El profesor Antonio Díaz durante la entrevista.
El profesor Antonio Díaz durante la entrevista. - Nacho Frade
SEGURIDAD

«Los lugares con mucha gente y valores occidentales son objetivos terroristas»

Hablamos de espías y seguridad con el profesor de la Universidad de Cádiz y experto en servicios de inteligencia, Antonio Díaz

Cádiz Actualizado: Guardar
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Si alguna vez se ha preguntado si ese señor que le mira desde detrás del periódico en la mesa de enfrente en el bar mientras se bebe el café y se toma su tostada mañanera es un espía camuflado, tenemos la respuesta: no. El que lo parece no lo es y el que lo es no lo parece, es una de las máximas del profesor de la Universidad de Cádiz Antonio Díaz (Cádiz, 1971), uno de los mayores expertos en servicios de inteligencia de España. Ya sabe, CNI, CIA, Mossad, James Bond... Desterramos con él los mitos que persiguen al espionaje y charlamos de nueva política, de Trump o de terrorismo yihadista.

¿Por qué los nuevos políticos quieren controlar a los servicios de inteligencia?

Son muy conscientes de su enorme poder. Un servicio de inteligencia es un aparato de apoyo al Estado que tiene una información enorme sobre muchas de las cosas que suceden en la sociedad y quien tiene la información tiene poder para gestionar lo público, para mantener el poder. Por tanto, el servicio de inteligencia es quien mayor cantidad de información posee y su relación con la toma de decisiones es directa.

¿Los políticos saben manejar a los servicios de inteligencia?

No, porque solo 'tocas' a los espías directamente cuando has sido militar o diplomático. Por tanto, cuando los políticos llegan al poder, tienen conocimiento de áreas muy concretas de gestión pero no de esa.

Usted sostiene que los espías harán caer a Donald Trump.

Creo que, como canalización de otros poderes que hay dentro del Estado y junto con la Justicia y la prensa, le harán caer, posiblemente antes del mes de junio de 2018. Básicamente en tres grandes líneas: una de traición, con el argumento de que «ha colaborado con Rusia y nosotros estamos para proteger la seguridad nacional», una segunda parte es la económica, porque no ha tenido un comportamiento adecuado a este respecto y la tercera es la honestidad personal: «usted no es capaz ni siquiera de mantener una unidad familiar», teniendo en cuenta los gestos de rechazo que hemos podido ver por parte de su mujer.

Trump es alguien que viene de fuera y no comprende que hay que darle cierto cariño a los servicios de inteligencia, comprenderlos y recanalizarlos hacia tu dirección política. Ha intentado entrar en un choque de trenes con ellos y tiene las de perder.

Cuatro atentados yihadistas en tres meses en Reino Unido, ¿fallos monumentales del MI5 y el MI6?

El problema es intentar pensar que los servicios de inteligencia, que se diseñaron para un plano muy estratégico, pueden estar internamente, continuamente, viendo qué sucede en cada barrio. Están para evitar, con una inteligencia estratégica, que se generen situaciones tan complejas como lo que vivimos en el norte de África y Oriente Medio.

No se puede pretender poner toda la culpa en un órgano estratégico de lo que es un posicionamiento de integración, de distribución de la riqueza, de relato de las democracias, de una organización sin identidades concretas, eso es lo que no podemos hacer.

«Las escalas de alerta terrorista irán desvaneciéndose y vamos a tener que estar prevenidos siempre»

Estamos en nivel 4 de alerta antiterrorista, ¿desde su punto de vista sería necesario subir a nivel 5?

El nivel 5 se declara si tenemos una información evidente de que hay un atentado en marcha, elementos claros de que algo se está preparando. Y no veo problema en decretarlo sobre todo si se acercan festividades o algún acontecimiento. Creo que en volver al nivel 1 vamos a tardar décadas y que nos moveremos entre el 4 y el 5 al menos en los próximos 10 años. Por eso mismo pienso que las escalas terroristas irán desvaneciéndose y siempre vamos a tener que estar prevenidos, con especial alerta y cuidado cuando se dé la situación concreta de que haya algo especial y pueda haber una alta probabilidad de que se produzca un atentado terrorista. Europa está reestructurando su sistema de seguridad más lentamente de lo que lo tendría que haber hecho. Es decir, el ejército europeo debería estar ya configurado y las amenazas terroristas integrales mucho más claras.

