El morbo del adiós de Carlo Ancelotti y de la incógnita del futuro de Casillas comenzó cuarenta minutos antes del partido frente al Getafe. Íker saltó a calentar junto a Vecchi, Keylor y Pascheco. Y varios miles de espectadores silbaron al capitán. No le perdonan ni aunque pudiera ser su último encuentro con el club después de dieciséis años en el primer plantel.
La reacción de otro sector de la afición fue aplaudir al portero, en respuesta. Pero lo malo eran esos pitos previos, que dicen mucho. No le pasan ni una al guardameta.
En la salida del equipo para disputar el encuentro, hubo un buen recibimiento general. La fiesta de la Novena ganada por el equipo de baloncesto encendió las gradas. Casillas perseguía un récord. Si vencía, era el jugador con más victorias de la historia de la Liga, superando a Zubizarreta. Le gustaría muchísimo más ser querido por todos.
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