El filántropo norteamericano Richard Driehaus
El filántropo norteamericano Richard Driehaus - ABC

El mecenas de la arquitectura más clásica

Richard Driehaus dedica su fortuna y su tiempo a proteger el patrimonio arquitectónico más clásico de Europa y Estados Unidos

Madrid Actualizado: Guardar
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El financiero norteamericano Richard Driehaus, que responde a esos parámetros de un hombre hecho a sí mismo, es un enamorado de la arquitectura. No en su versión más moderna y espectacular sino en aquella que recupera y preserva el patrimonio más clasico e histórico. Europa es su campo de acción preferido para acometer sus labores de mecenazgo y España, sin duda, un terreno más que abonado para iniciativas de este tipo. Aquí ha puesto en marcha el Concurso Driehaus con el objetivo de recuperar la arquitectua tradicional de tres localidades de la geografía urbana española. En la primera fase de la competición 44 municipios han mandado sus propuestas y tres han sido los elegidos para la intervención final: Jaca (Huesca), Vejer de la Frontera (Cádiz) y Grajal de los Campos (León).

En la segunda fase del concurso, recién arrancada, los estudios de arquitectura nacionales e internacionales presentarán sus propuestas para intervenir en esos espacios.

¿De dónde viene su afición por la arquitectura clásica?

Mi interés por la arquitectura surgió cuando era joven y repartía periódicos. Luego compré una casa antigua para mi empresa y, luego, la del otro lado de la calle. De hecho, mis oficinas están en un edificio del año 1885. Recuerdo que, cuando era joven, cuando tenía unos 30 o 35 años e iba por la noche a Near North, que estaba lleno de restaurantes, y teníamos que aparcar a una milla de distancia, vi una casa y me quedé impresionado, porque era de piedra y tenía un patio y unas cocheras. De hecho, en esa época era una funeraria. Pero la historia es que se hizo para un presidente de una compañía de ferrocarriles. Muchos años después, unos 17, vi que el edificio estaba en venta. Compré el edificio y luego empezamos a restaurarlo. Me mudé al edificio y luego, en 1991, cuando lo terminamos, hicimos el patio que también era el lugar donde se aparcaba. Ahora es un lugar que la gente mira. Al final, en el patio tenemos piezas europeas: algunas esculturas de Francia y dos farolas de los Campos Elíseos y otros elementos artísticos y una fuente muy bonita de piedra...

¿Luego, usted también es coleccionista de objetos o piezas arquitectónicas?

Hace 30 años que soy coleccionista de objetos de arquitectura y también compro algunos objetos de estilos como el Art Nouveau, el Art Déco y también vidrieras de Tiffany. Necesitaba ese lugar para exponer todo eso. Negocié con una asociación de cirujanos, que era la propietaria del edificio, para poder comprar y arreglar el edificio que hay junto al mío, el Murphy Building. Lo inauguramos como museo, el Driehaus Museum, hace cinco años. Hicimos unos acabados perfectos, colocaciones, la iluminación… Cuando entras en el edificio es como una experiencia real, porque todo está adaptado. Es casi como un escenario. Ahora es una de las cosas más importantes que hay que ver en Chicago.

¿Y el salto al mecenazgo cuándo surge?

No fue una idea prematura, sino que fue madurando. Hace unos 15 años, un buen amigo mío, Mel Walsh, quería que fuese a la Universidad de Notre Dame para ver qué se estaba haciendo en arquitectura. Y le dije que por qué Notre Dame. Me dijo que era la única facultad en EE.UU. donde se enseñaba arquitectura clásica. La razón por la cual me dijo que fuese a Notre Dame era, lógicamante, por mi interés por la conservación. Cuando fui allí y conocí a algunos estudiantes y vi los dibujos en sus mesas de trabajo y el trabajo que estaban haciendo quedé muy impresionado por la manera en que hacían restauraciones.

¿Y cuándo pone su mirade para trabajar en proyectos en Europa?

