«Le Port d'Anvers» (1906), de Othon Friesz
«Le Port d'Anvers» (1906), de Othon Friesz
ARTE

Fieras de la expresión

Notable esfuerzo el de la Fundación Mapfre al traer a Madrid una amplia exposición que recorre la tan fugaz como determinante historia del movimiento «fauve»

Madrid Actualizado: Guardar
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En el ámbito del arte y la cultura, en ciertas ocasiones, breves periodos de tiempo se viven con tal intensidad que en ellos se abren horizontes completamente nuevos. Algo así ocurrió, de forma particularmente señalada, en la Francia de comienzos del siglo XX, con el despuntar definitivo de las vanguardias artísticas que hoy consideramos «históricas».

Después del Simbolismo, y antes de que la proyección de la pintura analítica de Cézanne, tras su fallecimiento en 1906, terminara por germinar en el Cubismo, un grupo de pintores, a quienes les colgaron el término entonces peyorativo de «fauves» –esto es, fieras–, planteó un «giro» expresivo en su trabajo de importante alcance.

Los «fauves» no fueron, en sentido estricto, «un movimiento» unido en torno a declaraciones o manifiestos, sino un conjunto de individuos, todos varones, de sensibilidades diversas.

Eran un grupo de «amigos» que se formaron en los talleres de los maestros simbolistas Moreau y Eugène Carrière. Que fueron avanzando en una especie de diálogo plástico, viajando y pintando juntos, hasta alcanzar una notable sintonía en su forma de hacer pintura.

Un viaje con amigos

La duración de esa experiencia fue breve, un periodo de apenas tres años, desde 1905 hasta el final de 1907, ya que desde el año siguiente, las trayectorias de cada uno de ellos divergieron ampliamente. Como momento «desencadenante» de lo que el grupo pretendía se suele situar el viaje conjunto de Matisse y Derain a Collioure en el verano de 1905. Los retratos «cruzados» de uno y otro son de una calidad excepcional.

Ese mismo año, tras el verano, el grupo de amigos presenta sus obras en el Salón de Otoño. Y es entonces cuando el crítico Louis Vauxcelles, comparando sus pinturas con dos bustos del escultor y fabricante de muñecas Albert Marque que se exponían en la misma sala, exclama: «¡Donatello entre las fieras!». La quietud de la escultura tradicional confrontada con el grito libre del color y la luz de la nueva pintura.

Los «fauves» habían nacido. Se trata de un episodio, en cierto sentido, ejemplar. Porque así fue ganando sus «combates» la vanguardia artística: derivando términos, que en su origen eran insultos, hacia conceptos de diferencia, manifestaciones de un arte nuevo. Y, finalmente, con el tiempo, de reconocimiento de su valor artístico.

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