SEQUÍA

Cinco bonitos pueblos que emergen en los embalses vacíos de España

La ausencia de lluvias en los últimos meses está dejando al descubierto algunas villas fantasmas que se reparten por todo el territorio español, como Aceredo o Mediano, y que atraen a locales y curiosos para descubrir sus historias

Iglesia de Sant Roma, en la provincia de Barcelona Aitor De ITURRIA / AFP
Rocío Jiménez

Rocío Jiménez

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Muchas son las historias que recorren el mundo sobre ciudades que quedaron completamente sumergidas bajo el agua, como es el caso de la mágica Atlántida, pero no es necesario irse tan lejos ni remontarse a miles de años atrás para descubrir pueblos fantasmas ocultos en las profundidades. España cuenta con alrededor de 500 de estas aldeas que yacen bajo las aguas de embalses y pantanos , obras levantadas, en su mayoría, durante el franquismo para garantizar el abastecimiento. Cuando el nivel del agua baja por la falta de precipitaciones es posible, todavía, ver los restos de sus calles, iglesias y casas, un triste reflejo de lo que fueron y que todavía hoy duele a sus vecinos. Aceredo, La Muedra, Sant Romà de Sau… estos son algunas de esas villas de las que es posible conocer su historia a través de sus restos sumergidos.

Aceredo, Orense

Situado en pleno Parque Natural del Xurxés, en Lobios (Orense), está el antiguo pueblo de Aceredo , una localidad que quedó sumergida bajo las aguas debido a la construcción del embalse de Lindoso. Fue un 8 de enero de 1992 cuando la hidroeléctrica portuguesa EDP cerró sus compuertas y el río, que llevaba bastante agua por las lluvias, inundó esta aldea que había contado hasta entonces con unas 70 casas y unos 120 habitantes . Esta construcción también dejó sepultadas a otras cuatro villas de la zona: A Reloeira, Buscalque, O Bao y Lantemil.

Siempre que baja el caudal del río que surte al embalse se pueden ver algunas casas, la antigua fuente del pueblo y restos de algunas calles, lo que atrae a los habitantes de pueblos vecinos y a turistas curiosos. Las reservas de agua de este lugar están, hoy día, alrededor del 55,4%.

Restos del pueblo de Aceredo, en el embalse de Lindoso (Orense) MIGUEL RIOPA / AF

Mediano, Huesca

Tras años de paralizaciones y problemas fue en 1969 cuando cambiaría la historia de este pueblo. Tras tres días de intensas lluvias y con los túneles de la presa cerrados, el pantano de Mediano –el cual no fue ni inaugurado por lo abrupta que fue su puesta en marcha– se fue llenando y obligó a los vecinos a huir del pueblo cuando el agua estaba ya entrando en sus casas. Todavía hoy se puede ver cómo emerge del agua la torre de la iglesia de la Asunción, del siglo XVI, y cuando el nivel del agua baja se puede caminar hasta ella y verla casi entera. Pocos son los habitantes que se quedaron cerca del pueblo, aunque tres de las familias decidieron construirse una nueva casa en el borde del pantano.

Además, este lugar se ha convertido en un destino de buceo y es que hasta hace no mucho se podían realizar inmersiones en el interior de la iglesia, pero en la actualidad la entrada está tapiada por miedo a posibles derrumbes. De hecho, los vecinos que perdieron sus casas han pedido en numerosas ocasione que dicha torre sea protegida ya que el único arreglo que se ha llevado a cabo en todo este tiempo fue en el año 2001. El embalse de Mediano roza el 31% de su capacidad actualmente.

Iglesia de la Asunción, en Mediano, Huesca © EFE/ Javier Blasco

Sant Romà de Sau, Barcelona

El pantano de Sau, situado a los pies de Tavertet y envuelto entre bosques y escarpados de la sierra de las Guilleries, esconde bajos sus aguas un pequeño pueblo que en su día contó con cerca de 100 habitantes, Sant Romà de Sau. Esta villa, que fue tragada por las aguas en 1962, contaba con varias masías, un puente romano y una iglesia románica fechada en el siglo XI de la que todavía hoy se puede ver su impresionante campanario aún cuando hay suficiente agua. Sin embargo, en época de sequías muchas son las casas que salen a la luz permitiendo a los visitantes pasear por sus calles. La historia de este pueblo impactó tanto en la sociedad que hasta la película 'Camino Cortado' , dirigida por Ignacio F. Iquino, se inspiró en él. El nivel de este pantano ya baja del 50% en la actualidad.

Iglesia de Sant Roma, el 1o de febrero Aitor De ITURRIA / AFP

Las Rozas de Valdearroyo, Cantabria

Dos de las terceras partes de Las Rozas de Valdearroyo , situado en Cantabria, quedaron anegadas por las aguas del Embalse del Ebro en los años 50 –junto con las poblaciones de Medianedo, La Magdalena, Quintanilla y Quintanilla de Bustamante–, pero un edificio logró sobrevivir, la iglesia del pueblo, hoy conocida como ‘La catedral de los peces’ . Este enclave tiene gran valor ecológico, ya que fue declarado Refugio Nacional de Aves Acuáticas en 1983.

La torre de esta edificación religiosa está en un buen estado de conservación, por lo que se puede acceder a lo alto del campanario gracias a la construcción de una pasarela de madera, siempre y cuando el nivel del agua no sea muy elevado. En la actualidad, debido a la falta de precipitaciones, el Embalse del Ebro está al 65,2 de su capacidad.

La Muedra, Soria

Aunque fue en 1923 cuando se aprobó la construcción de un pantano en la cabecera del río Duero, no fue hasta 1941 cuando se inauguró la presa de La Cuerda del Pozo -situada en la zona norte de Soria, a poca distancia de la sierra de Cebollera riojana–, lo que obligó a los habitantes de La Muedra a abandonar el pueblo. Para 1931 el pueblo contaba con unas 90 casas y unos 341 habitantes , aunque años después con la llegada de la Guerra Civil apenas se quedaron una treintena de vecinos que se negaban a abandonarlo. Finalmente, tuvieron que marcharse a otros destinos. La mayoría optó por quedarse en Vinuesa , situada a unos 5 kilómetros de allí, sin embargo, otras familias apostaron por otros poblados de los alrededores como El Royo y Abejar . En este embalse se puede ver aún la torre de la iglesia de La Muedra, único elemento arquitectónico que permanece en pie junto con el cementerio, que fue lo único que se salvó de las aguas por completo.

El embalse de la Cuerda del Pozo es un paraje ideal para practicar deportes acuáticos, como el windsurf o la vela, pero en la actualidad roza el 58,77% de su capacidad .

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