El director de Microsoft's Xbox, Phil Spencer, durante su charla en el E3
El director de Microsoft's Xbox, Phil Spencer, durante su charla en el E3 - EFE
PERFIL

Phil Spencer, el hombre que cambió Xbox

Cómo un hombre cogió una marca que su predecesor había arrastrado por el barro y la ha rehabilitado en tiempo record

MADRID Actualizado: Guardar
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Hace tres años Microsoft presentó en la feria del E3 su nueva consola, Xbox One. La recepción fue, simple y llanamente, la peor que el gigante de Redmond podía haber esperado. Ni en sus peores pesadillas los ejecutivos de la compañía norteamericana podían haber imaginado que Sony les vapuleara de tal manera en todos y cada uno de los apartados. [ Xbox One, ¿el centro neurálgico?]

Don Mattrick, como jefe de la marca Xbox, presionó para crear un dispositivo que aunara diferentes fuentes de entretenimiento y donde los videojuegos solo fueran una de ellas. Durante aquella infame conferencia Microsoft apenas mencionó los juegos, sino que dedicó toda su atención a cómo Kinect iba a revolucionar el salón del hogar

, una nueva forma de ver televisión, sus acuerdos comerciales con canales como ESPN, sus inversiones en unos estudios propios para llevar sus franquicias a la pequeña pantalla y la obligatoriedad de tener una conexión a internet de manera constante, incluso aunque no se tuviera intención de jugar en multijugador.

Esta medida draconiana se percibió como un intento de Microsoft por acabar con el mercado de segunda mano, y Sony, dosis exageradas de sorna y mucha agilidad, aprovechó su conferencia para golpear a sus rivales en todos los puntos controvertidos, consiguiendo un apoyo unánime de la comunidad de jugadores que les catapultó desde el inicio en ventas.

Nuevo rumbo

Mattrick se fue a Zynga a los pocos días de aquella fatídica conferencia y después de ofrecer unas declaraciones donde decía que «tenemos un producto para aquellos que no puedan contar con algún tipo de conectividad, y ese producto se llama Xbox 360». La marca Xbox reventó, y durante el primer año de vida estuvo en cuidados intensivos. No solo la consola era 100 dólares más cara que la PlayStation 4, sino que era notoriamente menos potente, con un Kinect obligado que copaba muchos de los recursos de la consola.

Las comparaciones en resolución en los títulos plataforma se convirtieron en una obsesión, y la consolaempezó a quedarse atrás. Parecía que Xbox solo podía tirar la toalla. En marzo de 2014 el nuevo consejero delegado de Microsoft, Satya Nadella, puso a Phil Spencer al frente de Xbox, y el estadounidense se puso a trabajar para enderezar el entuerto que había dejado Mattrick. Quitó Kinect del pack, instauró una política agresiva de precios y promociones y luchó por liberar potencia de la consola para ir cerrando el abismo tecnológico que les separaba de PlayStation 4.

La apuesta se llama Scorpio

En unas circunstancias dificilísimas, con un Sony en estado de gracia que no se ha confiado ni un solo minuto, Spencer ha evitado la claudicación de la marca. Ha reforzado sus estudios internos, favorecido un ecosistema con el PC, conseguido acuerdos con compañías third party muy inteligentes y diseñado una estrategia a medio y largo plazo para volver a la refriega con fuerzas renovadas. En este E3 que acaba de terminar hemos disfrutado de un breve atisbo a esa estrategia.

Con Project Scorpio y sus 6 teraflops de potencia bruta quiere dejar de reparar el destrozo e iniciar una nueva era con ideas muy claras, sus ideas. En poco más de dos años Phil Spencer ha cogido una marca que se había pegado un tiro en la sien y la está preparando para devolverla al ring a disputarle el cinturón de los pesos pesados al campeón vigente. Y puede muy bien ganarle.

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