Entrevista

Alicia Richart, directora general de DigitalES: «España tiene un déficit de profesionales en materia digital»

La patronal tecnológica, que organiza la semana que viene su primer gran evento institucional, insta al Gobierno a equilibrar la balanza fiscal con las empresas del sector frente a los gigantes estadounidenses

Alicia Richart, directora general de DigitalES GUILLERMO NAVARRO

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Hace más de un año se produjo un punto de inflexión. Empresas de telecomunicaciones junto con firmas tecnológicas que abandonaron Ametic se dieron la mano para el nacimiento de DigitalES, asociación española para la digitalización y erigida como la patronal del sector tecnológico. Ahora, celebrará su puesta de largo con un gran evento en el que se abordará la digitalización del modelo económico y social en España. Alicia Richart , directora general, cree necesario una reforma fiscal para no perjudicar a las empresas frente a los gigantes digitales como Google o Facebook.

Los días 10 y 11 de julio se celebrará un gran evento sobre transformación digital en Madrid.

Este es el primer evento asociativo que hacemos por primera vez. Nos creamos hace trece meses. Somos la patronal del sector tecnológico. Empezamos 16 empresas. Somos ahora 41. Empezamos representando 1.5% del PIB y, ahora, 4% del total. Es un encuentro en el que vamos a repasar los principales retos, los desafíos de nuestro sector y de nuestra sociedad y del mundo en el que vivimos. Los temas que vamos a tratar con mayor relevancia cuál es la hoja de ruta de la estrategia digital para España, en donde contaremos con la presencia de la ministra de Industria, la presencia del Secretario de Estado para la Agenda Digital, intervención de la directora general de la Agencia Española de Protección de Datos Mar España. Hablaremos de las tendencias en inversión, el reto del empleo, de la revolución tecnológica, de democracia y digitalización.

¿En qué lugar está España dentro de la economía digital europea?

Hay dos índices. Uno de ellos, el Índice sobre Economía y Sociedad Digital (DESI), sitúa a España en la posición diez, por encima de la media de los países de la Unión Europea. Si miramos otras fuentes como el World Economic Forum, estamos en la posición 35 a nivel mundial. Pero estas estadísticas son más subjetivas. En mi opinión, estamos bien porque estamos por delante de la media, pero no es suficiente. Precisamente, Europa no es el continente que lidera esta revolución tecnológica.

¿Qué sector sobresale sobre todos los demás?

Más que poner un sector de referencia pondría ejemplos de empresas, que creo que es más visual. Por ejemplo, el caso de Inditex. Una empresa que ha pasado de un modelo tradicional a uno disruptivo.

¿Pero cuáles son los puntos flacos?

En el proceso de digitalización, las empresas van más lentas de lo que van los ciudadanos. Es verdad que España es un país digital, en penetración de «smartphones» se encuentra en un nivel elevadísimo, estamos acostumbrados a interactuar con cualquier tipo de servicios en internet. Lo más importante es el aspecto cultural. Es importante que las empresas estén motivadas a digitalizarse. Si el director general de una empresa no cree en los impactos que va a tener la revolución tecnológica esa empresa nunca a va a ser digital. Otro aspecto es la formación de las personas. España tiene un déficit en profesionales formados en materia digital. Y eso es uno de los handicaps que tenemos. Otro de los puntos débiles es la regulación. Estamos en una situación en la que hay una distorsión de la competencia puesto que para los mismos servicios no se tienen las mismas reglas. Queremos promover ese mismo campo de actuación para que ese negocio no se vea favorecido o penalizado por una regulación restrictiva que todavía a unos sí se les regula y a otros no.

¿En qué casos?

En Europa tenemos miles de ejemplos, pero desde llamadas de teléfono que puedes hacer a través de aplicaciones OTT que no tienen la misma regulación que las llamadas telefónicas que haces a través de los servicios tradicionales.

¿Cómo se balancea eso? ¿Favorecer a unos o penalizar a otros?