Quería otorgar un premio a través de Notre Dame porque enseñan arquitectura clásica y quería ser el patrocinador. En 2003 otorgamos uno de los premios más importantes dotado con 200.000 dólares al año para la persona que hubiese hecho la contribución más importante en arquitectura clásica introductoria, que hubiese hecho restauraciones...

¿Debo deducir que no le interesa la arquitectura contemporánea, que la aborrece?

No estoy en contra de lo contemporáneo. Estoy a favor del crecimiento, pero también estoy a favor de proteger lugares sensibles. No se puede edificar en todas partes. Algunos lugares donde se está construyendo no son los lugares adecuados. En Madrid se ha hecho un trabajo bastante bueno restringiendo los rascacielos. Pero en Londres todo la silueta urbana ha cambiado radicalmente por completo debido a unos edificios modernos desproporcionados. Estoy a favor del crecimiento, pero del crecimiento adecuado, que no destruya la Historia, la cultura o la forma de expresarse a lo largo de la Historia.

¿Entonces, realmente su colaboración, su aportación o su ayuda a la arquitectura clásica es con la idea de que no hay presente sin preservar el pasado?

Bueno, si hay un sentido del lugar, de que es un lugar importante que hay que cuidar antes de construir sin más. En EE.UU. intentamos fomentar los códigos basados en las formas. Hay cuatro elementos en esos códigos. Una de las cosas que estamos en contra es ela escala. Si la escala es mucho más grande que lo que hay alrededor, decimos que eso va en contra del lugar. Podría ser un rascacielos de una escala demasiado grande. En otras palabras, los de la década de 1920 estaban bien, pero los de ahora tienen dos o tres veces esa altura, alteran la silueta urbana y eliminan la historia; eliminan el sentido de lo que era la ciudad. Resultan demasiado apabullantes. En Chicago, por ejemplo, se empieza a construir en suburbios que son muy bonitos. Compran un solar y derriban las viejas casas victorianas. Luego construyen una mansión que es casi más grande que el solar. Es un problema de la escala.

¿Para usted, cuál es la ciudad arquitectónicamente más hermosa? ¿Y la peor: la más horrenda?

Creo que Praga es una de las ciudades más bonitas porque mantiene su presencia arquitectónica desde el gótico temprano, el gótico medio, el gótico tardío, el renacimiento y, luego, algo de modernismo y art-nouveau y barroco. Es el renacimiento, barroco y luego algo de modernismo Y nada fuera de escala. Y para una ciudad más grande, Roma. Y San Petersburgo. Pero creo que Londres se está deteriorando. Madrid está, en cierta manera, en el medio, porque no tiene muchos rascacielos. Y París ha hecho un trabajo relativamente bueno, pero quieren construir rascacielos allí más altos de lo que se debería.

¿Su opinión sobre Madrid?

Tienen uno de los museos más importantes del mundo: El Prado. Estoy alojado en el Ritz, y cuando miro al Prado y miro a la izquierda, todo es proporcionado, hay una iglesia, otro edificio… Y luego cuando miras a la derecha, ves un edificio muy grande. Es demasiado alto, porque si ese edificio no estuviese ahí, o si hubiese una proporción con los otros edificios en el otro lado, de la misma altura más o menos, se podrían ver las colinas y el fondo. La vista sería mucho más bonita y bucólica.

¿Quería preguntarle qué le parece una ciudad como Detroit en EE.UU. y el estado en que se encuentra. Está muy abandonada… y es una arquitectura clásica…?

Bueno, esa ciudad se deterioró por el declive de los fabricantes de automóviles. La ciudad funciona por sus empresas y por sus industrias. Había tres grandes fabricantes allí: General Motors, Ford y Chrysler. Vivieron un auge en las décadas de 1920, 1930,1940 y 1950. Hubo un bajón significativo en la economía. La gente de clase obrera se vio desplazada y hubo un importante declive. La gente huyó de la ciudad y se fue a la periferia y dejó que la ciudad muriese. Ahora la ciudad se está recuperando, se está inyectado dinero en ella, se está intentando recuperar y podría recuperar su gloria del pasado, pero gran parte de la ciudad está muy deteriorada y habrá que sustituirla. Pero el centro de la ciudad está renaciendo.

