ámbito, gracias a su labor, la profesión ha ido adquiriendo merecido reconocimiento por parte de la sociedad española.

Pensador y teórico del diseño, entusiasta, apasionado y destacado en el campo de la creación artística y cultural presta notorios servicios en el fomento, desarrollo o difusión del diseño y la conexión de este con el mundo de la cultura. A través de sus enseñanzas y publicaciones, refleja la vertiente humanística y artesana de una profesión que se ha ido transformando a pasos agigantados por una revolución digital que ha insuflado unos avances grandiosos en lo que se refiere a tecnlogía.

Uno de sus últimos trabajos es el cartel realizado para la última edición de la Feria del Libro de Madrid, la número 75, en el que se puede ver una composición de un «collage» que el diseñador ha buscado ensamblar piezas que, al igual que en la escritura, surgen unas de otras.

–Usted se ha preocupado por reunir y que no queden en el olvido diseñadores ilustres de nuestro país a través del libro que publicó en 2007, «Pioneros del diseño gráfico» (Index Book), y también de forma más actualizada a través del blog «pionerosgraficos.com». ¿Qué importancia tiene para un diseñador la historia gráfica?

–Cualquier profesión necesita referencias y el diseño no lo es menos. Mi trabajo de difusión de la obra de los pioneros no tiene un carácter nostálgico. Creo que dar a conocer el trabajo de esta generación –además de ser un acto de justicia– nos permite rastrear las influencias, conocer lo que nos es propio y difundirlo internacionalmente. Me resulta enormemente gratificante que el libro «Pioneros», al poco tiempo de aparecer su edición española, tuviera una edición en inglés a cargo de MBP, una editorial neoyorquina que ha ayudado a la difusión y, tal vez, la promoción del diseño gráfico español en todo el mundo.

–En los procesos de trabajo entre los teóricos del diseño siempre ha habido el debate de ordenador sí, ordenador no, ratón o lápiz... ¿Cuál es su posición? ¿Qué papel juegan las nuevas tecnologías en el ámbito del diseñador? ¿Qué herramientas utiliza para realizar sus composiciones?

–Soy un diseñador analógico. Boceto con lápiz sobre papel cuadriculado y posteriormente trabajo con algún diseñador de mi equipo convirtiendo aquello en un archivo digital que posibilita el resto del proceso de producción. Creo que el trabajar con las manos ayuda a la reflexión sobre lo que se está haciendo. La mano –esa herramienta precisa e inmejorable– propicia un trabajo reflexivo que, tal vez, el ordenador no lo hace tanto aunque solo sea porque los procesos realizados con la mano son más lentos. Dicho esto el ordenador posibilita una serie de ensayos y materializaciones que es obvio decirlo, la mano no permite. Últimamente estoy interesado en lo que los materiales con los que trabajo pueden transmitir. El cartel de la Feria del Libro de este año lo he realizado a partir de un «collage» en el que no interviene el ordenador salvo para incorporar el logo de la Feria. El hecho de resolverlo con un «collage» no es un «a priori»; la Feria del Libro es una feria del libro físico y por lo tanto creo que la mejor forma de expresar esta realidad era trabajar con materiales «reales». Esta es otra de las herramientas con las me que gusta trabajar la expresividad de los materiales: papeles, cartulinas, acabados, texturas…

–El diseñador ruso Alexey Brodovitch dijo: «una buena imagen debe ser una expresión completamente personal que intrigue al observador y lo obligue a pensar». ¿Qué significado tienen las imágenes en sus trabajos?

–Podría parecer que la imagen es siempre la protagonista en cualquier trabajo de diseño gráfico cuando no siempre es así. No cabe duda que, en la mayoría de los casos, una imagen atractiva sirve para transmitir lo más importante del mensaje. A veces como decía Brodovitch, parte del acierto es el recurso a la elipsis: obligar a que el observador complete mentalmente el mensaje que se muestra en una imagen. Un imagen puede ser clara y transparente o un reto de percepción al igual que las instalaciones de arte lo son hoy día. Ortega y Gasset decía que ver es pensar con los ojos. Para eso sirven las imágenes.

–¿Tiene total libertad cuando realiza un nuevo trabajo? ¿Cómo suele ser la relación con el cliente?

