El baile de las lesiones

Comenzar la temporada con cinco (de once) titulares en la enfermería tiene su desgracia. Cada uno por fas o por nefas. Benítez aún no tenía hecho el equipo y le estalla el aluvión: Danilo (titular, valga la inocente broma, por «imperativo legal»), James, Bale (parece que llega al derbi del 4 de octubre), Ramos y Varane (es posible que pueda jugar esta tarde).

El baile nefasto de las lesiones poco tiene que ver con el de rotar y rotar. Aquí en el Madrid, no ya en el club, sino en los moscones que vuelan alrededor se han hecho célebres diversos y pintorescos lugares comunes tan vacíos como insistentes: la Santa Cantera y la incuestionable titularidad de Isco o el gran futuro de Jesé, son algunas de las recurrencias, no precisamente originales, ni siquiera relevantes.

Lo mejor que uno puede hacer al pensar en el Madrid es obviar lo obvio. Ante la ausencia de Bale (cuatro lesiones en el gemelo de la pierna izquierda en dos años), Benítez ya avisó el martes en la Champions: Kovacic. Traducido: más vale prevenir que currar. Que currar la delantera, claro. Kovacic nunca podrá ocupar la posición, el ímpetu vertical, el pase (lo llaman asistencia) y el remate del galés, la quimera Jesé (abandonada toda esperanza respecto a Morata, que tampoco es Van Nistelrroy) es lo que queda, o Cherysev.

Entre amigos y con todos los respetos políticamente correctos: poca cosa para el Madrid. Porque con estos partidos, Sporting, Betis, Español, Shakthar, hoy Granada, pareciera esos extraordinarios personajes de la gran novela de Dino Buzatti, El desierto de los tártaros, a la espera de lo que tiene que llegar, y es ahí en donde, como en un aleph, tan borgiano como futbolístico, les queremos ver: al baile de las lesiones, a la plantilla, a la Santa Cantera, al divino salvador, Isco, y a la magia, oficio, esfuerzo, prudencia, sabiduría o lo que se quiera de Benítez; es en esos partidos, como los tártaros de la novela, por venir, donde cada una dará la talla: Atleti (de Madrid, sin hache), Barça, PSG. Mientras que aprovechen la espera, tome buena nota el entrenador y, por favor, que alguien cierre el salón del baile de las lesiones.