OPINIÓN

Contra el doblaje de videojuegos

La versión original es un valor reconocido entre los cinéfilos, pero también entre los aficionados a los videojuegos.

MADRID Actualizado: Guardar
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La costumbre de doblar las películas en los cines varía mucho de país a país, pero en España se lleva haciendo durante décadas de forma masiva. Más allá de los supuestos perjuicios que ha causado a la población en general a la hora de aprender inglés (dado que la mayoría de la producción cinematográfica que llega a nuestras salas viene de Estados Unidos), existen razones artísticas para favorecer el uso de subtítulos y la versión original.

En España tendemos a despreciar el trabajo de los actores, sustituyendo sin miramientos la mitad de su trabajo en los mejores casos. La voz es una las herramientas más importantes de un actor desde el advenimiento del cine sonoro, y amputarla supone una pérdida artística incomparable que, sin embargo, el grueso de la población acepta sin rechistar.

Simplemente, no saben lo que están perdiendo.

La industria del doblaje en España está muy asentada, pero, sin entrar a criticar su acierto o no, nunca se puede comparar el trabajo de un actor, que se prepara un personaje durante meses, que memoriza las líneas del guion y medita cada pausa e inflexión cientos de veces, que mantiene largas conversaciones con el director para transmitir la esencia del personaje en cada escena, con el trabajo que un doblador realiza en una cabina, muchas veces sin dirección aparente, completamente desconectado del personaje y sin tiempo material para nada que no sea leer ciertas líneas en un tono y cadencia predeterminados. Y si en el cine no funciona, ahora mismo, tampoco en los videojuegos.

La producción de videojuegos ha cambiado muchísimo en los últimos quince años. Cuando empezaron a incorporarse las voces a los títulos a principios de los noventa, los doblajes se hacían siguiendo los modelos de las series de dibujos animados, algo completamente adecuado a la tecnología gráfica del momento. Los presupuestos eran ajustados, y muchos resultados de entonces producen el sonrojo hoy en día. Conforme la industria avanzó, se fue poniendo cada más y más atención en las labores de doblaje, en la actuación, hasta la revolución del «motion capture».

Naugthy Dog fue uno de los primeros estudios, con la saga de videojuegos de aventuras en tercera persona Uncharted - cuya última entrega acaba de lanzarse-, que empezó a enfundar a los actores de doblaje en trajes de captura de movimientos para recoger toda la actuación al mismo tiempo. Ya no eran profesionales separados, sino que el mismo actor contribuía trasladando la voz y el movimiento del personaje al mismo tiempo. Hoy en día, con todas los sistemas avanzados de captura facial, cada expresión se transmite con fidelidad al código del juego. No es ya mera sincronización labial, sino una actuación completa, total. Y ese trabajo tan cuidado resulta muchas veces destrozado por un pegote hecho deprisa y mal.

Los estudios de videojuegos hoy en día se toman muy en serio la actuación de los actores, y su trabajo queda muchas veces sepultado por las labores de localización de las grandes empresas. Doblar un juego, con sus miles de líneas de diálogo, es un proceso muy costoso, y muchas veces, con las estimaciones de ventas en mano, simplemente no compensa invertir el dinero suficiente. Los juegos requieren de una traducción cuidada (textos y subtítulos), pero si no es posible realizar un trabajo de doblaje que no desmerezca el original, mejor no hacerlo.

Hasta ahora, nos hemos podido ahorrar muchos pésimos doblajes porque la gran mayoría de juegos ofrecían la opción de multilenguaje, pero con los títulos actuales, tan pesados que saturan el disco con datos, varias editoras han decidido eliminar esa opción, obligando a todo el mundo a pasar por el aro. El último « Call of Duty: Black Ops 3» o « The Evil Within» son dos ejemplos de campañas absolutamente arruinadas por un trabajo de doblaje deleznable. Si las exigencias del mercado y los límites presupuestarios no dan para más, las editoras deben esforzarse por seguir manteniendo la opción de la versión original, creada por el estudio con mimo a lo largo de años. Es una cuestión de respeto, tanto a los propios creadores como a los usuarios.

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