Nos quejábamos del «sobreturismo» (overtourism: la palabra se inventó en 2016), de la «turismofobia» y la «turistificación» . De las multitudes en Barcelona, Venecia o Ámsterdam. Se buscaban soluciones, se dejaba de promocionar destinos, se imponían nuevas tasas turísticas.
Y, de repente, llegó la aterradora soledad.
La empresa VisioRay , con sede en Catanzaro (Italia), ha creado un sitio en internet lleno de webcams que muestran en tiempo real algunos de los monumentos, calles o plazas más espectaculares del mundo. Desde la Piazza della Signoria, en Florencia, a la Puerta del Sol en Madrid. Desde St. George's Square y el Palacio del Gran Maestre, en Malta, a la playa de los Cristianos, en Tenerife. Desde la calle 42 en Nueva York a la Torre Eiffel en París. Y todos vacíos, apenas con una persona o un coche de cuando en cuando.
La empresa es italiana, y como es lógico, hay muchas webcams de este país, afectado de forma terrible -como España- por el coronavirus. Produce cierta angustia ver Piazza di Spagna o la entrada al Panteón de Agripa, en Roma , desiertos, casi como en una película de miedo. Detrás de cada una de estas cámaras hay cientos de «mirones», a veces miles, echando una ojeada a este mundo apocalíptico desde sus casas. Quizá estupefactos, como la mayoría del planeta.
Quien quiera asistir a este inquietante (incluso morboso) espectáculo deberá entrar en este sitio web , y a partir de ahí navegar por ciudades y países, y mirar como en una ventana indiscreta qué hay más allá de nuestro confinamiento. Cómo es la soledad impuesta después del sobreturismo buscado.
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