Pueblos, embalses y balnearios para pasar un verano familiar en Zaragoza

Espectaculares lugares de la provincia de Zaragoza labrados por el agua, desde el Monasterio de Piedra al Mar de Aragón

Descenso por las aguas de Murillo de Gállego Fabián Simón
Roberto Pérez

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El agua hace de la provincia de Zaragoza una tierra de paisajes únicos. La aridez incluso esteparia de algunas zonas convive con auténticos oasis como el Monasterio de Piedra o el gigantesco embalse de Mequinenza , conocido popularmente como el Mar de Aragón, pasando por los remansos de paz y salud de sus múltiples balnearios. Son enclaves cargados de atractivo, de consolidada proyección turística, pero no masificada.

Montañas: el Moncayo

Parque Natural del Moncayo Fabián Simón

Las cumbres del Moncayo son referente en el paisaje de la provincia de Zaragoza. Declarado parque natural, se alza con nombre propio en la Cordillera Ibérica, protagonista de una cadena de sierras (Algairén, Vicor y de la Virgen) cargadas de enclaves singulares por los que perderse en una escapada. La nieve, el agua y el verde abrazan poblaciones con encanto. Tarazona está a los pies del Moncayo, al igual que el emblemático Monasterio de Veruela que fue residencia temporal y literaria de Gustavo Adolfo Bécquer.

Más al norte de la provincia, en el extremo que mira hacia el Pirineo, la naturaleza multiplica también sus atractivos. Como botón de muestra, Murillo de Gállego , donde el agua discurre con bravura montañosa y hace las delicias de los amantes de deportes de aventura como el rafting.

Aneto, Daroca, Gallocanta

Otro ejemplo de enclave con especial encanto es Anento, al sur de la provincia, en el Campo de Romanos. Su cuidado callejero medieval y su patrimonio han hecho que Anento figure en la selecta lista de los pueblos más bonitos de España. Está a 20 minutos por carretera de la monumental Daroca. Y cerca de ella, la excepcional Laguna de Gallocanta.

Balnearios

Lago termal de Alhama de Aragón Fabián Simón

La comarca de Daroca limita con la de Calatayud, que es el epicentro del termalismo de Aragón. Sus balnearios se reparten entre las localidades de Paracuellos de Jiloca, Alhama de Aragón y Jaraba. Unen historia y modernos equipamientos, en entornos que llaman a la relajación, al paseo... pero también a descubrir rincones de su entorno. Entre las singularidades, el lago termal de Alhama y la arquitectura de balnearios que hunden sus raíces en el siglo XIX. En total, en esta provincia hay seis balnearios: uno en Paracuellos de Jiloca, dos en Alhama de Aragón -Termas Pallarés y Balneario Alhama- y tres en Jaraba -Sicilia, La Virgen y Serón-.

Monasterio de Piedra

Monasterio de Piedra

Muy cerca de Jaraba, también en la comarca de Calatayud, se encuentra el Monasterio de Piedra. Con la Desamortización de Mendizábal, este histórico cenobio cisterciense pasó a manos privadas y, con el tiempo, se convirtió en uno de los mayores reclamos turísticos de Aragón.

Cientos de miles de visitantes acuden cada año a disfrutar de su enorme jardín cincelado por las aguas del río Piedra, con imponentes cascadas, bellas grutas, lagos y una exuberante vegetación. Es el vergel que arropa a este monasterio cisterciense, que conserva su riqueza histórico-artística pese a haberse reconvertido en complejo hotelero.

El Monasterio de Piedra y el embalse de La Tranquera hacen de la pequeña localidad de Nuévalos -donde se sitúan- uno de los mayores focos de atracción turística de la provincia de Zaragoza.

El Mar de Aragón

Otro nombre propio del turismo zaragozano es el embalse de Mequinenza. Es la mayor presa de toda la cuenca del Ebro y una de las más grandes de España. En realidad, es una gran masa de agua formada por la confluencia de dos embalses construidos hace medio siglo, los de Mequinenza y Caspe. Dio como resultado el gran embalse del Ebro, con más de 500 kilómetros de costas interiores que discurren por los términos municipales de Mequinenza, Caspe, Chiprana y Fayón.

Además de los deportes náuticos, este enclave es conocido a nivel internacional por los aficionados a la pesca. Y todo ello en un paisaje imponente, dominado por esta gran presa, junto a otros atractivos medioambientales y patrimoniales. Entre ellos, el paraje del Aiguabarreig (que significa mezcla de aguas). Es una zona de gran riqueza biológica, formada por la confluencia de los ríos Ebro, Segre y Cinca, entre Aragón y Cataluña.

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