–Tengo libertad condicionada. Y no me parece mal. Cuando quiero trabajar con libertad total me sumerjo en el mundo de la creación personal artística pero cuando trabajo en diseño gráfico sé que debo hacerlo junto con un cliente y al servicio de un encargo. La relación con mis clientes pretende ser una relación de proceso ilusionado y compartido. El cliente sabe lo que quiere y espera una respuesta que cubra esas expectativas. Cuando en ese trabajo conjunto pesan más las imposiciones de gustos personales, los condicionantes de tiempo o de presupuesto, o una desconfianza o prejuicio latente, los resultados dificilmente son buenos. Cuando el cliente entiende que yo tengo el mismo interés que él –sí el mismo– la relación es muy diferente y existen mayores probabilidades de acierto.

–¿Qué no le gusta ver en aquellos diseños que ve publicados?

–Con respecto al trabajo de los otros no me gusta ver que el resultado es un trágala y que el diseñador ha tenido que recurrir a argumentos espúrios o simplemente falsos para justificar lo que ha resultado. No me gusta la impostura de algunos colegas, el complejo de superioridad con respecto al cliente o al gusto generalizado, o la queja contínua de las circunstancias. Con respecto al mío, tener que reconocer que no fui capaz de hacerlo mejor o que no debería haber concedido en aquello en lo que creo.

–¿Qué parte de habilidad creativa o de experiencia necesita un diseñador para saber que un diseño de la cubierta de un libro, un logotipo, un cartel o una tipografía va a funcionar de cara a la sociedad?

–Supongo que eso tan difícil de definir como es el criterio. Criterio que se consigue con la formación, el oficio, la experiencia, el método de análisis y una pizca de ingenio.

–Ha realizado proyectos para todo tipo de clientes desde institucionales, editoriales, empresas privadas, etc. ¿Hay diferencias a la hora de enfrentarse a cada uno de ellos? ¿Hay algún cliente que tenga más dificultad?

El diseño gráfico tiene algo de composición musical: se trabaja con herramientas limitadas, pero las combinaciones son infinitas

–Las diferencias pueden venir por la repercusión o importancia del proyecto. Por el sistema que se organiza para su aprobación: si es un equipo o si se trata de un único interlocutor. El mundo editorial es especialmente complicado. Durante la preparación del libro «Pioneros», Ángel Uriarte, el continuador en la Dirección de Arte del puesto que Daniel Gil ocupó en Alianza Editorial, me reveló que muchas de las portadas que Daniel diseñó para la «Colección de Bolsillo» no hubieran podido superar los filtros de un departamento de márketing hoy en día.

–De cara a una sociedad con una cultura visual algo escasa que se suele mover por emociones, por el me gusta o no me gusta ¿el diseñador debe estar preparado para afrontar estas situaciones en las que puede resultar difícil implantar un diseño cargado de significado?

–La única manera posible de reconducir este tipo de relaciones es hacer partícipe al cliente en el proyecto desde los primeros pasos. Si realmente se involucra hay más posibilidades de que los resultados vayan coincidiendo con su «me gusta». A veces hay argumentos objetivos que se pueden emplear pero en ocasiones esa carga de significado que dices no es tan evidente y el proceso se complica.

–¿Qué hace cuando el cliente dice sencillamente «no me gusta»?

–Si lo argumenta, empezar de nuevo a partir de los datos que transmite esa negativa.

–¿Cuál es la posición de Tau Diseño ante la irrupción de los nuevos soportes tecnológicos?

–Está claro que es una nueva realidad que ha venido para quedarse. Hemos creado un departamento formado por diseñadores especializados en este campo. Por otro lado se da la circunstancia de que incluso los trabajos planteados como analógicos requieren alguna de sus aplicaciones en el entorno digital por lo que los diseñadores tradicionales también necesitan proyectar sus trabajos teniendo en cuenta esas necesidades.

–Uno de sus últimos trabajos es el diseño del cartel de la 75ª edición de la Feria del Libro de Madrid, un cartel que por su connotación histórica tiene cierta relevancia y que a lo largo de los años ha sido diseñado por diseñadores importantes de nuestro país. ¿Cómo fue este proceso? Y, ¿cómo surgió la idea del «collage»? ¿Tiene un proceso creativo a la hora de afrontar un proyecto nuevo?

