ATC Villar de Cañas: El nacimiento de un cementerio nuclear

Cuando el 27 de enero de 2010, el alcalde de Villar de Cañas (Cuenca), José María Saiz, presentó a su municipio como candidato para albergar el Almacén Temporal Centralizado de residuos nucleares (ATC), seguramente no podría imaginarse que estaba ante la decisión más trascendente de la historia de su municipio.

Fue el 30 de diciembre de 2011 cuando la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Saenz de Santamaría, dijo el nombre de la ganadora, Villar de Cañas; desde entonces la vida de este municipio, que no llega a los 500 habitantes, ha cambiado completamente.

El Almacén Temporal Centralizado que se pretende construir en Villar de Cañas es único. No existe actualmente en España ninguna referencia idéntica. Sí está en funcionamiento desde hace más de 20 años El Cabril, en la provincia de Córdoba

, un centro de Almacenamiento Nuclear definitivo que, si bien, no es como el que se construirá en Villar de Cañas, sí guarda algunas similitudes, ya que en ambos casos se utilizarán para guardar residuos radiactivos. El de Córdoba de baja intensidad y el de Cuenca, de alta.

La construcción del ATC en España comenzó hace más de ocho años, con el Gobierno del PSOE, pensando en el interés general, porque España no puede seguir pagando a Francia más de 60.000 euros diarios por almacenar nuestros residuos radiactivos.

La elección del emplazamiento no ha sido precisamente fácil. Fueron nueve los municipios, la mayoría de pequeño tamaño y algunos con «experiencia nuclear», los que se presentaron como candidatos para albergar este silo, que deberá guardar durante sesenta años los residuos generados por todas las centrales nucleares españolas al término de su vida útil.

Tras la eliminación de la candidatura de Torrubia de Soria, la comisión interministerial tuvo que elegir entre Albalá (Cáceres), Ascó (Tarragona), Congosto de Valdavia (Palencia), Melgar de Arriba y Santervás de Campos (ambas de Valladolid), Villar de Cañas (Cuenca), Yebra (Guadalajara) o Zarra (Valencia).

Pros y contras

Finalmente fue la localidad conquense la elegida. Prácticamente todo el pueblo está a favor de la construcción de esta infraestructura, al considerar que traerá beneficios a la localidad. El alcalde, José María Saiz, aseguraba en su día que se convertirían en el «Silicon Valley» de los residuos radiactivos. Ya que el proyecto del ATC se complementa con una viveros de empresas y unos laboratorios. Se estima que se crearían unos mil puestos de trabajo en la zona y la inversión superará los 900 millones de euros.

Sin embargo, sus detractores consideran que como mucho serán 60 los empleos que se necesiten y todos ellos de alta cualificación, y que el coste del ATC lo tendremos que pagar todos en el recibo de la luz. Así opina el nuevo Gobierno de Castilla-La Mancha, que ha ampliado el espacio la reserva natural de la Laguna del Hito hasta los terrenos donde se ubicará el almacén para paralizar la obra, pues según la normativa vigente, cuando se está elaborando un Plan de Ordenación de Recursos Naturales no se puede realizar ningún acto en la superficie que suponga una transformación sensible de la zona.

«El Gobierno defiende los intereses de la región, de esta generación y las venideras, y protege la diversidad medioambiental y paraliza, por tanto, un proyecto que no ofrece garantías suficientes y evita la posibilidad, por muy remota que sea, de un desierto nuclear», ha subrayado el portavoz del Gobierno de García-Page, Ignacio Hernando.

Desde que hace cinco años se decidió la ubicación del ATC se han sucedido las opiniones a favor y en contra de este silo nuclear. Si para sus defensores es una oportunidad para una de las comarcas más deprimidas de la región Cuenca, para sus detractores, los ecologistas y el gobierno socialista, sólo conllevará peligro. Además, dudan de que los terrenos elegidos sean los más idóneos, a la vista de algunos informes de los técnicos que consideran que la zona no es estable para albergar un silo nuclear.