El objetivo es equilibrar. El objetivo no es castigar a las empresas, sino eliminar esa regulación que penaliza a los tradicionales.

-Según diversos informes, el aumento de los niveles de digitalización puede generar un incremento del PIB per cápita y puede reducir las tasas de desempleo. Sin embargo, todo lo relacionado con la innovación en robótica industrial y avances en inteligencia artificial se mira con recelo por el posible impacto negativo en los trabajadores. ¿Cómo casa todo eso?

La revolución tecnológica genera cambios profundos en la sociedad y la forma de relacionarnos. Esto genera ansiedad, miedos. Keynes, en los años treinta, ya acuñó el término «paro tecnológico». Cada vez que se automatiza todo tipo de proceso que esas tareas más susceptibles de ser repetitivas y de poco valor son las que primero se van a eliminar, pero como ha sucedido a lo largo de la historia. ¿Qué pasará con la revolución tecnológica? Que también vamos a ver ese periodo de transición, pero el 65% de los nuevos empleos están por crear. Tenemos que ser lo suficientemente hábiles para enfocarnos en actividades que sean difícilmente automatizables. Y esas son en las que priman la creatividad, la destreza manual y la relación interpersonal.

Ahí entra la formación…

Una persona que debe elegir una carrera en estos momentos, si sabe que hay un riesgo de pérdida de empleos en tareas más repetitivas, lo lógico es que se centre en actividades en las se promueven esas habilidades que difícilmente pueden ser copiadas por robots.

¿Cómo se hace eso?

Si tuviera un hijo en edades tempranas trataría de inculcarle pasión, amor por las matemáticas, la física o la química, así como pensamiento computacional, que es muy importante para que a la hora de programar se sientan cómodos. Le inculcaría a vivir en época de cambios. Eso va a ser una constante en nuestras vidas. El saber trabajar en entornos cambiantes es muy necesario. También que se estuviera formando constantemente. Lo que es verdad es que la demanda de profesionales en esta materia es muy superior a la oferta. Entonces, hay muchos estudios que han quedado obsoletos o con dificultades para que esas personas encuentren un empleo razonable, pero en cambio las empresas que forman parte de DigitalES estamos evaluando cuál es el impacto de esas vacantes de puestos que no consiguen encontrar. Y esos suelen ser expertos en ciberseguridad, inteligencia artificial, programación… son los principales conocimientos que echan en falta en el mercado.

¿Ese cambio tiene que liderarlo la universidad? ¿Reforzar los estudios de posgrado?

La universidad tiene que hacer el esfuerzo de estar permanentemente actualizada y mirando al mercado sobre los perfiles que faltan. Los estudiantes, por su parte, tiene que hacer el esfuerzo de estar permanentemente reciclandose y estudiando toda la vida. Tiene que ser un esfuerzo compartido. Desde los ciclos de primaria y secundaria hay que promover el pensamiento computacional, que las matemáticas se expliquen de forma clara, porque además de que te estructuran el cerebro te abren un mundo de oportunidades para ser científico de datos. Las matemáticas dan miedo porque no se explican bien. No deberían ser una asignatura ahí aislada, sino que sea algo transversal y aplicado a todas las materias. Si das clases de Historia, Geografía, Literatura, el profesor tiene que ser creativo para saber incorporar elementos o manejar herramientas digitales que están a su disposición, para que el niño vea que la tecnología es un medio para llegar a esos conocimientos.

Como ingeniera industrial de formación, ¿cree que hay o no hay mujeres en sector?

Hay un estudio de la Comisión Europea, Women in Digital, que me quedé impresionada porque yo era la primera que no era consciente de esa falta de mujeres formadas en ingeniería. En el sector hay un 33% de mujeres. Y solamente el 13% de las carreras técnicas son ingenieras.

¿Cuáles son los motivos de este escenario?

Principalmente, por temas de estereotipos, de educación, familiar, por no saber transmitir esa pasión por las carreras técnicas que hace que las niñas no tengan esa tendencia a estudiar estas carreras, lamentablemente.

¿Hay una brecha de género en este sector?