Cádiz, verano, mucha gente en la playa, en las terrazas, llegada de turistas, ¿puede ser un objetivo terrorista?

Proteger lo que se conoce como ‘objetivos blandos’ o ‘soft targets’ es imposible porque las sociedades abiertas están llenas de miles de ellos: centros comerciales, guarderías, supermercados, etc… Por eso te decía que la variable está en evitar que la persona llegue a radicalizarse o que lleve a cabo el atentado. Evidentemente el terrorismo tiene un elemento propagandístico enorme, por lo tanto son objetivos lugares en los que haya mucha aglomeración de gente, extranjeros y turistas (lo que permite que medios de comunicación de diferentes países se hagan eco del ataque), valores occidentales de ocio, igualdad, libertad, gente con poca ropa, diversión, alcohol, previsiblemente serían objetivos terroristas.

¿Qué hace un espía, en su día a día, en un país como España?

Hay que distinguir dos grandes tipos de espías, los operativos y los analistas. Los operativos están insertos en ámbitos donde tienen que conocer información, como son grupos terroristas o criminales, bandas o entramados que se dedican al blanqueo de dinero. Muchos de ellos están clandestinos, nadie sabe quiénes son, otros están abiertos y se relacionan con universidades, bancos o ayuntamientos. Estos también son agentes operativos que están pulsando la sociedad. Después están los que obtienen información de fenómenos criminales más complejos y algunos evidentemente tienen que estar en el extranjero.

Y también tenemos los analistas, aquéllos que se dedican a analizar información y son muchos más que los que un ciudadano podría pensar. La inmensa mayoría de trabajo consiste en analizar mucha información. Con las nuevas tecnologías la obtención de información ha variado mucho y ha habido que reorganizar y buscar nuevas atribuciones.

¿Cualquiera de nosotros puede ser agente del CNI?

Sí, porque hay diferentes formas de ser captados por el servicio de inteligencia, igual que en cualquier otra empresa. Uno puede haber metido su curriculum vitae a través de la página web del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) o, como ocurre en cualquier otra empresa, alguien puede recomendarte porque tengas capacidades especiales y crea que puedes encajar y que se pongan en contacto contigo. Es una empresa más, un órgano dentro de la administración del Estado. Aunque tú no decides trabajar para un servicio de inteligencia, es el servicio de inteligencia el que decide que trabajes para él.

«Cualquiera de nosotros puede trabajar para el Centro Nacional de Inteligencia, como en cualquier otra empresa»

'Espionaje para políticos' es su último libro, afirma que lo ha escrito desde su experiencia de veinte años realizando investigaciones sobre los servicios de inteligencia, ¿qué es lo que más le han preguntado durante estos años?

Posiblemente, fruto de las películas de James Bond, que si los espías pueden matar gente. Y no, los espías son funcionarios públicos y no matan gente. También que si la familia puede saber en lo que trabajan, cómo hacen su trabajo, cómo se puede entrar en un servicio de inteligencia, si es posible salirse una vez que se está dentro. Son preguntas curiosas que demuestran un absoluto desconocimiento de los servicios de inteligencia y que me llevaron a escribir un libro, en parte por diversión y también para transmitir a la población que hay una estructura que se encarga de protegernos, con sus errores y aciertos, y normalizarla.

¿Cuál es el mito que más prevalece?

Pensar que los servicios de inteligencia pueden adivinar el futuro. No pueden adivinar nada. Lo que hacen es establecer escenarios, probabilidades, estimaciones, pero no saben lo que va a suceder, no son pitonisos.

Presentó el libro en el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales del Ministerio de la Presidencia, junto con dos exministros de Defensa (Eduardo Serra y Gustavo Suárez), libro que prologa el exdirector de CNI Jorge Dezcallar, y el director actual del CNI, Félix Sanz Roldán, presentó con usted en el CESEDEN, otro de sus libros, 'Conceptos fundamentales de Inteligencia'. ¿Se siente apoyado?

