Varios de los vecinos de la Corrala de la Bahía.
Varios de los vecinos de la Corrala de la Bahía. - Antonio Vázquez
CORRALA DE LA BAHÍA

Un punto de inflexión en la lucha de la Corrala

Muchos de los miembros del colectivo no asimilan que su portavoz, a pesar de los conflictos, se haya bajado del barco sin dar explicaciones

Estefanía Mateo, cabeza visible que lideró la causa desde el principio, es una de las personas que decidió dejar el edificio para okupar la finca de Flamenco

CÁDIZ Actualizado: Guardar
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La Corrala de la Bahía vivió el pasado fin de semana un punto de inflexión en su corta pero intensa historia después de que a comienzos de año unas 80 personas okuparan un edificio situado en la avenida de Portugal, propiedad del Banco Santander. La difícil situación económica y la ausencia de una vivienda digna en la capital les empujó a sobrepasar la frontera de la legalidad y tomar esta arriesgada decisión.

A lo largo de los últimos once meses su lucha ha sido constante, exigiendo por activa más que por pasiva a los gestores de la ciudad –los de antes y los de ahora– soluciones a su situación, así como los servicios básicos de luz y agua de los que aún no gozan.

Pero la intrahistoria de la Corrala ha ido más allá de esta lucha por la supervivencia y después de una primera etapa en la que el ‘hombro con hombro’ fue la seña de identidad del colectivo, los roces y los conflictos entre algunas de las familias que compartían el edificio se fueron incrementando hasta hacer casi imposible la convivencia entre muchas de ellas.

Signo evidente de este clima de inestabilidad y de disparidad de opiniones a la hora afrontar su difícil realidad, es que llegaran a existir hasta dos portavoces dentro del mismo grupo. Cada uno de ellos con una visión, por momentos, diferente del camino que había que tomar para empezar a ver la luz al final del túnel.

Una decena de familias se han interesado ya por los pisos vacíos, signo evidente del problema de vivienda

El fino hilo que sustentaba la convivencia –con denuncias a diestro y siniestro en los últimos meses– terminó de romperse a finales de la pasada semana, cuando siete de las familias que allí residían decidieron abandonar la Corrala de la Bahía y la reivindicación conjunta para okupar una finca de la calle Flamenco, en esta ocasión, propiedad de un particular que ya ha denunciado la situación. El detonante de esta ruptura definitiva fue la enésima disputa entre vecinos.

Los que se marcharon no han querido pronunciarse aún sobre las causas que les ha llevado a tomar esta decisión y han asegurado que la próxima semana emitirán un comunicado explicándolo todo. Aunque los que representan a la otra parte, los que siguen en el número 45 de la avenida de Portugal, sí que han mostrado su impresiones sobre todo lo sucedido.

Sin terminar de asimilarlo del todo, la sensación generalizada entre los vecinos es la de traición después de que la persona que se había erigido en la líder del grupo, Estefanía Mateos se haya bajado del barco. Ante este panorama, unos se mostraban más moderados y reconocían que «Estefanía es una luchadora». «No puedo decir nada en contra de lo que ha estado haciendo por nosotros. Aquí todos somos iguales e, independientemente de los conflictos, estamos pasando por la misma situación. Aunque su decisión de marcharse de la forma que lo ha hecho, sin decir nada, no la entiendo», añadía.

Otro vecinos eran más directos y la señalaban con el dedo acusador argumentando que «nos ha dejado con el culo al aire después de confiar tanto tiempo en ella». Incluso lamentaban que en su huida, estas familias se llevaran de los pisos «todo lo que encontraron a su paso. Fregaderos, termos, cajoneras... todo».

Un claro síntoma del grave problema de vivienda que sufre Cádiz, es que, de momento, a los siete pisos que se han quedado vacíos en el inmueble les han salido más de una decena de candidatos para okuparlos, una situación que los integrantes de la Corrala están tratando de llevar con mucha cautela, pues por encima de todo quieren que las familias que entren en estas casas sean las «que realmente lo necesiten».

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