TRIBUNALES

«Juan Cadenas tiene miedo constante de que le vuelvan a atacar»

El juzgado de lo Social acoge el juicio sobre el grado de invalidez del policía local de Puerto Serrano que perdió un ojo a manos de los Cachimbas

Juan Cadenas, este martes, en la puerta de los juzgados. F. JIMÉNEZ

MARÍA ALMAGRO

Pérdida de globo ocular, derrame lacrimal constante, prótesis definitiva, trastorno depresivo, estrés postraumático, ansiedad, miedo continuo, falta de control de impulsos, insomnio, irritabilidad... la supervivencia de Juan Cadenas , el policía local que fue agredido por Los Cachimbas de Puerto Serrano que le reventaron un ojo con un cristal, continúa.

Han pasado más de tres años desde aquella fatal madrugada de enero de 2015 pero la huella de aquel daño sigue marcada. Tras ganar la batalla penal con una sentencia firme del Supremo que condenó a sus agresores de trece a ocho años de prisión, le queda todavía una larga lucha: la que mantiene para que se le reconozca la incapacidad permanente absoluta en vez de la total como le dieron, lo que le supuso una pérdida de más de un 50% de su sueldo, unos 700 euros menos al mes, más la productividad que antes podía conseguir y que ahora, encerrado en su casa, obviamente no.

«Es lamentable que yo tenga que andar de juicios y a mi agresor se le concediera la absoluta de oficio y a los nueve meses de casi matarme», decía este martes un emocionado Juan Cadenas en la puerta de los juzgados. Y es que al que acabó con su carrera profesional a los treinta y poco años de una puñalada en el ojo, a Pedro Venegas, el INSS le otorgó el derecho del cien por cien de su base reguladora por una «deficiencia psiquiátrica».

«Es lamentable que yo tenga que andar en juicios y a mi agresor le dieran la absoluta de oficio y en meses»

El policía asistía este martes al juicio relativo a la impugnación que ha presentado contra este grado de incapacidad. Acompañado de su letrado, el abogado Ramón Dávila, acudía al Juzgado de lo Social número dos de Cádiz para exponer sus razones. En frente, el INSS, el Ayuntamiento de Puerto Serrano ('empresa' responsable de la Policía Local del municipio)y la mutua.

«Las lesiones que sufrió este trabajador fueron terribles por una agresión completamente salvaje recibida durante el ejercicio de sus funciones», recordó Dávila en sala. «Después de asestarle varias puñaladas con la parte más punzante del cristal, le hizo una serie de cortes y lesiones que estuvieron muy cerca de la yugular. Todo ello le dejó unas graves limitaciones físicas y psicológicas ». Dichas lesiones ya estaban recogidas, y por tanto admitidas, en la sentencia de la Audiencia Provincial de marzo de 2017 que fue dictada como firme por el Supremo.

Por su parte, el abogado del INSS reconoció, tal y como recoge la resolución que tomaron para otorgarle la incapacidad total, que Juan Cadenas sufre «dos patologías: el trastorno de estrés postraumático y la pérdida del globo ocular». Sin embargo, entienden que podría asumir «trabajos en ambientes protegidos o donde el contacto con terceras personas es mínimo y no se vea en situación de riesgo». Por lo que el letrado ratificó ante el juez la evaluación que le hicieron en su momento. Por su parte, el representante del Ayuntamiento se limitó a precisar que el Consistorio serrano mantiene un acuerdo de aplazamiento de deuda con el INSS, en relación a su aportación económica.

La versión de los peritos

Con respecto al estado mental del agente, declararon dos peritos aportados por los reclamantes . Ambos coincidieron en su repaso por las principales secuelas que el ataque de los Cachimbas dejó en Juan Cadenas.

La psicóloga que le ha tratado de la mutua aseguró que el trastorno que sufre el policía tras los hechos es «grave y crónico». «Padece miedo irracional. Tiene pánico e incluso obsesión por perder el ojo sano. Se encuentra en estado de hipervigilancia y de sobresalto continuo sobre cualquier situación que no controla. En el momento que sale de su zona de confort piensa que le puede pasar algo», detalló ante un Juan Cadenas que, durante unos minutos, tuvo que abandonar la sala de vistas visiblemente afectado.

Los psicólogos hablan de un trastorno «grave y crónico» que le impide trabajar con normalidad

Esto le lleva a «no controlar sus impulsos», continuó la experta «a tener episodios de ira, a tener cambios de humor constante y dificultad para relacionarse con normalidad», explicó la profesional. «Así no puede realizar ningún trabajo», le contestó al juez.

El otro perito describió este mismo cuadro psicológico. «Padece de ansiedad y depresión generalizada cuya evolución ha sido mala». « Revive continuamente el accidente y tiene problemas para mantener la atención y la concentración».

Tras los testimonios, las partes expusieron sus conclusiones. «No darle la absoluta sería condenarle a un riesgo que no es humano», afirmó Dávila. «Un trabajo no puede imponer la heroicidad sino que se debe desarrollar de manera responsable. Desde la normalidad».

MÁS INFORMACIÓN: El recargo de prestaciones, la otra batalla judicial

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