Digamos que aprecian el trabajo que se hace desde la UCA por tratar con seriedad y rigurosidad científica un tema que lo es, más allá de las novelas de espías. ‘Conceptos fundamentales de inteligencia’ lo he dirigido y cuenta con más de 40 autores de varios países. Lo entiendo como un apoyo a proyectos de varios países con académicos, donde yo simplemente he dirigido y tratado que la Academia tenga algo que decir y que ayude a los servicios de inteligencia a reflexionar, entender y analizar situaciones complejas.

'Conceptos fundamentales de inteligencia', es una obra única a este respecto en español. ¿Es la UCA pionera en investigaciones sobre inteligencia?

En 2012 la UCA firmó un convenio de colaboración con el CNI. Es de las pocas universidades públicas que lo tienen, ya que el CNI sólo ha firmado convenios con aquellas universidades que han demostrado que tienen una seriedad, personal que trabaja, y el objetivo es abrir líneas de investigación. Fruto de esta colaboración ha sido el libro conceptos fundamentales de inteligencia donde han participado profesionales de diferentes países.

«Cádiz tiene un potencial que no se cree, pensamos que está todo hecho y no es así»

Además, dirige el Máster Oficial en Sistema Penal y Criminalidad, el grado en Sistema Penal y Criminalidad y el Ágora de Seguridad UCA EULEN.

En la UCA, en concreto en mi área de Derecho Penal se hacen muchas cosas en el campo de la seguridad y la criminología. Incluso antes de llegar yo, hace seis años, el área de Criminología estaba muy desarrollada, de hecho es pionera en algunas cosas en España. El profesor Terradillos ya vio hace años la importancia de comprender los fenómenos criminales, no sólo desde el punto de vista penal sino también social, antropológico y criminológico. Por lo tanto, me encontré mucho trabajo ya hecho.

Yo he puesto una patita en la parte de seguridad, donde había mucho que hacer y que en los últimos años ha cobrado una fuerza que no tenía. Fruto de eso vienen iniciativas como el Ágora de Seguridad que tenemos con la empresa Eulen, que es un foro donde gracias a ellos podemos invitar a personas increíbles que no vendrían a Cádiz si no fuese por esa iniciativa. Desde la desaparecida Carme Chacón, hasta el exresponsable para América Latina de la CIA, o el anterior vicesecretario general de la OTAN. Personas que realmente tienen algo que decir, con la idea sobre todo de acercar a los alumnos la seguridad y a la persona, por eso también el tono del ágora es muy cercano y didáctico.

El objetivo es que conozcan qué es un servidor del Estado y que vean que es una persona normal, que fue a la universidad, que tuvo sus dudas, qué problemas le surgieron en su carrera profesional, con la idea de que el alumno vea que está en una fase inicial de su formación pero que realmente tiene mucho trabajo que hacer. Y luego tenemos también el Máster en Sistema Penal y Criminalidad, que es muy buen máster y tiene mucho éxito, sobre todo en temas de intervención, de prevención de la criminalidad.

Usted nació en Cádiz, se fue a estudiar a Barcelona. Luego ha estado en Madrid, realizando el doctorado en el Kings College de Londres, trabajando en la Universidad de Burgos y en 2011 volvió a Cádiz. ¿Como en casa en ningún sitio?

Cuando vuelves te das cuenta de que hay cosas impresionantes en Cádiz que no valoras cuando estás fuera, que los gaditanos no conocen y tiene potencial. Posiblemente 3.000 años de historia han hecho cosas muy buenas y también malas, como intentar hacer ver que ya está todo hecho. Cuando vienen investigadores o invitados extranjeros y le explicas la ciudad te preguntan que cómo no es una ciudad carísima donde vivir. Cádiz tiene un potencial que no se cree. Dicho esto, fuera hay cosas con las que aquí no contamos: una oferta cultural, de ocio, unas casas más grandes, un cierto civismo, una curiosidad, que realmente Cádiz ha perdido. Como ciudad abierta y milenaria Cádiz debería ser consciente de que tiene mucho potencial, pero que hay tierra más allá de aquí, de estas columnas.

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