200 sombras de Helmut Newton

Publican en España un volumen que recopila los mejores retratos del fotógrafo alemán

Charlotte Rampling, en el Hotel Nord-Pinus, Arlés, 1973 (detalle) HELMUT NEWTON
Natividad Pulido

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Hipocondriaco, fetichista, retorcido y voyeur confeso , decía que le habría encantado «ser un paparazzo romano». El fotógrafo alemán Helmut Newton (Berlín, 1920-Los Ángeles, 2004) creó un universo perverso, de lujo, sexo, piernas interminables, medias de seda y tacones de aguja, con cuidadísimas puestas en escena, mucho antes de que E. L. James irrumpiera con «50 sombras de Grey ». Las modelos no dudaban en desnudarse ante su cámara. Pero este clásico de la fotografía del siglo XX también fue un genial retratista. En los 80 las estrellas del cine y la moda hacían cola para posar para él. En 1985 se publica el libro «Helmut Newton. Retratos» , que ahora ve la luz en España de la mano de La Fábrica.

Jack Nicholson, Los Ángeles, 1985 HELMUT NEWTON

El volumen reúne dos centenares de instantáneas , en color y blanco y negro, realizadas entre 1934 y 1986, incluyendo algunos de sus trabajos para «Vogue», «Vanity Fair» o «Jardin des Modes». En portada, una exuberante Elizabeth Taylor metida en una piscina, luciendo espléndidas joyas y con un periquito en su mano derecha, nos mira fijamente con sus ojos violeta. Junto a algunos autorretratos y retratos de su esposa, June –su modelo fetiche–, figuran las celebridades que tanto le fascinaban. Fascinación que compartía con Andy Warhol . «Fotografío a los seres humanos que amo y venero, especialmente a los infames», decía Newton.

Un Dalí casi moribundo en Figueras, el propio Warhol, Ava Gardner, Jeanne Moreau, Catherine Deneuve, Sophia Loren , Charlotte Rampling, Karl Lagerfeld, Billy Wilder, Monica Vitti, David Bowie, Raquel Welch, Mick Jagger, Paloma Picasso, Serge Gainsbourg y Jane Birkin, Sting, Grace Jones, Jack Nicholson, David Hockney, Kim Basinger, Jacqueline Bisset, Helmut Berger, Sigourney Weaver, John y Anjelica Huston, Pina Bausch, Julian Schnabel, Loulou de la Falaise, Diane von Fürstenberg... son algunos de los famosos que posaron ante su cámara. También lo hicieron nobles y aristócratas como la princesa de Polignac, Carolina de Mónaco , la princesa Gloria von Thurn und Taxis, la condesa Marta Marzotto o la vizcondesa Patricia Rothermere.

«Amo a los médicos»

Autorretrato con su esposa June y unas modelos, estudio de «Vogue», París, 1981 HELMUT NEWTON

En una entrevista que concede a la escritora y comisaria Carol Squiers, incluida en el libro, habla el fotógrafo de algunos de los iconos a los que retrató. Sobre las estrellas de Hollywood dice que son muy remilgadas, «están especialmente obsesionadas con no enseñar ni un milímetro de carne». Reconoce que estaba muy impresionado por trabajar con Elizabeth Taylor (lo hizo en dos ocasiones; en la segunda la actriz pidió que Newton eligiera el vestuario, el peinado y el maquillaje), que Marlene Dietrich siempre le había encantado, que Jane Russell le pareció muy atractiva y simpática, que Charlotte Rampling era muy sexi, inteligente y divertida («era maravilloso retratarla»), que le costó mucho que Nastassja Kinski («una mujer muy inteligente, intensa y lista») se quitara la ropa...

Sorprende, junto a estas celebridades, la presencia en el libro de cuatro autorretratos mientras le reconocen sus médicos. «Amo a los médicos» , decía. Algunos se convirtieron en sus amigos. «Cuando siento que hay algo que no va bien corro a ver a un médico; como si se tratara de un coche, quiero que me pongan a punto lo antes posible para continuar con mi vida», confiesa Helmut Newton, que no soportaba la sangre. En 1971 sufrió un ataque al corazón . Aquello cambiaría su vida para siempre. Comenzó a venderlo todo.

Las mujeres

Catherine Deneuve, en un reportaje para «Le Nouvel Observateur», 1983 HELMUT NEWTON

Aunque las feministas posiblemente crean lo contrario por la imagen que pueda dar de las mujeres como objeto sexual en sus instantáneas, Helmut Newton sentía devoción por ellas: «Las admiro, son mucho más fuertes que los hombres» . Creía que era más fácil fotografiar a los hombres que a las mujeres, porque «son más sencillos». Su fetichismo sin freno le llevó a obsesionarse con los maniquíes , a los que llegó a poner nombre: su favorita era Georgette. También dedicó una polémica serie a los corsés ortopédicos . El mundo de la prostitución siempre le fascinó.

En la charla con Carol Squiers habla Newton de su forma de trabajar. Cuando le pregunta por el componente clave de un retrato, responde: «No conozco a las personas que fotografío. ¿Por qué tedría que cargar con la vida de otras personas? Solo puedo fotografiar lo que ve mi cámara. No soy como muchos fotógrafos que experimentan un subidón de poder. Se ponen detrás de la cámara y la cogen como si fuera un arma. Ser fotógrafo es ya de por sí una agresión». Considera que sus fotografías «son eróticas, no violentas» .

Admirador de Brassaï y Erich Salomon, confiesa: «¡Soy un voyeur! Todos los fotógrafos lo son. Te pasas la vida mirando a través de un agujero». Y una última confesión :«Soy muy remilgado, increíblemente anticuado. Me escandalizo fácilmente» . Viendo su trabajo, resulta difícil tomarle en serio.

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