Las manos responsables de la vuelta de Jesús Nazareno a La Isla

Pepe Ortega

San Fernando

07/01/2024
Actualizado a las 09:03h.

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«Era necesaria una intervención, la imagen peligraba por la falta de estabilidad». El Jesús de Nazareno ha vuelto a la Iglesia Mayor de San Fernando tras casi 9 meses. 297 días que han sido eternos para muchos fieles. Durante todo este tiempo estuvo inmerso en un proceso necesario de restauración a manos de Pedro Manzano, reputado especialista del sector.

Pedro Manzano es natural de la Isla, aunque con 18 años aterrizó en la capital andaluza. «He intervenido otras imágenes de La Isla, pero para mí esta ha sido un motivo de satisfacción enorme por la significación y trascendencia que tiene el Nazareno». La talla del Regidor Perpetuo necesitaba desde hace varios años una intervención importante. La última se produjo en la década de los ochenta a manos del restaurador Álvarez Duarte.

Sin ir más lejos, en la última Semana Santa se tuvo que colocar otro anclaje para mantenerlo estable. El cuerpo no tenía un deterioro llamativo, pero contaba con algunas fisuras y suciedad, sobre todo, en las manos, fruto del paso del tiempo, del uso de la imagen y del desgaste propio de la madera a los cambios de temperatura.

Además, un desafortunado incidente hizo que se resintiese del ensamble de la unión de la pierna derecha con la peana. Álvarez Duarte tuvo que subsanarlo, pero la imagen continuaba con problemas y se tuvo que colocar un punto de apoyo para poder mantenerse en pie durante todo este tiempo. Todo ello, provocó la evidente preocupación de las Juntas de Gobierno que han pasado por el poder.

Tenía trabajo por delante Pedro Manzano. La intervención, subvencionada por la Junta de Andalucía por un total de 19.360 euros tras aprobarla la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico, tenía previsto cumplirse en un plazo de seis meses. El retraso del laboratorio con la entrega de los análisis y un accidente que sufrió el restaurador demoraron la restitución casi tres meses más.

Lo primero fue volver a consolidar la imagen. «Pude quitar el punto de apoyo al desmontar la peana, renovar la unión de los tacos de madera que se sitúan en las plantas de los pies y ampliar así la superficie de contacto». En cuanto a la limpieza de la policromía, se tomaron muestras y se mandaron a analizar para determinar el nivel adecuado de la recuperación de la capa de color.

 La limpieza permitió recobrar la viveza perdida por la suciedad o por los productos que se le han aplicado en intervenciones anteriores. «Al retirar las capas de suciedad se ha recuperado una encarnadura al uso del siglo XVIII. Yo creo que muy bonita», afirma Pedro Manzano. Todo el proceso ha permitido la aparición de una serie de tonalidades que estaban envueltas en esa suciedad. «Ahora se pueden observar esos matices verdosos y azulados propios del momento de la pasión que refleja la imagen».

También, se le han colocado brazos nuevos, un corpiño de tela para proteger el abdomen y el pecho y, para evitar que la corona contacte con la policromía del rostro, se le ha instalado una pletina a modo de diadema.

«El acto de presentación del 2 de enero en la Iglesia Mayor fue muy emotivo». La enorme devoción que despierta el Jesús Nazareno en La Isla se sintió desde que se abrieron las puertas del Templo. Dentro, esperaba el Nazareno tapado con una tela morada, tal y como lucía antes de mudarse por un tiempo a la capital hispalense. «Cuando levantaron el velo, la gente aplaudió emocionada», recuerda Pedro Manzano, que estaba allí presente. La emoción se apoderó de la Iglesia Mayor. «Mucha gente se acercó a felicitarme y a agradecérmelo». Un proceso largo y minucioso a manos de un isleño para devolver al Regidor Perpetuo de vuelta a San Fernando.

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