Cristiano: «La experiencia me hace mejor»

Entró el último al moderno vestuario del equipo visitante en el Swedbank Stadion, un coqueto campo para 24.000 espectadores inaugurado en 2009. Cristiano había conseguido el récord de goles de la historia del Real Madrid, 323 (324 según el club) y nada más penetrar a «la caseta» donde estaban sus compañeros se sorprendió. ¿Qué pasaba? Los jugadores le rodearon. Marcelo, el capitán, sonreía.¿Me van a coger y a bañar? ¿Me van a mantear y a dar una paliza de cachetes de broma por el récord? No. Su plusmarca era muy importante. Era una homenaje muy serio, sentido. Todos los futbolistas le encerraron, sin escapatoria posible, y le abrumaron con una larga ovación de aplausos. Después, el jefe de la tropa, Benítez, le entregó una camiseta firmada con dedicatorias de toda la plantilla y de los integrantes del cuerpo técnico.

«Este récord es gracias a vosotros», les contestó el portugués. «Sois grandes. Sin vosotros habría sido imposible».

Ronaldo disfrutó en el húmedo y frío Malmoe uno de los días inolvidables de su carrera. El récord de los 113 años de historia de la entidad lo ha festejado en el año más extraño de su vida. Un año duro, áspero, desagradable, insensible, violento para el Balón de Oro. El delantero recogió ese galardón por tercera vez el 12 de enero de 2015 y su propia celebración, aquel grito extenso de «¡síííííííí!», fue objeto de mofa por todos los que no le quieren.

Con independencia de la obtención del mejor premio individual del fútbol mundial, el jugador y el Real Madrid vivían en esos momentos una fase de rendimiento bajo, tras haber alcanzado en diciembre el récord de veintidós victorias consecutivas. Lesionados James y Modric, el conjunto blanco perdió por 2-1 en Mestalla, en Liga, y cayó eliminado de la Copa por el Atlético. «Soy humano y no siempre puedes estar al máximo, ahora mismo no estoy al cien por cien», comentó el mejor futbolista del planeta durante aquellos días de enero.

Un mes después, el 7 de febrero, sin Ramos y sin Pepe en la defensa, el cuadro de Ancelotti tocó fondo. Fue goleado, 4-0, en el derbi liguero del Calderón. Y la fiesta de cumpleaños de la estrella, organizada unas horas después de la derrota, suscitó un enfado de la afición que marcó la temporada. Las fotos del festejo de los 30 años del portugués, publicadas por el DJ Kevin Roldán, que aprovechó la cita para hacerse mundialmente famoso, incendiaron las redes sociales y al madridismo.

El ambiente que rodeaba al Real Madrid se enrareció. El público del Bernabéu ya aguantaba poco. A los silbidos a Casillas se sumaban los pitos al equipo en cuanto no jugaba bien. Un enojo que llegó a su apogeo el 10 de marzo, cuando el campeón de Europa vigente se salvó de la eliminación de la Champions gracias a dos goles de Cristiano en casa. El luso acertó en los momentos clave para dejar la derrota en un 3-4 de infarto. El 0-2 cosechado en Alemania, con otro tanto suyo, fue decisivo para la clasificación. Por ello, no entendió que le silbaran frente al Schalke. Sus gestos en el césped, brazos en jarra, mirando al cielo, evidenciaban su enfado. En el club le explicaron que no eran protestas contra él. Eran la expresión del enojo de los seguidores con el equipo en general.

Decidió dedicarse a conseguir goles y olvidarse de todo. A sus 30 años, en su año más complicado, Ronaldo alcanzó su marca personal de goles en una temporada: 61 en total y 48 en Liga, que le dieron también la Bota de Oro, la cuarta de su carrera. En Cornellá, el 17 de mayo, anotó un triplete, el mismo día que el Barcelona se adjudicaba la Liga en el Calderón. Los azulgrana obtuvieron después la Champions. Y Piqué atacó al madridismo, en los festejos azulgranas, con el incendio del 4-0: «Todo comenzó con Kevin Roldán». Cristiano realizó su mejor campaña personal, con la obtención del Balón y la Bota de Oro, sin trofeos para el club.

Empezó esta nueva temporada con el reto de superarse a sí mismo. Marcó cinco tantos al Español, el 12 de septiembre. Anotó tres ante el Shakhtar en Champions. Y el miércoles firmó dos en Malmoe que le convirtieron en el goleador de la historia del Real Madrid. Y en el artillero de la historia de la Copa de Europa, con 82, el otro objetivo que le obsesiona.

Con el paso de los años no ha dejado de progresar en su rendimiento. No ha visto el ocaso. «Ahora añado la madurez a mi juego, la experiencia me hace mejor», manifiesta Cristiano a sus allegados.