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«Assassins Creed Unity»: un París extenso que regresa a los orígenes de la saga

La nueva entrega de la saga recrea una ciudad con todo lujo de detalles, con posibilidad de explorar los interiores perfectamente decorados, mantiene la fórmula del éxito pero sufre diversos problemas técnicos que puede acabar por ser redundante

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Había muchas ganas de hincarle el diente. ¿París? Quién lo desecharía. Después de vivir en Damasco, Florencia en plena Revolución Americana o navegar los por mares del Caribe, la Revolución Francesa era, cuanto menos, uno de los periodos históricos de mayor impacto en la sociedad actual. Sus enseñanzas perviven.

Un juego de tal alcance podría marcar un salto en la saga, pero errores técnicos, periodos de cargas demasiado lentos y una escasa profundización sobre el oscurantismo y truculento momento han eclipsado la inmensidad de explorar un bello y grandioso París en donde el jugador de «Assassins Creed Unity» se puede beneficiar de los interiores de los edificios, accesibles, bien definidos, muy engalados y decorados.

Porque otra cosa no, pero los escenarios y los paisajes son radiantes.

La espectacularidad de la capital gala es impresionante. Cada dibujo, la recreación de la ciudad en los albores de 1789, el amplio conjunto de matices, los pernos de la iluminación y multitud de detalles es lo mejor de todo. Sin duda. Eso sí, la reproducción de los personajes quedan lejos de lo esperado, y más teniendo en cuenta el nivel cosechado por otros juegos. Detalles como el cabello, escasamente definido, da pie a malos pensamientos.

Pero la emoción persiste, sin duda. A pesar de que Ubisoft ha conservado la misma fórmula (exitosa) de toda la saga, en donde el sistema parkour es el corazón del juego, las misiones se multiplican en esta ocasión. En conjunto, la jugabilidad sigue siendo la misma de siempre. Es decir, se repite el mismo esquema de las misiones. Para bien o para mal. Pero esta decisión puede hacer que algunos pierdan el encanto.

Pocos cambios, por tanto, son los que se recogen en esta nueva entrega, solo disponible para la nueva generación de consolas. En verdad se ha mantenido la esencia y supone una vuelta a sus orígenes. Aunque las batallas navales y cabalgar eran situaciones divertidas, en esta ocasión se han olvidado de esto y han ido a lo concreto. Mejor, en verdad.

El catálogo de retos secundarios es muy amplio, un aspecto que favorece para pasar horas y horas. Además existe un sistema de habilidades por el cual podemos desbloquear nuevas acciones y diferentes retos, junto con las opciones personalizables del personaje que manejamos: Arno Dorian. Claro, que al principio sufriremos muchas muertes de un solo estacazo hasta que mejoremos nuestra salud.

En comparación con otras entregas, el sistema de combate peca de ser demasiado lento quizás, desesperante en alguna ocasión. De apariencia tosca y cadenciosa. Una de las diferencias en esta ocasión es el nuevo modo sigilo. Se han introducido modificaciones por las cuales en caso de que a una determinada misión se le exija momentos para pasar desapercibido habrá que hacerlo. Si no, el juego te obligará a repetirlo. Una y otra y otra vez. Las que hagan falta hasta conseguirlo. Era uno de los aspectos que se echaba en falta y que acaba por ser adictivo, ya que en otros títulos de la saga el sigilo era solo opcional. Ahora han dado en el clavo.

Las mecánicas, fáciles de aprender para la destreza de cualquier jugador, han introducido algunos ligeros cambios, como una mejor forma de descenso, sobrepasar obstáculos de una manera más rápida. El veradero objetivo es su mayor sentido de la libertad. Aquí lo importante es la diversión. Y en eso cumple. Pero también la historia, que atrae, pese a unos episodios cargados de intensidad emocional y conflictos amorosos. Hay gran contenido jugable. El catálogo de misiones (principales y secundarias) es muy extenso, que garantizan horas y horas de diversión. Hay que resolver rompecabezas, descubrir las llamadas «Historias de París» que superan la tradicional recogida de coleccionables, robar y asesinar a determinadas personalidades influyentes.

Es el más grande y densamente poblado de todas las entregas. Las calles están repletas de muchedumbre y con momentos de gran trasiego y acumulación de viandantes (se producen contados de revueltas y manifestaciones en contra del orden establecido). En conjunto el juego supone una recreación muy fiel de aquella época histórica. Sin embargo, en muchas ocasiones da la sensación de que se ha desaprovechado la posibilidad de profundizar aún más en los numerosos personajes que surgieron entonces, de gran carisma y trascendencia, al igual que la interesante de la situación.

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