Atentado Nueva Zelanda

Polémica alrededor de Facebook Live: un tirador de Nueva Zelanda emitió 17 minutos de masacre

Imágenes del asesinato de 49 personas en dos mezquitas se difundieron en un vídeo a través de la plataforma Facebook Live que permite realizar retransmisiones en directo

El presunto atacante antes de iniciar el ataque Vídeo: Al menos 49 muertos en dos tiroteos contra dos mezquitas en Nueva Zelanda

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La tragedia narrada en directo. El terrorismo retransmitido en primera persona como si se tratase de un videojuego bélico. El atentado de Nueva Zelanda en dos mezquitas que ha dejado al menos 49 personas ha vuelto a emsombrecer los servicios digitales de retransmisión vía «streaming». Fueron 17 minutos de angustia real . Uno de los terroristas lo difundió en un vídeo a través de la plataforma Facebook Live, que permiten realizar retransmisiones en directo al alcance de cualquiera.

La secuencia del tiroteo, emitida en directo en Facebook por uno de los autores de la masacre, es, cuanto menos, aterradora. Las imágenes se pudieron ver por cualquier persona que tuviera acceso a la plataforma de Mark Zuckerberg . Brenton Tarrant llegó a retransmitir en directo 17 minutos del atentado a través Facebook Live desde su cuenta personal hasta que fue bloqueada . Un tiempo que demuestra, una vez más, la falta de control de este tipo de servicios.

Las imágenes, además, han circulado por otras redes como Twitter, Instagram, YouTube o Reddit, aunque a medida que lo han ido borrando estos servicios se ha vuelto a subir por otros usuarios.

Hasta la denuncia por parte de diferentes usuarios, que reportaron un problema, no se cerró la emisión. «La policía nos alertó de un vídeo en Facebook poco después de que comenzara la emisión y rápidamente eliminamos tanto el vídeo como sus cuentas integradas. También estamos eliminando cualquier alabanza o apoyo del crimen y el autor tan pronto como seamos conscientes», defiende en un comunicado Mia Garlick , responsable de Facebook en Nueva Zelanda.

No es la primera vez que este tipo de herramientas se han empleado en la difusión de atentados. En 2017, Steve Stephens, de 37 años, aparecía, por sorpresa, en un vídeo colgado en su perfil de Facebook. En una conexión en directo aseguraba que había matado a trece personas. La muerte, contada en tiempo real .

Si bien es cierto que la muerte siempre está presente, las nuevas tecnologías han sufrido en sus carnes cómo servicios en teoría útiles y prácticos como las retransmisiones en directo (Periscope, Twitter, Facebook Live, Twitch…) se han convertido en un arma de doble filo. El «troll», aquellos usuarios que bajo el anonimato han encontrado un paraíso para el insulto, o el criminal de turno sus pretensiones, en realidad, es captar la atención. Mera p ropaganda. Y cuanta más, mejor .

Son casos aislados, es cierto, pero demuestran que las nuevas tecnologías, en muchos casos, se han utilizado para otros fines que no fueron originalmente planificados. Son muchas las cuestiones alrededor de la falta de control sobre este tipo de emisiones. ¿Qué responsabilidades tiene una plataforma «online» ante un crimen de uno de sus usuarios? ¿Hasta qué punto se les puede acusar? ¿Qué pueden hacer? Es más, ¿puede la tecnología anticiparse (y evitar incluso) ante una tragedia? Las políticas de uso registradas en Facebook o Twitter recogen que está literalmente «prohibido hacer apología de la violencia o incitar a ella».

Para evitarlo, una combinación de sistemas informáticos basados en inteligencia artificial y revisores humanos se encarga de velar por el cumplimiento de estas normativas. Pero en la mayoría de los casos es la comunidad la encargada de autorregular (o censurar) estos contenidos gracias al uso de una serie de herramientas a su alcance para denunciar y reportar el contenido inapropiado, tal y como sucedió en otro caso similar cuando dos personas de 14 y 15 años violaron a una menor mientras treinta personas lo presenciaban, impasibles, en directo a través de Facebook Live .

El problema, de nuevo, s e encuentra en los tiempos de reacción . La multinacional americana hace «todo lo posible», como han defendido en declaraciones a este diario en anteriores ocasiones , para frenar este tipo de retransmisiones, pero los usuarios, al final, también tienen responsabilidades a la hora de denunciar los hechos. Las dificultades a la hora de analizar y revisar en tiempo real lo que difunden más de 2.300 millones de personas, las registradas en Facebook, es una de las mayores dificultades de este tipo de plataformas.

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