Aguas Santas Ocaña vive en Argentina pero viaja todos los años a Sevilla
Aguas Santas Ocaña vive en Argentina pero viaja todos los años a Sevilla - EFE
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La «Evita» de Brenes: «En Honduras conocí lo que es sufrir en letras mayúsculas»

La fundación de Aguas Santas Ocaña, candidata al Premio Príncipe de Asturias a la Concordia, ha sacado de la calle a miles de niños en Iberoamérica

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En la Argentina del general Juan Domingo Perón, el papel de la primera dama María Eva Duarte (conocida popularmente como «Evita») y su fundación fueron determinantes para combatir la pobreza y tratar de sacar de la calle a miles de personas. Salvando las distancias, en Honduras la ex primera dama Aguas Santas Ocaña y funcionaria de carrera de la acción exterior del Gobierno español, es reconocida por su determinación para librar de la calle a miles de niños.

Nacida en 1963 en Brenes, se considera devota de la patrona de Villaverde del Río, a la que debe su nombre por la devoción que profesaba su abuela. «Mi abuela me llevaba siempre al santuario del convento junto a nuestra Virgen, y conservo una imagen de ella, regalo del Ayuntamiento de Villaverde del Río en una ocasión que visité el pueblo junto a mi exmarido, siendo presidente de Honduras, y mis dos hijos pequeños», cuenta a ABC Provincia.

A los ocho años dejó su pueblo, donde sus padres regentaban un pequeño negocio, pero los lazos con Andalucía son estrechos y parte central de la obra social que lidera. «Viajo todos los años y muchas veces incluso más, llevo a mis hijos y visito a algunos niños hondureños que allí viven en acogida, que fueron asistidos por uno de los programas de mi fundación», esboza esta andaluza universal, que tras estudiar Ciencias Económicas y Empresariales en Madrid, accedió al cuerpo de auditores de la administración y ha desarrollado su labor en la acción exterior del Gobierno de España en países como Nicaragua, Filipinas, México, Argentina y Honduras. «Mantengo infinitos lazos con Brenes y Sevilla, donde tengo familia y amigos, y la sede de mi fundación con dos pilares humanos trabajando allí como Nazaria Moreno y Aurora Atoche, que tras visitar Honduras se implicaron en la tarea titánica de cambiar la vida de muchos niños y jóvenes», reconoce.

La vida de Aguas Santas Ocaña cambió al contraer matrimonio con el presidente de Honduras, Ricardo Maduro. Con la proyección mediática de primera dama se propuso «hacer algo a lo grande» para cambiar la vida de los niños de la calle, realidades que, asegura, le dañaban el alma. «En Honduras conocí en profundidad lo que es sufrir, en letras mayúsculas», rememora emocionada, «y que este sufrimiento afectara a bebés, enfermos y abandonados, niños violados desangrándose, otros desnutridos con una parasitosis tan severa que los gusanos les salían por la nariz, me hizo llegar a la conclusión de que yo no tenía el menor derecho a quejarme por tonterías», detalla.

Respaldo de la Diputación

Los proyectos de la fundación Al – Andalus para la Infancia son su mejor carta de presentación. Abrazan y cambian la vida a centenares de familias de un lado y de otro del Atlántico. Con el respaldo de administraciones internacionales, de la Diputación de Sevilla y la Junta de Andalucía, las acciones abarcan a países como Honduras, Nicaragua o México, centradas en la adopción de menores, la gestión de becas formativas, la construcción de viviendas o el surtido de medicación y la ayuda para terapias para personas con discapacidad o con enfermedades, así como en la construcción de invernaderos e instalaciones que generen empleo en las comunidades donde intervienen, buscando la autosuficiencia.

La activista Carla Anabell Calderón-Hedman elevó su candidatura al premio Princesa de Asturias de la Concordia. Lejos de los honores, esta brenera, que tiene a tres hijos en adopción, avanza hoy desde Argentina en su proyecto vital frente a disparates que, asegura, siguen dándose en el mundo, como el tráfico de órganos de menores.

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