¿Cuál es el proyecto en el que ha participado como mecenas del que se siente más satisfecho?

Es una buena pregunta. Fue un premio. Volviendo a Notre Dame, estaba tan impresionado por los estudiantes que estaban allí que quería dar un premio a la mejor contribución a la arquitectura clásica. Y eso empezó en 2003. En 2010, el premiado fue un hombre llamado Rafael Manzano. Ayuda a salvar edificios en Sevilla, en la Judería. Vino e hizo su presentación y todo el mundo quedó impresionado por él. Es un tipo muy humano, no es una estrella. Hacía bien su trabajo. Todo el mundo le dio un gran aplauso.

¿Y cuántas ediciones lleva del premio?

Creo que este año es el quinto. Es para gente que ha contribuido a vuestro estilo y a vuestra cultura arquitectónica. También estamos pensando en dar un pequeño premio para la artesanía como los sellados y también podrían ser los tejados, los forjados, los azulejos, la cerámica o incluso las puertas. Estamos intentando recuperar estos oficios artesanos.

¿La artesanía?

La escala es una cosa y, otra, los materiales. Si todas las casas son victorianas, no quieres una casa construida con hierro y vidrio o con acero y vidrio. Y otra cosa es que, aunque estés utilizando los materiales correctos, queremos que la forma esté razonablemente relacionada. Si es un bungaló no queremos algo que sea de la misma altura pero que sea como un edificio plano, algo moderno. Si es un parque de bomberos, debería parecerse a un parque de bomberos, si es una comisaria, a una comisaria, o una oficina de correos. Pero también debería tener sus características individuales para expresarse, y es algo que Madrid hace muy bien.

Veo que está enamorado de Madrid

Cuando iba al colegio había un profesor que intentaba enseñarme español, pero antes de enseñarme español quería hablar de arquitectura, de la historia de todas las regiones. Era fascinante. Dijo que en Madrid había un edificio llamado el Edificio de Correos que era más grande que cualquiera en EE.UU. No me lo podía creer. Luego, cuando vine 40 años después y vi el edificio del que me habló, vi que es un edificio magnífico. Es extraordinario. Madrid es una joya de la corona porque es una ciudad importante. En otras palabras, su arquitectura es quizás una de las mayores expresiones de su cultura. Por supuesto que tienen pintores, escritores y todo eso, pero la arquitectura, también. Y sus bulevares y la planificación de sus bulevares, sus tamaños, sus medianas y el arbolado, es extraordinaria. La planificación es mayor que la de Londres. Sus bulevares están más cuidados y tienen más sentido del lugar. Lo que hicieron hace cientos de años es lo que deberían mejorar y cuidar. Han hecho un trabajo extraordinario, histórico y deberían mantener eso: el tempo, el ritmo.

¿Y si le digo que yo adoro la arquitectura contemporánea?

Le digo que el mundo se vuelve más homogéneo. Todas las ciudades se parecen. Ya no le puedes decir a tu hijo qué ciudad es mirando los edificios. Se pierde la identidad de la gente. Y falta esa experiencia. En otras palabras: es bueno estar en un entorno tridimensional, estar en el mundo real y no solo en Internet. A la gente, por naturaleza, le gusta estar junta, ver lo que hacen otras personas. Y por eso las ciudades y el intercambio de ideas hacen que la vida sea más rica. Por último, le digo que que la neurociencia se está dando cuenta de que a la gente no le gustan estos edificios modernos y que le gustan los edificios más antiguos, que es donde se reúne, donde hay actividad, donde se siente cómoda y más natural.

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