Armada

El Rey Felipe VI visita la Escuela de Suboficiales de la Armada en San Fernando

El monarca ha acudido a la provincia con la intención de conocer las instalaciones isleñas

Álvaro Mogollo

Álvaro Mogollo

San Fernando

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El Rey Felipe VI ha acudido hoy a la Escuela de Suboficiales de la Armada (ESUBO), en la población militar de San Carlos, para visitar las instalaciones en las que los alumnos reciben la formación inicial antes de su especialización.

Tal y como han especificado desde la Casa Real, ha sido una visita de trabajo, nacida de la voluntad del monarca de conocer con mayor detalle las dependencias, una referencia a nivel nacional que sirve como lugar de preparación de la Marina.

Era fácil percibir en el ambiente que no era un día normal, tanto por las medidas de seguridad como por el despliegue de medios. La venida de la máxima figura castrense del país siempre genera expectación y eso se notaba entre los propios militares.

A la llegada de Felipe de Borbón a lo que anteriormente era la Escuela Naval Militar, ahora en la localidad gallega de Marín, las formaciones le han rendido honores y el Rey, luciendo el uniforme de Almirante General del Ejército de la Armada, ha pasado revista antes de que tuviera lugar un desfile en el patio de armas.

Tras una foto de familia con los altos cargos militares presentes, Su Majestad ha mantenido con estos una reunión en la Biblioteca del Edificio San Carlos. En el salón de entrada ha mostrado interés por conocer la fisionomía de la longeva dotación, construida entre 1775 y 1789 durante el reinado de Carlos III, mirando con detalle una maqueta y preguntando en varias ocasiones.

A ello le ha seguido una exhibición en la sala de prácticas de primeros auxilios, donde los estudiantes son instruidos para que lleven a cabo labores de reanimación y soporte vital básico. Allí se ha realizado una simulación en la que asistían a adultos y bebés en situación de riesgo.

Con una sonrisa en la cara, el Rey ha ido saludando uno por uno a los jóvenes en fase de formación en cada instancia en la que coincidía con alguno de ellos, visiblemente nerviosos en determinados casos, a juzgar por los distendidos suspiros posteriores.

Ha conocido igualmente el lugar en el que los militares hacen vida, recorriendo tanto el comedor como las habitaciones, situados al otro extremo de un patio muy concurrido y en el que el frío ha sido notable durante toda la mañana.

En la ESUBO se provee formación militar general en la actualidad a 293 alumnos en el Curso de Acceso a las Escalas de Suboficiales de los Cuerpos General, Infantería de Marina y de Músicas Militares. Durante todo el pasado curso académico, se instruyó a 1.052 personas.

En las escalinatas del Panteón de los Marinos Ilustres han posado todos los alumnos junto al Rey en una foto que queda para el recuerdo de los jóvenes. La estancia del Rey en San Fernando, de unas tres horas, ha tocado a su fin con una copa de vino.

Visita al Panteón de Marinos Ilustres

El Panteón de Marinos Ilustres es una de las construcciones más impresionantes de San Fernando y en ella descansan los restos de figuras muy destacadas de la Marina española, por lo que era lugar de obligada parada. Durante más de una hora, Felipe VI ha ido por los distintos recovecos de un edificio de culto en compañía del historiador gaditano Sergio Torrecilla, guía que ha ido enseñando y explicando cada detalle y respondiendo las preguntas que el monarca, con visible interés, le iba formulando.

Torrecilla, también conocido por su vis actoral y su participación en el Carnaval de Cádiz, ha definido el Panteón como «el gran elemento diferenciador de la Escuela de Suboficiales, porque no existe otro de sus características en todo el mundo», residiendo en él no solo la historia de la Marina, sino de España.

Entre algunas de las curiosidades, ha explicado que la cantera de la que provenían las piedras en su construcción es la misma que abasteció a la Catedral de Sevilla o que la puerta principal corrió a cargo del gaditano Rafael Rodríguez, que talló en 1866 una imagen de la Hermandad del Descendimiento de Cádiz que regalaron a Isabel II.

El Panteón iba a ser en principio una iglesia parroquial del poblado de San Carlos, que empezó a construirse en 1786 y no se terminó hasta que fue cubierto en 1956. Sin embargo, al establecerse allí el Colegio Naval Militar, se entendió que la presencia de restos de destacadas personalidades podía servir de referencia espiritual y pedagógica para los noveles.

En su interior hay obras de importantes arquitectos, como Antonio Ruiz de Salces, que proyectó la Biblioteca Nacional en Madrid y que levantó en este bello edificio el mausoleo del Marqués de Nervión, que da nombre al famoso barrio de Sevilla.

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