Juan Velarde, fotografiado en su casa
Juan Velarde, fotografiado en su casa - ernesto agudo

Juan Velarde: «El nuevo populismo se basa en el efecto rebaño y es corruptor»

El economista y catedrático emérito, colaborador de ABC, ha sido nombrado, a los 87 años, presidente de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, sucediendo en el cargo a Marcelino Oreja

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Hoy, en medio de una enorme crisis que no sólo es económica, sino política y social, la docta institución se enfrenta a importantes desafíos que Velarde Fuertes explica a este diario. «El rápido crecimiento genera, como ya contó John M. Keynes en 1930, que la gente abandone ciertos valores como consecuencia de su rápido enriquecimiento, al que se ve como cosa fácil. Y entonces vienen los problemas del endeudamiento y la corrupción. Ante ello, esta Academia tiene un doble papel. En primer lugar, tomar nota de lo que ocurre en la economía. En segundo lugar, tiene que vincular esto a la ética», explica.

Estado de Bienestar y Economía Social de Mercado

Hoy escuchamos continuamente decir que se están finiquitando la Economía Social de Mercado y el Estado del Bienestar, lo cual sería muy lamentable en su opinión: «Tras la II Guerra Mundial, lo que acabó imponiéndose fueron medidas sencillas basadas en planteamientos keynesianos.

Luego vino la crítica de Milton Friedman que empujó a tomar soluciones diferentes. ¿Quiénes acertaron? Aquellos que siguieron una corriente durante el nacional-socialismo y opuesta a él: la Escuela de Friburgo, que planteaba que el mercado debe tener libertad de actuación, aunque con varias excepciones y regulaciones: 1) Cuando afecta a la dignidad humana. 2) Ciertos bienes son de interés colectivo. 3) Sostenimiento del precio de ciertos sectores (por ejemplo: la Agricultura, pues una gran cosecha puede empobrecer a los agricultores al desplomarse los precios del mercado, y la Agricultura no puede desaparecer). 4) La producción y venta de armamento. Y 5) Los sectores que pueden alterar al conjunto de la economía (por ejemplo, la actividad inmobiliaria). Todo ello está en la base de lo que se ha venido en llamar Economía Social de Mercado. Y nos recuerda la Doctrina Social de la Iglesia, como ha señalado hace unos días Jenns Weidmann, presidente del Bundesbank, al recibir el premio Wolfram-Engels».

Crisis, «recesión de balance», reforma constitucional

Velarde califica la crisis como «una “recesión de balance”, concepto del economista japonés Richard Koo, quien dijo que la consecuencia del rápido enriquecimiento de Japón había sido un gran endeudamiento. Como todo va muy bien, los particulares piden créditos alegremente; y los estados, por su parte, también aumentan el déficit público de manera frívola o irresponsable. Tal es el caso de nuestra burbuja inmobiliaria, que ha venido acompañada de enorme corrupción y otros males. Pero llega un momento en que hay que pagar esas deudas».

Entre otras, las del Estado Autonómico. «¿Por qué hemos llegado hasta aquí? Ya Cánovas del Castillo planteó durante el reinado de Alfonso XII que “el bolsillo va a ganar a la Cruz (de los carlistas) y voy a concederles condiciones económicas especiales” (fueros, conciertos) a las provincias vascas y Navarra. Luego, Ramón de la Sota (1857-1936), que fue quien cambió el PNV, consideró que la industria, las finanzas, etc., tenían que ser la base para conseguir ventajas especialísimas. Cataluña empezó a plantear lo mismo en la “Reinaxença”, y recreó un victimismo a partir de la derrota austracista de 1714, olvidando que el ganador, Felipe V, enseguida contribuyó al desarrollo económico catalán. Pero aquel desarrollo les pareció insuficiente y empezaron a decir: “España nos quita”».

Y todo esto, «que es una falsedad, hoy se ha aceptado porque la base cultural es muy baja por causa del control autonómico de la Enseñanza. Acto seguido, el resto de las Autonomías empezaron a pensar que ellas también podían sentirse agraviadas por la Historia y exigir más y más al poder central».

En su opinión, la redacción y el desarrollo de la Constitución del 78 «han creado un enorme caos financiero y económico. Se ha dividido el mercado interno español. Cuando avanzamos hacia la unificación fiscal europea, algo absolutamente necesario, aquí tenemos diecisiete situaciones distintas. Esto es necesario arreglarlo en algún momento. El gran desafío no es cambiar la base del régimen tributario general, sino adecuar o uniformizar esas diferencias».

Del populismo al totalitarismo

Hoy los ciudadanos están hiper-conectados y súper-informados, y reclaman mayores niveles de participación política que podrían articularse a través de las nuevas tecnologías, como parece expresar el fenómeno de Podemos. «Niego la mayor. Los ciudadanos no están enterados de nada de lo que está ocurriendo (algo que se debe al lamentable modelo de Enseñanza). Nos encontramos ante una situación típica de esta sociedad de masas, como ya nos explicó José Ortega y Gasset. En este contexto, la gente se deja seducir por propuestas demagógicas. Por eso, no sólo la Academia, sino también los medios de comunicación, los intelectuales y los universitarios, deberíamos estar contando y debatiendo lo que ocurre de verdad para ponerlo en conocimiento de la gente. Cuando Keynes termina su “Teoría general del empleo, el interés y el dinero” dice que las ideas acaban modificando las cosas con mucha más fuerza que los intereses».

¿Alberga este «neopopulismo» el germen de los viejos totalitarismos? «En efecto, porque sus fórmulas están basadas en el “efecto rebaño”, para el cual, el mayor pecado es ser diferente. Todos tenemos que hacer y pensar lo mismo. Y aún más. Es corruptor. Así justificaba Narcís Serra el desastre de Caixa Catalunya: “sólo hacíamos lo que hacían los demás"», concluye Velarde Fuertes.

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