–La Feria del libro de Madrid ha llegado a su edición 75. Gran parte de la experiencia humana funciona a base de capas o niveles. La Feria tiene 75 capas. Año tras año se han ido superponiendo, de forma secuenciada y, en parte, aleatoriamente capas, estratos, niveles relacionados todos ellos con lo que conocemos como la cultura. Como afirma el artista británico David Hockney, «entendemos el presente comparándolo con el pasado añadiendo una capa sobre otra». Creo que la metáfora visual más próxima a esa forma de crecimiento es una imagen construida con la técnica del «collage», añadiendo, encajando «piezas» con un origen anterior y que, al igual que el trabajo de creación en la escritura, nacen unas de otras ajustándose a lo que ya existía anteriormente. El cartel de la 75 edición de la Feria del Libro de Madrid es un «collage» en el que he buscado ensamblar piezas que remiten al inicio de la lectura y la escritura por parte del niño, futuro lector, las técnicas de impresión, el trabajo de los diseñadores que conforman ese artefacto al que llamamos libro y el porvenir de éste. Lo físico, lo táctil, aquello que experimentamos también desde varios niveles y sentidos está aquí integrado, encajado y orgulloso de su materialidad. ¡Larga vida al libro!

–¿Qué opinión tiene del diseño editorial actual?

–Me produce una cierta perplejidad. Si hablamos de los títulos dentro de las colecciones de narrativa creo que existen unas reglas no escritas de lo que se supone que tiene éxito en la mesa de novedades, lo que lleva a la repetición de unos recursos que para mi tienen poco interés. En el otro extremo están algunos ejemplos de colecciones con un diseño cuidado y en algunas ocasiones de gran belleza como pueden ser los trabajos de Sánchez y Lacasta, de Pep Carrió o de Enric Jardí para Libros del Asterioide.

–¿Qué es para usted el libro? ¿Desaparecerá tal cómo lo conocemos hoy?

–Un objeto creado por el hombre difícilmente superable. La expresión de lo mejor que puede conseguir el ser humano. El contenedor de todo. La capacidad de cambiar el mundo. Y como diseñador, un ejercicio y un reto que nace inédito cada vez que te enfrentas a él.

–Usted transmite sus conocimientos a los jóvenes que se están formando ¿qué valor e importancia tiene la formación en un diseñador gráfico? ¿Cree que en España se da el valor necesario para la formación de los diseñadores? ¿Los jóvenes diseñadores están lo suficientemente preparados?

–Desde mi punto de vista el enfoque más adecuado para la formación de los nuevos diseñadores es un compromiso entre el mundo universitario y sus protocolos académicos y la aportación de conocimiento de los profesionales. Cuando se combina teoría y práctica los resultados necesariamente deben ser mejores. El peligro que puede darse en la formación de los diseñadores en España es que algunos profesores de las antiguas carreras de Bellas Artes se ven reciclados para impartir la especialidad de Diseño cuando su preparación no es necesariamente la más adecuada para este nuevo cometido.

–Para terminar, usted fue Presidente de la a Asociación Española de Profesionales del Diseño (AEPD), una asociación con vocación de ser la Asociación de diseñadores de todo el Estado español, después de 30 años de actividad cerró en diciembre de 2014 por la creación de la Red Española de Asociaciones de Diseño, además de la crisis, entre otras circunstancias. ¿Qué papel juegan las asociaciones en la cultura visual actual y en la profesión? ¿Hacia dónde van?

AEPD dejó de funcionar como Asociación por varias razones. Nació con vocación estatal –de ahí la “E” de sus siglas– y con el paso del tiempo fueron creándose las Asociaciones de las diferentes comunidades autónomas y READ como la red que las coordinaba. Además para muchos de los Asociados mantener la doble pertenencia a AEPD y a la Asociación de su Comunidad era un esfuerzo económico importante sobre todo en tiempos de crisis como han sido los recientes. En cualquier caso para mi subsiste otra pregunta importante: ¿hasta que punto las redes sociales no facilitan muchas de las funciones que antiguamente cubrían las asociaciones? Desde mi punto de vista las asociaciones pueden prestar servicios fundamentales a la profesión como son la vigilancia sobre los cada vez más numerosos concursos, la generación de debate sobre la aportación del diseño en una sociedad que se redefine aceleradamente, la definición de los programas educativos en los diferentes grados y posgrados…

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