¿Bello y útil? Bienal de diseño de Saint Etienne

¿Por qué el color naranja de alarma es universalmente el Pantone 152? O, ¿por qué las chapas tienen 21 puntas?, ¿Y el motivo de las caprichosas formas de la pasta? ¿Por qué las partículas de embalaje de poliuretano tienen forma de 8 en lugar de ser esféricas? O, ¿cómo se hace un huevo duro en tubo? ¿Y el significado de las señales en forma de hexágono en la carretera? Todas estas preguntas tienen su respuesta en No Randomness (No es casual) una de las exposiciones más «in» de la Bienal Internacional de Diseño de Saint Etienne, que podemos visitar hasta el 12 de abril. Pero ésta es solo un ejemplo. Hay muchísimo más en su programación.

Con permiso de París y Milán

Situada a unos 50 kilómetros de Lyon, esta ciudad, hace un siglo, alojaba minas de carbón y una industria armamentística bastante potente, que entraron en declive; pero decidió reinventarse y cada dos años, se convierte en centro de diseño de Europa, rebasando, con permiso de París, a Milán, Estocolmo y Londres.

Aquí acuden los fanáticos del diseño mundial, pero también los mejores diseñadores, escenógrafos y comisarios para ofrecer creatividad y funcionalidad, lo más nuevo, lo más ingenioso, las últimas técnicas y los últimos materiales. Pero también conferencias, laboratorios, mesas redondas, coloquios y obra no solo de autores franceses, sino de artistas y profesionales de todo el mundo, con Corea del Sur como país invitado.

El núcleo es la Cité du Design, la antigua fábrica de armas a las afueras de la ciudad, transformada en escuela de diseño y en centro de exposiciones (ESADSE). Aquí esta el grueso oficial. El resto, el festival off, se extiende por el resto de la urbe, en el Museo de Arte Contemporáneo, el Museo de Arte e Industria, en la Bolsa de Trabajo, en las plazas y calles, hasta en la Iglesia de Saint Pierre, de Le Corbusier, en la cercana localidad de Firminy o en las antiguas minas de carbón.

Y durante un mes, Sainte Etienne, nombrada por la Unesco en 2010 Capital Mundial de la Creatividad y el Diseño (como lo son Berlín, Buenos Aires o Shangai) ha vibrado al son de esta disciplina. Ahora: si la quiere visitar, prepárese para un fin de semana agotador. Descubrir las casi 60 exposiciones lleva un buen rato. Esta novena edición, alrededor de El sentido de la belleza, comisariada por Elsa Francès y Benjamin Loyauté, intenta descifrar la eterna cuestión: el universo que oscila entre lo bello y lo útil. ¿Y si el nuevo diseño fuera capaz de reunir estos dos factores para satisfacer, no solo el deseo, sino también el placer?

Divertirse implica diseño

Pero una bienal, como les pasa a las de arquitectura, arte o cine, analiza lo que está pasando en su campo en un momento dado. Y en diseño, entra todo, desde nuestra forma de comunicarnos, de comer o trabajar hasta la de divertirnos. Todo realmente es diseño y tiene un diseño detrás. Lo importante es que nos haga la vida más fácil.El sentido de la belleza cuestiona la importancia de las formas y los usos –la eterna cuestión– y de la calidad de vida. Y propone la hipótesis de que hay otras vidas aparte de las de la globalización, en las que se potencian artesanías, tradiciones o saberes propios, dándoles, eso sí, un nuevo enfoque.

En cifras, esta bienal ha recibido desde su apertura en marzo a a más de 150.000 visitantes para disfrutar de 60 exposiciones preparadas por 26 comisarios y escenógrafos en 60 localizaciones.