LIBROS

«La hija del alfarero», la canción más larga y emotiva de Perales

El célebre compositor y cantante describe con sutileza pero sin melodramas la emigración en el tardofranquismo

José Luis Perales publica su segunda novela Ernesto Agudo
Juan Ángel Juristo

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A mediados de los ochenta colaboraba yo en el programa de TVE «Autorretrato», que dirigía José Luis Jover, que es natural de Cuenca, y una de las primeras entrevistas fue a José Luis Perales (Castejón, Cuenca, 1945), el célebre compositor y cantante. Aquella entrevista fue gozosa y me ayudó a descubrir la faceta humana tremenda de este hombre y s u gran sentido común y sensatez , lo que, unido a una capacidad creadora como músico casi legendaria, dio como resultado cierta fascinación por el personaje, habida cuenta de que nunca frecuenté este tipo de canciones que le ha hecho famoso en el mundo.

Años después me vi leyendo su primera novela, «La melodía del tiempo» , y me pareció una narración bastante digna, con una trama coherente con su ideario y su forma de sentir. Es un homenaje sentido a su tierra y narra los avatares de un pueblo conquense a lo largo de tres generaciones, donde las relaciones entre padres e hijos se constituyen como piedra angular de convivencia entre sus habitantes. Había mucho de experimentación directa y, cómo no, al autor se le escapaba una vena lírica muy marcada, algo nada extraño si hemos oído alguna vez sus canciones, pongamos «Un velero llamado libertad» . La novela aguantaba bien e hizo realidad algo que comentó su autor: que con ella había escrito su canción más larga. Ya digo, coherencia.

Versatilidad

Tanta, que ahora, con «La hija del alfarero», su segunda novela, trasunta por semejantes paisajes y paisanajes pero con una intencionalidad literaria, narrativa, más acentuada y conseguida: el mundo descrito es similar pero el ojo ha cambiado de manera casi imperceptible pero reconocible. Al incidir en mundos parecidos, ha ahondado en esas circunstancias afines y las ha objetivizado como hacen los escritores: se nota una distancia respecto a la primera novela que redunda en beneficio de ella. Si algo caracteriza a Perales es su versatilidad e insistencia.

A José Luis Perales se le da muy bien describir relaciones entre los personajes, borda esa cualidad

La historia que narra recuerda, aunque sin las raíces expresionistas, a la película « Surcos », de Nieves Conde . Igual que en el filme hay una huida desde El Espejuelo a la ciudad por parte de Francisca, que quiere mejorar su condición; y como la hija de los emigrantes que llegan a Madrid en la película, que termina liándose con el extraperlista de turno, Francisca se enamora de un hombre casado y con hijos. Y hasta aquí las semejanzas, pues la novela camina por otros derroteros, tantos como los que separan el paisaje de posguerra del filme a los años del tardofranquismo en que se inmiscuye la narración.

A José Luis Perales se le da muy bien describir relaciones entre los personajes, borda esa cualidad y no cae nunca en lo melodramático. Así, las que mantienen Francisca, Carlos y sus padres, Brígida y Justino, a pesar de las circunstancias en que vive cada uno de los personajes. De unos a otros les separa a veces un abismo que cabe calcular en siglos y que no es más que el paso del mundo rural al urbano . Todo esto ha sido contado incontables veces y se contará porque la emigración no acabará, pero Perales ha logrado con esta buena novela fijar con complejidad un determinado tiempo histórico.

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