«Es todo gracias a ti», proyecto de Rita Ponce. de la colectiva «S'WONDERFUL»
«Es todo gracias a ti», proyecto de Rita Ponce. de la colectiva «S'WONDERFUL»
ARTE

Creadores que se comen al comisario

La cantera de nuevos artistas (Circuitos, de la Sala de Arte Joven), y comisarios noveles (Inéditos, en La Casa Encendida), en Madrid ya está en marcha. Los resultados son muy desiguales

Madrid Actualizado: Guardar
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Con el otoño llega «la vendimia» y las instituciones tratan de recoger «los frutos» de lo que han sembrado a lo largo del año. En materia de artes plásticas, esto se traducía tradicionalmente en los así llamados «salones de otoño», y, en ellos, ya desde el siglo XVIII, las academias venían presentando los mejores trabajos de sus artistas. Junto a este viejo modelo aparecieron, a lo largo del XIX, los programas de arte joven, en los que las instituciones –sobre todo las diputaciones provinciales– apoyaban a artistas noveles con becas para estudiar en el extranjero, por lo general, en Roma o en París. Al final de su estancia, estos debían entregar una obra a la institución que los había patrocinado y debían igualmente presentar una pequeña exposición de su trabajo.

Tampoco este modelo de apoyo al «arte joven» ha cambiado demasiado, aunque en él se han ido introduciendo novedades. Es posible que esos cambios tengan que ver con el hecho de que, cada vez más, se considera la creación artística como una actividad teórica y especulativa, más que como una mera producción objetual, puramente plástica y estética. Por eso ahora, lejos de premiar una obra ya realizada, se apuesta, por un lado, por becar proyectos artísticos y, por el otro, se tiende a patrocinar a jóvenes comisarios. Este doble modelo es el que encontramos, por un lado, en los « Circuitos de Arte Joven» de la Comunidad de Madrid y, en otro ámbito, en el « Inéditos 2015» de La Casa Encendida.

Riesgo y éxito

El programa «Circuitos» de la Comunidad de Madrid consiste básicamente en un concurso de proyectos para jóvenes artistas, dotado con 2.000 euros por autor para la producción de una obra. Constituye ciertamente un riesgo optar por un proyecto, pues los resultados pueden ser decepcionantes. Sin embargo, las propuestas de los diez seleccionados para 2015 resultan, por lo general, interesantes y más que prometedoras.

De las tres exposiciones de «Inéditos» solamente algunas piezas aisladas suscitan intriga

Apostar por un conjunto de papeles y una maqueta de cartón, donde se especula sobre la arquitectura contemporánea, es todo un reto, pero la pieza producida por Miguel Ángel Rego a partir de esos bocetos resulta fascinante. Lo mismo ocurre con la obra ensayada por Nadia Hotait, con interacción entre el vídeo y la escultura, o con los intentos por pensar una pintura posible por parte de Luis Vasallo.

Por su parte, el programa «Inéditos», desde La Casa Encendida, apoya más bien la producción de proyectos expositivos pensados por jóvenes comisarios. El resultado final de este año produce, sin embargo, cierta perplejidad. De las tres propuestas solamente algunas piezas aisladas suscitan intriga, más por su rareza o su interés histórico, pero, al final, las exposiciones no consiguen seducir o fascinar al espectador. Y tal vez aquí el problema sea el del exceso de preocupación teórica frente al escaso interés de los nuevos comisarios por las calidades estéticas o plásticas de las obras.

No nos inquieta

A pesar de que la exposición presentada por Beatriz Escudero («S’WONDERFUL») promete reflexionar sobre el carácter lúdico de la obra de arte, su propuesta ni entretiene, ni divierte, y, lo que es peor, tampoco suscita la menor inquietud. Lo mismo sucede, por desgracia, con la que presenta Neme Arranz («Aquí hay dragones»), dedicada a reflexionar sobre espacios inexplorados en un mundo ultravigilado y geolocalizado. En ella hay ciertamente algunas piezas que se salvan –como la sorprendente «El nadador», de Fermín Jiménez Landa–, pero el conjunto resulta en general incoherente y poco comprensible. Algo más pretenciosa en sus presupuestos resulta, por último, la exposición titulada «Appunti», sobre todo por la extraña yuxtaposición de películas de Passolini, fotografías de Leni Riefenstahl y partituras de Stockhausen. Pero, de nuevo, lo que provoca es más perplejidad que persuasión. De modo tal que la deriva en general de los nuevos comisarios suscita en los tres casos la misma sensación: ausencia de un hilo conductor coherente, exceso de preocupación teórica y desinterés por la pátina estética de la propuesta.

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