Ojo Guareña
La cueva con huellas frescas de pies humanos de hace 4.600 años
Una visita a la cueva de Ojo Guareña (Burgos), uno de los principales complejos kársticos de España, donde se investigan unas huellas milenarias de pies descalzos
Aunque se descubrieron en 1969, ha sido recientemente -con la participación del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) - cuando se han empezado a investigar en profundidad las huellas de pies humanos que aparecen frescas, como si se hubieran hecho ayer, en el suelo embarrado de la Cueva Palomera de Ojo Guareña, en Burgos.
Se trata de más de 1.200 pisadas que durante algún tiempo se creía que las habían hecho los primeros investigadores de la cueva, aunque al darse cuenta de que eran de pies descalzos se comprobó que pertenecían a una docena de individuos que pasaron por allí hace unos 4.600 años. Se mantienen tan recientes gracias a la gran humedad de la sima y a la dificultad para llegar hasta ellas.
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Ojo Guareña
A 7 km. de Quintanilla del Rebollar, en plena Merindad de Burgos, se encuentra uno de los principales complejos kársticos de España y uno de los diez mayores del mundo.
Ojo Guareña está formado por más de 110 kilómetros de galerías subterráneas situadas en el valle de Sotoscueva, entre los ríos Trueba y Nela y fueron declaradas Monumento Natural en 1996.
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Zona visitable
De esta enorme red de 18 cuevas se pueden visitar solo unos 400 metros de sencillo trazado sobre pasillos de madera. Un gran hormiguero que se extiende por seis niveles de altura donde, además de las clásicas estalactitas y estalagmitas, hay una serie de pinturas rupestres de hasta 11.000 años de antigüedad, en un impresionante escenario en el que han hallado vestigios de población que se remontan al Paleolítico Medio, hace 70.000 años.
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Cueva Palomera
La Cueva Palomera se abrió al público en 2013 y su protagonista principal es el agua: ríos subterráneos, filtraciones de lluvia, agua de condensación y gran humedad ambiental que han creado un microclima oscuro y aguanoso.
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La entrada
Los visitantes acceden a la cueva por la Dolina de Palomera, una depresión en medio de un bosque plagado de líquenes. Según van bajando por una rampa con barandillas de madera, la oscuridad es cada vez mayor, el silencio solo lo rompe la caída de algunas gotas de agua y los comentarios de los asombrados turistas.
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Cascos y mascarillas
La cueva es de fácil acceso para todo tipo de visitantes, aunque no tengan gran forma física ni vayan equipados especialmente, eso sí, hay que ir abrigados pues la temperatura no sobrepasa los 11º ni en los días más calurosos en el exterior, y llevar calzado cómodo. A la entrada se entregan cascos protectores. La edad mínima de acceso es de 12 años.
Por motivos obvios, los grupos, que eran de 9 personas, se han reducido a 5. La duración de la visita se ha reducido de 45 a 30 minutos. Es obligatorio el uso de mascarilla por todas las personas y en todo el recinto.
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Ermita de San Bernabé
Y al finalizar la ruta espeleológica llega la guinda. De las cuevas se sale por la ermita de San Bernabé. Aprovechando las paredes naturales del exterior de la sima, la fachada del templo es de sillares en la base de un acantilado y está rematada por una espadaña. En el interior, una serie de frescos naifs a la manera de cómics ocupan completamente las paredes de roca y el techo. Los dibujos, de los siglos XVIII y XIX, narran la vida de San Tirso, mártir condenado a morir cortado en dos, pero su excepcional fe hizo que se rompiera la sierra con la que pretendían descuartizarlo.
