Qué plan

Ruta por Niebla, una leyenda fortificada

Visitamos uno de los municipios más bellos y singulares de la provincia de Huelva

Patios del Castillo de los Guzmanes Huelva Experiences

Luis Ybarra Ramírez

El agua tiene allí el color de la piedra y de la sangre. De los árboles que se asoman altivos al río. De sus sombras. Del tinto que no se mueve y que, quieto, en su copa de hierba y terrones, presume con una belleza extraña al pie de Niebla, en la provincia de Huelva . Los eucaliptos se duplican en la superficie, pintan rayas oscuras, bailan según les dicta un viento tímido que rodea este lugar donde se combina a la perfección la aridez con los humedales, pues todo forma parte de lo mismo. Un entorno que debe parecerse a Marte o a la luna . A ningún sitio de esta Tierra que al final se compone de un cúmulo de casualidades y rarezas.

A las puertas de esta vieja ciudad a la que proponemos una escapada, el puente romano vadea las orillas como si estirase sus brazos remotos . Es una de las piezas más singulares de la localidad. Bajo sus arcos, el zinc, el cobre y otros minerales de la zona lo han manchado todo de un tono rojizo que parece sinónimo de vida y de muerte. De los dos. La calzada que pasaba por aquí conectaba la desembocadura del Guadiana con Itálica , y la construcción actual se erige sobre un pasado que se intuye al someterlo a la presión de nuestro paso. El tráfico, cada vez más intenso, también transcurre sobre él. Se ha convertido, además, en el inicio obligatorio de la ruta que se adentra por siglos de Niebla.

Estamos, en realidad, ante uno de los municipios más atractivos de Andalucía. Las paredes que se levantan cercanas al río Tinto cuentan episodios de diferentes civilizaciones. Hay algo de islámico , el ya mencionado romano y los anteriores fenicios , turdetanos , celtíberos y cartagineses . También visigodos y la riqueza estilística que asumen el gótico, el mudéjar y el barroco. Es decir, una población esculpida por asentamientos de los que en su mayoría ya no queda nada y los que heredaron un patrimonio a simple vista imposible. Único por irrepetible.

Aparece la ciudad

La bienvenida tiene forma vertical y un sinfín de surcos que nos están explicando, en completo silencio, que no ha sido fácil llegar hasta donde están. El tiempo ha castigado la muralla y la Puerta de Sevilla, aunque no tanto. De hecho, muy poco. Este es uno de los recintos fortificados mejor conservados y, por ende, más valiosos de España. Fue destruido y reedificado en diversas ocasiones, aunque la mayor parte data del año 1330 , época musulmana. Sus dos kilómetros de longitud y los numerosos torreones se despliegan creando un horizonte defensivo que le ha robado algún pigmento a las corrientes. Esto último se evidencia más aún al caer la noche, cuando los focos inciden con los párpados muy abiertos sobre las huellas.

La muralla desde el interior Huelva Experiences

El Castillo de los Guzmanes también es de origen romano, aunque lo disfrutaron distintos ojos y manos hasta la reconquista en 1262 por Alfonso X el Sabio. Más allá de sus raíces, el edificio que se emplaza hoy es del medievo. La poderosa familia Pérez de Guzmán le otorgó la denominación por la que muchos lo reconocen. Otros, no obstante, se refieren a él simplemente como el Castillo de Niebla. Sus patios , los vastos muros que rugen sentencias infranqueables y las torres de los laterales , algunas de las cuales fueron zarandeas con virulencia durante el terrorífico terremoto de Lisboa, componen su estructura. El monumento permanece abierto a los visitantes en horario de mañana y de tarde, aunque en verano hay modificaciones. Los domingos, cierra antes que el resto de los días de la semana, a las 16.00 horas.

Los tuétanos

Las horas avanzan entre los bostezos del sol y salpicaduras distantes, porque en el agua, como cantaba Morente, se encierra una forma de apreciar tiempo. «He aquí otra manera de medir». Tienen que llegar una fuente y un aviso de recovecos a decirnos que quedan localizaciones de enorme interés por conocer. Tras la fachada y lo evidente, se encuentran los tuétanos. Alma de cualquier urbe .

La iglesias que merecen una mención especial son esencialmente dos. En primera instancia, la de San Martín . O, mejor dicho, lo que sobrevive de ella. Una calle cruza lo que fue su interior y parte la estructura arquitectónica en dos mitades, frente a la Puerta del Socorro. Esto, de partida, la convierte en una obra muy particular. Las pinturas murales del ábside, la portada en forma de herradura y la capilla almohade convergen en el mismo punto de lo insólito. Lo bizarro.

Iglesia de San Martín Huelva Experiences

La segunda iglesia en la que hemos de realizar una parada es la de Santa María de la Granada , un templo católico que se superpone a la desaparecida mezquita mayor. Las plantas todavía huelen a cultura islámica, al igual que algunos pequeños detalles que no se han desdibujado en su totalidad. La torre alminar de planta cuadrada, las columnas que se remontan a períodos anteriores a Cristo, el patio y los arcos apuntalados son algunos de sus elementos. También destacan la tabla ornamental visigoda y la silla episcopal.

Al alcanzar la Puerta del Buey, la meta vuelve a sonar con ese arrastrar perpetuo y lento de los sedimentos. Las miradas se bañan en el líquido rojo del río y regresamos a las impresiones tempranas de la jornada. A los reflejos de colores nuevos, nunca antes vistos, que varían en función de los relojes. Niebla es un pedazo de historia por contar . Una serie de escalones bellos que narran un relato a trazos al que conviene echarle imaginación. Es la mano del hombre en un contexto donde gobierna la naturaleza. Consecuencia, en definitiva, de una montaña de sucesos y leyendas.

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