El edificio fue restaurado en 2013 al presentar importantes deficiencias estructurales
El edificio fue restaurado en 2013 al presentar importantes deficiencias estructurales - abc.es

Cierran al público el mausoleo de Lenin por labores de conservación en su momia

Los restos del fundador de la Unión Soviética se exponen en la Plaza Roja de Moscú desde 1924

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El mausoleo de Vladímir Lenin, el fundador de la Unión Soviética, permanece desde este lunes cerrado al público. Y así estará durante los próximos dos meses mientras se realizan las labores rutinarias para la conservación de su momia, que se expone en la Plaza Roja de Moscú desde el año 1924.

Según la portavoz del Servicio Federal de Seguridad, Victoria Bogomólova, el mausoleo, que está situado junto a la muralla, permanecerá cerrado hasta el 19 de abril.

Cada dos años, en este período de casi dos meses, especialistas del Centro de Biotecnologías dependiente del Instituto de Plantas Aromáticas y Medicinales efectúan una serie de procedimientos bioquímicos para preservar la momia embalsamada de Lenin.

El propio complejo arquitectónico fue sometido en el año 2013 a una reparación de ocho meses de duración debido a una «gravísima deformación» del edificio de mármol y granito causada por la erosión que sufre su suelo debido a las constantes precipitaciones.

Desde que fue construido por orden del sucesor de Vladímir Ilich Uliánov «Lenin» (1870-1924), Iósif Stalin, el edificio ha sido sometido en pocas ocasiones a reparaciones profundas, como en el caso de la construcción de la tribuna exterior.

El mausoleo ha sido objeto de peregrinación desde la muerte de Lenin en 1924, tradición que se mantiene incluso después de la caída de la URSS, aunque cada año las visitas descienden y aumentan las voces partidarias de poner fin a lo que consideran un «culto anacrónico».

El debate sobre la necesidad de dar cristiana sepultura a Lenin, desmantelar el mausoleo y trasladar a un cementerio los restos de las personalidades enterradas en los nichos de la muralla del Kremlin surgió tras la desintegración de la Unión Soviética. Empezando por la Iglesia Ortodoxa rusa, siguiendo con algunos de los intelectuales más destacados y terminando con numerosos políticos, incluyendo entre ellos al ex presidente soviético, Mijaíl Gorbachov, todos se pronunciaron a favor de dejar que el cabecilla bolchevique descansara en paz.

En 1993, el entonces jefe del Estado, Borís Yeltsin, eliminó la guardia de honor en el mausoleo. Cuatros años después, Yeltsin prometió un referéndum para que la población se definiera en relación con el futuro del cadáver de Lenin, pero nunca llegó a celebrarse.

Nada más llegar al poder, Putin se proclamó en contra de enterrar la momia porque, dijo, «muchos rusos podrían interpretarlo como un signo de que lucharon y se sacrificaron por nada». Después defendió una postura más bien ambigua, sugiriendo otra consulta popular que tampoco tiene visos de materializarse. Llegó a afirmar que «no hay que apresurarse en un asunto tan delicado».

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