Heidi vuelve al cine

Los niños de hoy aprenden inglés con Dora la exploradora, se sensibilizan al arte y a la música con Little Einstein e, incluso, hacen sus pírricos pinitos en chino con Nihao Kai-lan. En cambio, la «generación Heidi», aquella que veía el culebrón de la niña de los Alpes, creció y se reprodujo exitosamente a pesar de esas lagunas formativas y, aún hoy, muchos de sus miembros son capaces de tararear el «Abuelito dime tú…». ¿Cierto?

Ese es el motivo por el que muchas familias centroeuropeas acudirán al cine esta Navidad para ver la versión del director suizo Alain Gsponer, que promete una película «tal fiel como es posible al original» y que trata de subrayar el valor de la infancia ajena a la excesiva formación precoz.

El reencuentro de los padres cuarentones con la vieja conocida genera casi tantas expectativas como la reacción de sus vástagos a las aventuras de una pequeña en las antípodas de los móviles y las consolas y que además planeta un mensaje casi subversivo: menos televisión educativa, en cualquier caso menos pantalla, y más aire libre.

Los cines de Múnich ya la están proyectando y el estreno en Berlín tendrá lugar el 10 de diciembre. La parte suiza de la acción ha sido rodada en Rheinwald, Bergün y en Graubünden, mientras que los rodajes de la parte alemana han tenido lugar en Quedlinburg, en la región de Sajonia-Anhalt. El productor de la película, Lukas Hobi, ha presentado las pretensiones del proyecto asegurando que «ni es un remake ni recrea el personaje, sino que aspira a ser un clásico auténtico» y la encargada de dar vida a Heidi es la actriz de 10 años Anuk Steffen, que resume la esencia del personaje cuando dice que «es una niña que solo quiere jugar y estar cerca de su abuelo». Seguramente esa es la clave que permite al personaje conectar de forma universal con la infancia, porque esas dos menudencias se parecen bastante a lo que más desean en el mundo la mayoría de los niños.

El personaje de Heidi fue creado originalmente por la escritora suiza Johanna Spyri, en un libro infantil publicado por primera vez en 1879. Es uno de los libros más leídos de la literatura suiza en el mundo y proclama la inocencia como valor muy por encima de las convenciones sociales. «Pero hay otra lectura, que quizá solamente pueda descubrirse a mi edad y que tiene que ver con lo que los niños y su inocencia aportan a quienes ven la vida desde su tramo final», añade Bruno Ganz, que a sus 74 años es el encargado de representar al solitario abuelo.