Nuestro poeta en Nueva York: Loco amor del mundo

Desde los enormes ventanales del aula se ven la fachada y el cartel. A veces, mientras hablábamos en clase de El libro de buen amor, yo miraba el edificio y pensaba en el «mal amor» que allí se lleva a cabo. Pero después de una conversación con uno de mis mejores alumnos, que estaba pasando por una serie de problemas familiares, mi opinión cambió y el club, que de día parece una taberna de barrio, pero donde de noche se dan cita las mujeres mas exóticas de Nueva York, puede ser un lugar donde también se encuentra el «buen amor». El alumno se quedó a hablar conmigo. Se disculpó, me habló de su pareja en términos muy violentos y casi se le saltaban las lágrimas cuando me decía que no puede ver a su hija, lo único que a él le interesa en la vida.

Bajando la voz y señalando hacia el club, me dijo: «Estuve ahí el sábado. Es un lugar maravilloso, hasta hay mujeres europeas que hacen de todo. Lo necesitaba, no crea que me pesa, hacía tiempo que no hacía nada, me siento mejor con la descarga». Yo no supe qué decirle y le pregunté por el precio de la «descarga». Después de elogiar a la mujer que le ayudó a aliviarse, me dijo que pagó 1.5000 dólares. Me vino a la memoria doña Endrina y la Trotaconventos y «El elogio a las mujeres chiquitas». Y, sobre todo, recordé al Arcipreste: …compuse este nuevo libro, en que son escritas algunas maneras e maestrías et sotilesas engañosas del loco amor del mundo, que usan algunos para pecar.