No tengo datos para decir si hay una brecha salarial debido al género. Las empresas de DigitalES son principalmente multinacionales y están muy claras las políticas de recursos humanos, y me costaría creerlo. Si la hubiera lo que haría sería visualizarlo porque ello vendría acompañado de una medida correctiva.

¿Cree que existe precariedad en este sector?

En las empresas de DigitalES no creo que haya precariedad. La asociación engloba a más de 150.000 empleos y la mayoría son estables, por encima de la remuneración media española y en la que te permiten hacer una buena carrera profesional.

¿Cuáles son los retos de la asociación más a corto plazo?

Consolidarse en un interlocutor de referencia en materia de digitalización en España. Ese es el gran reto principal.

¿Qué retos pendientes tiene el nuevo Gobierno?

Todos los gobiernos del mundo tienen que poner el foco en los grandes retos de la digitalización. El debate regulatorio en el sector tecnológico va a estar encima de la mesa durante tiempo. Hay muchos temas que tratar. El primero es la fiscalidad. Es un tema que hay que revisar. Las reglas fiscales internacionales se definieron en un momento en el que internet no existía. Ahora se tienen que adaptar. La privacidad es otro gran tema que estará en el centro del debate regulatorio. Otro de los temas es la competencia y los monopolios. También las «fake news», que tiene mucha incidencia en elecciones. Cómo van a hacer frente los países en su lucha contra el cibercrimen es otro de los temas que debe estar en la agenda. Y otra la desigualdad laboral que genera la transformación digital.

¿Cómo valora la separación de Industria y Agenda Digital?

Que la Agenda Digital dependa del ministerio de Economía es una buena noticia. Uno de los motivos es porque Nadia Calviño viene la Comisión Europea, y en este organismo la digitalización es un tema nuclear. También porque Economía es un ministerio transversal. Creemos que la transformación digital afecta a todos los ministerios. Hoy en día no hay una economía digital y una analógica.

¿Cree que el tratamiento de las administraciones públicas al sector digital es insuficiente?

A mí me gustaría que fuera más.

Ha habido críticas sobre los presupuestos públicos de I+D.

Lo importante es que las ayudas que se den realmente se ejecuten. El problema es que haya más o menos recortes, sino que lleguen a los proyectos que se lo merecen.

¿Cree necesario abordar una reforma fiscal solo para este sector?

Nuestro sector está muy tasado y fuertemente penalizado. Las empresas de DigitalES pagan 8.000 millones de euros en tributación fiscal, que es cifra relevante. Los operadores, en concreto, además se ven impactados por la tasa de radio televisión española, que son unos 300 millones de euros aproximadamente, que no se entiende por qué tiene que ser las telecomunicaciones y no otros sectores. En su momento se legisló así, pero no tiene ningún sentido. ¿Por qué no lo paga la automoción o las eléctricas? Pagan también otro impuesto sobre la tasa de espectro, unos impuestos en materia de antenas móviles.

¿Es necesario implantar una «tasa Google» a las tecnológicas y empresas digitales?

El esfuerzo que se dedica al impacto fiscal es dinero que esas empresas no dedican a la innovación e investigación. Y eso es perder competitividad como país. Cuando se definieron las reglas de fiscalidad internacional no existía internet. Ahora existe una economía digital muy potente. Los beneficios que generan en un país las empresas digitales no tributan por ellos. No es ilegal, es perfectamente legal porque hay lugares como Irlanda o Luxemburgo que permiten que sea posible. Pero hay preocupación porque esto aumenta la presión fiscal. Todo el mundo comprende que no es normal que unas empresas paguen hasta 8.000 millones de euros en impuestos y que otras prácticamente no paguen nada. Es una distorsión claramente de la competencia porque estás favoreciendo a unas en detrimento de otras que también invierten y emplean a muchas personas en nuestro país. Con la posición de Europa estaría de acuerdo, porque entendemos que allá donde se generen los ingresos es donde tiene que haber tributación. No estaríamos de acuerdo con dobles imposiciones.

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